29 de enero de 2009
Alí Bey, el espía catalán
Alí Bey
En 1801, el catalán Domingo Badía propuso a Manuel de Godoy, primer ministro de Carlos IV, adentrarse en tierras del islam e incluso en La Meca. Era una temeridad ya que ningún europeo lo había conseguido, pero Godoy vislumbró la posibilidad de alcanzar acuerdos comerciales y, por qué no, expandirse económicamente por el norte de África y Oriente Próximo. Así, el proyecto del aventurero se convirtió en una misión de espionaje.
Badía se tomó muy en serio su nueva función. Se circuncidó y adoptó la identidad falsa de Alí Bey, príncipe abasí e hijo de Otman Bey, pariente lejano de Mahoma.
Tras conspirar con más pena que gloria en Marruecos, de donde fue expulsado, y recalar infructuosamente en Libia, Chipre y Egipto, en diciembre de 1806 decidió completar su odisea en La Meca, ciudad prohibida a los infieles, y por ello desconocida para occidente.
Algunos autores argumentan que Alí Bey fue el primer europeo que logró colarse en La Meca. En todo caso, Alí Bey realizó las mejores descripciones de una ciudad legendaria. Dibujó mezquitas y edificios y explicó ritos y costumbres, un trabajo antropológico que inspiró a los aventureros que le sucedieron.
El señor de los cátaros (Hanny Alders)
En 1209, el Papa convoca a los creyentes a emprender una cruzada contra los cátaros en el sur de Francia. Entre quienes parten a la guerra hay cuatro miembros de la familia Poissy: tres hermanos y su primo.
Meses más tarde, dos de ellos desaparecen, aparentemente caídos en combate durante el asedio de Alaric. Pero Amaury, el benjamín, no ha muerto. Nadie sabe que ha ido a parar a una comunidad herética donde conoce a Colomba, una joven cátara que le descubrirá los secretos de su fe. Ambos vivirán un apasionado romance, a pesar de que él desconfía de los misteriosos secretos de ella. Mas el avance de los cruzados perturbará su incipiente amor y les obligará a emprender la huida.
Este relato, situado en medio de las barbaries de una larga y cruenta guerra, narra la tragedia de dos personas marcadas por un destino de secretos enigmáticos, deseos ardientes y aventuras heroicas.
Cambio ducado por reino
Luisa de Guzmán
En 1633 Luisa de Guzmán, hija de los duques españoles de Medina Sidonia, se casó con el duque portugués Juan de Braganza.
Obedecía así a la trama urdida por el conde duque de Olivares, primer ministro de Felipe IV, para evitar que De Braganza se levantara contra España.
Sin embargo, a Olivares le salió mal la jugada. La ambiciosa Luisa instó a su marido a rebelarse contra el dominio español con el propósito de convertirse en reina, lo que finalmente consiguió en 1642.
Cuando le advirtieron de los peligros de hacer frente a España, dijo: "Mejor ser reina por un día que duquesa toda la vida".
Destruir Moscú ante el avance nazi
En otoño de 1941 los alemanes se encontraban a 30 km de Moscú y a Stalin le advirtieron sus generales de que la suerte estaba echada.
Stalin formó una brigada especial con la misión de volar la ciudad si los nazis la ocupaban.
La brigada colocó explosivos en 1.200 edificios clave, en las tuberías del agua, en la red telefónica y en las centrales eléctricas. Además, armó a bailarines y acróbatas para que mataran a los generales alemanes si tras la ocupación organizaban conciertos u otros actos.
También debían saltar por los aires las casas de todos los dirigentes soviéticos excepto la del propio Stalin, que se negó a llenarla de explosivos por miedo a que algún traidor aprovechara la ocasión para asesinarle.
Si caía Moscú, Stalin y sus generales tenían previsto refugiarse en Samara, lugar donde fue trasladado el cuerpo embalsamado de Lenin.
28 de enero de 2009
La era vikinga
Los vikingos son los pueblos escandinavos que se dispersaron a lo largo de un periodo de expansión durante la Edad Media, desde el año 800 hasta el 1100. Dicho periodo se conoce como Era Vikinga.
Si bien los vikingos han sido popularmente asociados a la piratería y saqueos desenfrenados, hoy en día se sabe que cultivaron otras facetas como el arte, la artesanía, la exploración y el comercio.
Se cree que la expansión vikinga pudo ser ocasionada por la escasez de tierras en Escandinavia, la mejora en la producción del hierro y la necesidad de nuevos mercados.
La primera incursión vikinga que se conoce fue el asalto naval llevado a cabo en el 793 por merodeadores noruegos a Lindisfarne, situado en la isla sagrada de Holy Island, frente a la costa noreste de la actual Inglaterra y entonces perteneciente al reino anglosajón de Northumbria. Realizaron incursiones en las costas de Europa, y a finales del siglo X y principios del XI, realizaron expediciones para explorar la costa nororiental de Norteamérica, donde llegaron 500 años antes que Cristóbal Colón; abandonaron los proyectos de conquistar el Nuevo Mundo debido a la hostilidad de la población nativa.
El impacto de los vikingos duró menos de lo que hubiera podido esperarse. Por lo general, poseían una gran capacidad para ser asimilados por las poblaciones locales.
Los vikingos surcaron la mitad del mundo en sus barcos abiertos, pero su dinamismo decayó gradualmente e incluso sus magníficos y veloces barcos fueron reemplazados y sustituidos por otras embarcaciones mayores, más sencillas y mejor adaptadas para el transporte de voluminosas mercancías.
Drakkar vikingo
27 de enero de 2009
Ostracismo, el voto del destierro
El ostracismo era un procedimiento político de la antigua Grecia, que permitía desterrar temporalmente a un ciudadano considerado peligroso para el bienestar público.
Fue promulgado por la Asamblea ateniense a instancias de Clístenes, a finales del siglo VI a.C. La ley establecía la pena de destierro para aquellos políticos que fueran encontrados culpables de acumular un exceso de poder.
La condena se realizaba mediante votación. En ésta se empleaba un curioso tipo de papeleta: un trozo de vasija de barro. Estos trozos reciben en griego el nombre de óstraca (literalmente conchas).
En el Ágora de Atenas debía de haberlas para dar y tomar, pues estaba al lado del barrio de los alfareros, el famoso Cerámico, situado al pie de la Acrópolis. Una vez al año se planteaba en una sesión ordinaria de la Asamblea la cuestión del ostracismo. Los ciudadanos grababan en los óstraca, con cualquier objeto punzante, el nombre del que consideraban merecedor del castigo. Para la condena se necesitaban 6.000 votos, aproximadamente los dos tercios del censo de ciudadanos.
Grandes protagonistas de la historia de Atenas sufrieron esta condena, como Arístides, Temístocles y Cimón.
Ostracas
26 de enero de 2009
Cesarea, un puerto futurista
Cesarea, hoy en Israel, albergó la bahía artificial más grande de la antigüedad. La mandó construir el rey Herodes para contentar tanto a su pueblo como a su protector, Augusto.
Herodes, recordado como el Grande (pese a la matanza de niños no demostrada que le atribuye la Biblia), no reparó en gastos a la hora de edificar Cesárea, en el año 22 a.C.
Con la construcción del puerto más moderno jamás visto, daba al país una nueva apertura al mar que agilizaba el comercio y la prosperidad. A la vez, contentaba a su patrono erigiendo el recinto a la occidental. Llamó al puerto Sebastos y a la urbe Cesarea Marítima. El monarca eligió como emplazamiento un sitio de gran conveniencia política, pero que presentaba varios retos naturales: un litoral poco profundo, fuertes corrientes y no había ríos ni manantiales que proveyeran de agua dulce. Pese a todo, cuando se inauguró 12 años después, poseía la bahía más espaciosa del Mediterráneo oriental después de la de Alejandría.
Contiguo a este magnífico puerto, Herodes mandó levantar una ciudad no menos fastuosa. En un promontorio colocó su palacio, y a su lado un templo dedicado a Augusto. Construyó un teatro y un anfiteatro, y sus calles anchas, termas y mercados aseguraban el confort de sus habitantes. Pronto se multiplicó su población hasta alcanzar los 125.000 habitantes en apenas 4 Km. cuadrados. Pero parte del puerto sucumbió debido a un cataclismo.
Pese a la catástrofe, la ciudad siguió creciendo y el cristianismo la convirtió en uno de sus focos. No obstante, la expansión musulmana frenó el esplendor en el siglo VII; la capital entró en una decadencia que sólo los cruzados lograron detener de forma temporal. Se construyeron más murallas, un castillo y una catedral.
Tras ser conquistada de nuevo por el islam, fue arrasada en el siglo XIII y permaneció en ruinas hasta el XIX, fecha en la que fue repoblada por pescadores bosnios musulmanes.
25 de enero de 2009
La armada ¿invencible?
Armada Invencible, también conocida como La Grande y Felicísima Armada o Armada Española, fue el nombre que dio Felipe II a la gran flota que armó en 1588 para invadir Inglaterra durante la Guerra anglo-española de 1585-1604.
En 1585, la reina británica Isabel I, que había favorecido a los rebeldes de los Países Bajos, firmó con ellos un tratado en el que se comprometía a prestarles ayuda militar a cambio de la presencia de sus tropas en Brill y Flesinga. En ese mismo año Felipe II ordenó la captura de todas las naves inglesas ancladas en puertos españoles. En septiembre, Francis Drake inició una campaña de ataque sistemático a las colonias españolas del área del Caribe, poniendo en entredicho el sistema defensivo español en el Atlántico.
El rey de España recibió la propuesta de Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, de preparar una expedición naval contra Inglaterra, que solventase, a la vez, el problema del control del océano y la revuelta de los Países Bajos. Consultó también a Alejandro Farnesio, que se había mostrado, aunque cauto, de acuerdo con el proyecto.
En la década de 1580 los ingresos de la Corona procedentes de las Indias fueron ingentes; estos recursos, junto con los que provenían de la Iglesia y de la fiscalidad castellana, hicieron posible la construcción de algunas embarcaciones y el avituallamiento de una poderosa flota.
Farnesio había fijado la fecha de la invasión para octubre de 1586, pero entonces, los 130 buques y los cerca de 30.000 hombres que compusieron 'La Invencible' no estaban listos, a pesar de que los astilleros aceleraron su actividad y se hicieron toda clase de esfuerzos, económicos y políticos para activar el aprovisionamiento. La ejecución de María Estuardo, en febrero de 1587, precipitó el plan de invasión.
El 20 de mayo de 1588 la Armada Invencible salió de Lisboa, bordeando con dificultades la costa hasta La Coruña, donde se pertrechó de agua y alimentos. Hasta el 21 de julio no abandonó este puerto, para entrar, una semana después, en el canal de la Mancha.
El primer enfrentamiento serio con los ingleses ocurrió a la altura de Calais. Poco más tarde, frente a Gravelinas, la flota británica dispersó a las naves españolas. Los vientos impulsaron hacia el Norte a los restos de la escuadra, que, ante la imposibilidad de volver al Canal y acudir al encuentro de Farnesio, optó por un largo y duro regreso rodeando las islas Británicas. Nuevas tormentas, a la altura de Irlanda, remataron el desastre. Aún así algo más del 50% de las embarcaciones (67) logró llegar al puerto de Santander.
La derrota de la Invencible se debió a una serie de factores. Indudablemente, Felipe II calculó mal las posibilidades de invasión de Inglaterra y el apoyo de los católicos ingleses; hubo además una falta de coordinación con la infantería flamenca pero, en lo fundamental, se trató de dos conceptos diferentes de guerra naval. España optó por enviar poderosos galeones equipados con artillería pesada de corto alcance, con la intención de dañar la capacidad marinera de los barcos ingleses y abrir la posibilidad de abordaje. Inglaterra apostó por artillería de largo alcance, con lo que sus buques pudieron mantenerse a distancia de los españoles; su mayor movilidad les permitió huir del enfrentamiento.
España no tuvo pérdidas materiales importantes. En pocos años reconstruyó su potencia naval. Las consecuencias políticas y psicológicas fueron más amplias: la Europa protestante consideró, desde entonces, que el poder español había sido doblegado.
Derrota de la Armada Invencible
La ramera errante (Iny Lorentz)
Una mujer deshonrada en busca de su venganza.
En el corazón de la Alemania medieval, una mujer lucha por su propio destino.
Constanza, año 1410. Marie, hija del burgués más rico de toda la ciudad, está en vísperas de casarse, con un prestigioso abogado, hijo de un conde. Aunque el compromiso colma de orgullo al padre de la joven, ansioso por ennoblecerse, a Marie no le acaba de convencer su prometido, al que sólo ha visto dos veces.
Sus recelos se ven trágicamente confirmados la víspera de la boda cuando, tras firmar el contrato nupcial, irrumpe en la casa un desconocido que asegura que Marie se ha acostado con otros hombres a cambio de regalos, como una vil ramera.
A partir de ese momento, la vida de la muchacha dará un inesperado terrible vuelco. Sola, arruinada y con su reputación perdida, no tendrá más opción para sobrevivir que asociarse con una prostituta y echarse a los caminos.
A pesar de la degradación y las humillaciones, en su nueva vida Marie encontrará inesperadamente la ayuda y la fortaleza necesarias para vengarse de quien tanto mal le hizo.
Con esta magnífica novela, su autora, Iny Lorentz, se ha consagrado como una de las escritoras más populares de Alemania.
Los Aztecas
Coatlicue, madre de los
dioses Mexicas
La cultura Azteca, a diferencia de las demás civilizaciones de Mesoamérica, iniciaron algo tarde su ascenso cultural, probablemente hacia el año 1325, cuando se establecieron en el Lago de Texcoco, en el cual iniciaron la construcción de la ciudad de Tenochtitlán, hoy ciudad de México. Los Aztecas (también llamados Mexicas) habían sido una tribu guerrera y nómada de cazadores y recolectores, proveniente de la región semiárida del norte de México. En los siglos siguientes y hasta la llegada de los españoles, dominaron a los pueblos vecinos y construyeron un vasto imperio.
Los Aztecas eran agricultores que distribuyeron la ciudad de Tenochtitlán en 20 clanes o calpullis que agrupaban a las familias en los 4 barrios de la ciudad. Cada capulli era relativamente autónomo de los otros, tenía sus propios símbolos sagrados, fiestas y tierras exclusivas para la producción, con las que cubría los gastos del templo. También tenía tierras para cubrir los gastos del palacio y de los sacerdotes, tierras de los jueces, tierras para los gastos de guerras, y las tierras privadas de los "nobles" y hombres ilustres, arrebatadas a los pueblos conquistados.
Los aztecas tuvieron una marcada estratificación social piramidal. En la cúspide se encontraban los señores "nobles" e ilustres junto con los sacerdotes, seguidos de los guerreros y los mercaderes. En la base de la pirámide social se encontraban los labradores que usufructuaban la tierra en forma comunal, y los esclavos por deuda, como pena impuesta por un delito o por haber sido prisionero de guerra.
Piedra del Sol
Los Mexicas fueron buenos escultores; eran capaces de realizar esculturas de todos los tamaños en las que plasmaban temas religiosos o relativos a la naturaleza; realizaban sus obras con todo detalle.
La religión azteca fue la síntesis de las creencias y tradiciones milenarias de los pueblos mesoamericanos, de una complejidad que implicaba la existencia misma, la creación del universo y la situación del ser humano respecto a lo divino, ligada estrechamente a la agricultura y a la lluvia. Una sólida élite sacerdotal detentaba el poder de comunicación y de equilibrio como forma de sometimiento ideológico con el grueso de la población. Las fiestas religiosas tenían como fin equilibrar la voluntad creadora frente a la destructora o nociva y así garantizar la continuidad de los ciclos. Se realizaban sacrificios de humanos invadidos que eran inmolados con el fin de la renovación de los poderes de los dioses.
La música, el canto y la danza acompañaban a todas las ceremonias, tanto a las de carácter religioso como a las de carácter político o social.
Casa Azteca
24 de enero de 2009
El pan en la antigua Grecia
Los griegos atribuian el origen del pan a los dioses y le otorgaban un carácter sagrado.
Durante muchos años en la antigua Grecia su consumo estuvo limitado a las clases pudientes que ingerían pan fermentado, una golosina que hasta el siglo VI a.C. fue privilegio de los poderosos.
Elaboraban panes blanquísimos partiendo de harinas refinadas; agregaban a la masa especias, frutas, aceite, leche y hierbas y conseguían piezas de formas caprichosas, con cenefas y dibujos en su superficie que demuestran la importancia y el refinamiento que este alimento adquirió entre el pueblo heleno, cultura de la que, asimismo, dejó constancia la literatura de la época.
Autores tan representativos como Platón, Homero y Aristófanes hicieron reiteradas alusiones al pan.
Una de las más bellas leyendas es la que evoca al filósofo Demócrito de Abdera que, agonizante, vence a la muerte durante dos días sólo con aspirar el olor que desprendían unos lienzos utilizados para retirar del horno piezas recién cocidas.
A los griegos debemos también la institución de las panaderías en cuanto establecimientos de venta al público, y de ellos aprendió el pueblo romano la cultura del pan.
Horno griego
La gran plaga que asoló a Europa
Monjes desfigurados por la peste siendo bendecidos
La Peste Negra fue una gran epidemia que asoló a la práctica totalidad del continente europeo entre 1347 y 1351. También llamada Peste Bubónica, por el característico ‘bubón’ que no es otra cosa que la inflamación de los ganglios linfáticos. Esta plaga es propia de roedores y se traspasa de rata a rata a través de las pulgas, y de éstas a los humanos a través de las picaduras.
Se cree que el origen de la epidemia estuvo en la ciudad de Caffa, en Crimea, donde los mongoles que pretendían conquistar la ciudad lanzaron cadáveres infectados por encima de las murallas, contagiando así a sus habitantes. Caffa pertenecía a Génova, y aunque un gran número de barcos lograron escapar, muchos tripulantes estaban infectados y en las bodegas llevaban ratas y pulgas suficientes para propagar la enfermedad. Estos barcos atracan en Mesina, y desde allí la peste se extiende por toda Italia y después por el resto de Europa. Los muertos empiezan a contarse por miles.
Cuando la peste llegaba a una población, la gente empezaba a morir a una velocidad espeluznante; una vez que una persona se infectaba , la muerte llegaba en un plazo de entre 3 y 5 días, por lo que entre las gentes cundía el pánico. Buscaban refugio en las iglesias, en curanderos, en alquimistas y en amuletos, pero nadie sabía de dónde venía la plaga ni cómo acabar con ella. Los monjes de los monasterios morían en masa, por lo que la gente veía que ni los rezos iban a poder salvarles de lo que, estaban convencidos, era el Fin del Mundo.
Al principio la gente cuidaba de los enfermos y enterraba a sus muertos, pero muy pronto el terror es tan grande, que empieza a desaparecer cualquier rasgo de humanidad. Los médicos huían de las ciudades para no tener que entrar en las casas de los enfermos.
El cronista italiano Agnolo di Tura deja este testimonio:
“El padre abandonaba a su hijo, la esposa a su esposo, un hermano al otro; pues esta enfermedad parecía extenderse por el aliento y la vista. Y así morían. Y no podía encontrarse a nadie que enterrase a los muertos por dinero o amistad. Los miembros de una familia llevaban a sus muertos a una zanja como podían, sin sacerdote, sin divinos oficios [...], grandes agujeros se abrían y eran llenados con multitud de muertos. Y morían a cientos de día y de noche… Y en cuanto esos agujeros se llenaban, se abrían otros nuevos [...] Y yo, Agnolo di Tura, llamado el Gordo, enterré a mis cinco hijos con mis propias manos. Y había también otros que estaban tan levemente cubiertos por la tierra que los perros los arrastraban fuera y los devoraban en plena ciudad. Nadie lloraba por ninguna muerte, pues todos esperábamos la muerte. Y tanta gente moría que todos pensábamos que era el fin del mundo. Esta situación continuó [desde Mayo] hasta Septiembre.”
Cuando pasaron los cuatro años que duró la pandemia, la población europea se había reducido a la mitad. En las zonas más afectadas, como Italia, sur de Francia y España, murieron dos tercios de la población.
Había que buscar culpables, así que empezó a circular el rumor de que los judíos envenenaban las fuentes para acabar con los cristianos, por lo que además de los estragos que causó la enfermedad, se llevaron a cabo verdaderas masacres contra la población judía, de la que comunidades enteras fueron quemadas en la hoguera. También los leprosos, los infieles y los que tenían alguna enfermedad en la piel, se llevaron su parte en el reparto de culpas.
Quema de judíos durante la Peste Negra, 1349
Una de las consecuencias de la Peste Negra fue el cambio de actitud de la sociedad hacia los nobles y la Iglesia. Ni unos ni otra habían podido hacer nada para detenerla. La Iglesia perdió parte de su poder, y muchas de sus atribuciones serían transferidas a partir de entoces al poder temporal.
La gran pérdida de población trajo cambios económicos. La repentina escasez de mano de obra barata proporcionó un gran incentivo para la innovación que rompió el estancamiento de la época oscura, y a causa de la despoblación A causa de la despoblación los europeos supervivientes llegaron a ser los mayores consumidores de carne.
Representación de la Muerte Negra en la Biblia de Toggenburg, 1411
23 de enero de 2009
El arte barroco
Diego Velázquez
Se denomina barroco al período que transcurre desde el siglo XVII al XVIII. El barroco alcanzó su madurez en Italia en 1630 y a partir de ese momento se difundió por todas las naciones de Europa.
Rembrandt
El arte barroco jugó un papel importante en los conflictos religiosos de ese período; mientras que los protestantes construian edificios para el culto de una manera sobria y sin decoración, la Iglesia Católica utilizó la grandiosidad y la complejidad barrocas. Se podría decir que el barroco es la expresión estética de la Contrarreforma.
Bernini
En resumen,el barroco se caracteriza por la acumulación de formas y excesos de superposición de elementos ornamentales, cuadros iluminados de forma antinatural y esculturas que buscan efectos ilusionistas.
Y sin embargo se mueve...
Galileo Galilei
Galileo nació en Pisa en 1564, hijo del músico Vincenzo Galilei.
Estudió medicina y matemáticas, materia ésta última en la que fue catedrático. Se casó en 1599 y tuvo tres hijos.
En 1610 desarrolló el telescopio y descubrió montañas en la Luna, lunas en Júpiter y fases en Venus.
Sus descubrimientos astronómicos confirmaban el sistema copernicano, lo que hacía prever problemas con la Iglesia.
En 1632 publicó su obra Diálogo, en la que defiende el sistema heliocéntrico. La obra iba acompañada de vejaciones e insultos hacia sus enemigos.
La inquisición tomó cartas en el asunto, más por desobediencia que por el contenido de su obra. Después de una largo proceso inquisitorial, Galileo abjuró de sus ideas y vivió confinado en una villa en Florencia, hasta su muerte en 1642.
Como curiosidad señalar que Galileo jamás pronunció la famosa frase 'y sin embargo se mueve'. Al parecer la frase la acuñó un cronista en el siglo XVIII.
Galileo ante el Santo Oficio
22 de enero de 2009
Halcón (Gary Jennings)
Éstas son las supuestas "memorias" del godo Thorn, quien narra sus hazañas y aventuras desde su insólita iniciación sexual en dos monasterios hasta un extraordinario viaje por toda Europa en compañía de Wyrd, un centurión romano convertido en cazador y trampero, que le enseña a sobrevivir en los bosques, sin olvidar su amistad con Teodorico, rey de los ostrogodos, a quien sirve como general y diplomático cuando el imperio romano, ya en plena decadencia, conoce un renacer gracias a este monarca.
Todo ello con el telón de fondo de la sorprendente vida secreta de Thorn, que está en el centro de una novela épica cuya grandeza y energía narrativa revelan también una profunda visión de la naturaleza humana.
La civilización maya
La civilización maya se extendió por un área aproximada de 324.000 Km. cuadrados, ocupando la península de Yucatán y las tierras bajas de México y Guatemala. Esta civilización llegó a convertirse en uno de los imperios más poderosos de Mesoamérica, y se desarrolló a lo largo de 3.000 años.
Se divide en tres períodos:
* Preclásico (2000 a.C-250 d.C)
* Clásico (250 d.C-900 d.C)
* Postclásico (900 d.C-1500 d.C)
Los mayas poseían un elaborado sistema de escritura jeroglífica, un gran talento arquitectónico, y fueron unos genios en matemáticas y en la medida del tiempo; uno de los elementos más conocidos de su cultura es el calendario.
Las ciudades mayas se agrupaban en torno a un centro urbano preeminente. El sistema de gobierno era una oligarquía de carácter hereditario y practicaban la endogamia.
Tikal
Chichen Itza
El Escuadrón Leónidas
Existe un pasaje de la II Guerra Mundial bastante desconocido. Se trata del proyecto alemán de aviones suicidas, llamado "Escuadrón Leónidas".
Los pilotos que se incorporaban a este escuadrón, debían hacer el siguiente voto:
"Solicito voluntariamente incorporarme como piloto para el auto-sacrificio, en cualquier avión seleccionado por mis superiores.
Tengo claro que la operación acarreará mi muerte".
A finales de 1943, la guerra se estaba decantando hacia el bando aliado, y los mandos nazis intentaban echar mano de la tecnología con la intención de inclinar la balanza a su favor. Así, crearon las bombas Fieseler 103, más conocidas como V1.
Estas bombas no llevaban piloto pero fallaban mucho en puntería, por lo que surge la idea de usar kamikazes para bombardear los barcos de guerra aliados. La bomba V1 fue modificada añadiéndole una cabina para albergar al piloto; el nuevo aparato fue llamado Fieseler Fi 103 Reichenberg.
En la puesta en marcha del proyecto participó la famosa aviadora alemana Hanna Reitsch.
Muchos mandos del ejército alemán se opusieron a este proyecto. Incluso Hitler no se muestra partidario, ya que considera estas operaciones suicidas contrarias a la moralidad germana, aunque finalmente da su aprobación.
Pero pese a haber dado su consentimiento, el 15 de marzo de 1945 el fürer ordenó desmantelar todo el operativo de este grupo suicida.
21 de enero de 2009
Pecata minuta en el Vaticano
Durante la Edad Media proliferaron ciertos usos y abusos por parte de los Papas, pero suponían poca cosa para la imagen del Santo Padre.
El Papa Benedicto IX, que fue Sumo Pontífice de manera intermitente entre 1032 y 1044, accedió al cargo con sólo 14 años y en su mandato tuvieron más peso las hormonas de la pubertad que los dogmas católicos.
Así, se entregó a todo tipo de placeres carnales con individuos de ambos sexos, celebrando fiestas y orgías en las que premiaba a los más guapos (en ocasiones hasta con títulos eclesiásticos, como ya hiciera cien años antes Juan XII, quien nombraba obispos a jóvenes guapos y musculosos "que se portaban bien" con él).
Tanto se dejó llevar por sus hormonas que en una ocasión renunció al Papado (aunque se aseguró el cobro del diezmo de toda Inglaterra) por irse con uno de sus amantes, pero después éste le convenció para que aspirara a recuperar el cargo, lo que se convirtió en el objetivo del resto de su vida. No obstante, cuando tuvo la oportunidad de volver a ser Papa, decidió rechazarlo y retirarse en un convento, probablemente cansado de sus excesos anteriores.
El impuesto de la orina
El Imperio Romano necesitaba numerosos ingresos para poder hacer frente al caro mantenimiento de sus legiones en todos los confines de sus vastos dominios. Por ello, varios emperadores no dudaron en gravar cualquier aspecto que se les ocurría para que siguieran llegando sestercios a las arcas públicas.
Así, Nerón decretó el "vectigal urinae", el impuesto de la orina, que establecía unas tasas para los artesanos que utilizaban esta excreción humana de sus ciudadanos (que depositaban sus micciones en unas bacinillas que posteriormente vaciaban en una letrinas públicas) para curtir las telas.
Bebe o retírate
En la actualidad un simposio es una reunión seria en la que se discute, se analiza o se imparte una conferencia sobre un determinado tema. En la Grecia clásica también se entendía el simposio como un encuentro en el que departir, pero en un sentido bien distinto.
Los simposios griegos se celebraban en una habitación especial dedicada a ellos (el andrón), en el que se situaban divanes, adornados con mirto y flores, para acomodar a los invitados, sólo hombres, pues las mujeres libres tenían vetada su participación.
Para esta ocasión los ciudadanos se ponían sus mejores galas y se arreglaban con esmero (incluso Sócrates, que se granjeó justificadamente su fama de adán). En estas reuniones los invitados conversaban, reían e intentaban sorprender con su ingenio y elocuencia mientras corrían ríos de vino acompañados de heteras, prostitutas de alto nivel que disfrutaban del derecho a recibir cierta educación, en contraposición con el resto de mujeres.
Los asistentes, tras guardar las apariencias al principio (en el que se mezclaba el vino con agua para salvar las formas) se entregaban por completo a la alegría y la bebida. De hecho el lema de estas reuniones era "bebe o retírate".
Pompeya, día trágico
Las ciudades de Pompeya y Herculano son dos de los mejores testimonios que perduran de la época romana. La violenta erupción del Vesubio que las sepultó en el año 79 d.C. ha permitido que su estado de conservación sea excepcional, por lo que constituyen un vivo ejemplo de cómo vivían los antiguos romanos del siglo I d.C.
En el año 79 los pequeños terremotos que de cuando en cuando sacudían la zona aumentaron considerablemente, tanto en tamaño como en intensidad. Uno de ellos llegó a bloquear el flujo de agua del acueducto que abastecía a Pompeya y las ciudades vecinas, unas 48 horas antes de que se produjese la erupción que se avecinaba. A la una de la tarde del día 24 de agosto se produjo una explosión cien veces más potente que la de la bomba atómica lanzada en 1945 sobre Hiroshima, Japón. La parte más alta del Vesubio voló por los aires, comenzando la emisión de gases, polvo y cenizas a la atmósfera, que configuraron lo que hoy se llamaría una nube piroclástica. Se calcula que la nube alcanzó entonces más de treinta kilómetros de altura.
La mejor crónica de la tragedia procede de los escritos de Plinio el Joven, que fueron relatados al también historiador Tácito en una carta. Plinio describe una enorme columna de humo gris y oscuro, «con la forma de un pino», brotando del Vesubio y perfectamente visible desde donde él se encontraba, en Miseno, a 30 kilómetros de Pompeya.
La mayoría de los habitantes de la región, se encontraban hasta cierto punto tranquilos, ya que ignoraban todo lo relativo a los volcanes. El Vesubio llevaba más de 1.500 años sin entrar en erupción, mucho antes de la propia fundación de Roma y Pompeya, por lo que sus habitantes lo tenían por una simple montaña inofensiva. El desconocimiento se agravaba si se tiene en cuenta que en la época romana ni siquiera se tenía un verdadero conocimiento de lo que era un volcán.
Así pues, no es de extrañar que en un primer momento sólo una parte de los habitantes de la ciudad recogiesen algunas pertenencias y se marchasen presas del nerviosismo o el pánico. Poco después, la ceniza comenzó a acumularse en la atmósfera, formando una nube negra que el viento empujó hacia el sureste. Así, Pompeya quedó oscurecida como si se hiciese de noche en pleno día, mientras que Herculano, situada mucho más cerca del volcán, siguió bañada por el sol. A la ceniza le siguió una lluvia de piedra pómez sobre la ciudad, un fenómeno inaudito para los romanos, que pronto comenzó a acumularse sobre las calles y tejados. Cerca de 20.000 personas vivían en Pompeya en la época en que tuvo lugar la erupción.
Gracias a esta tragedia, las dos ciudades se conservaron en condiciones excepcionales, pues no fueron redescubiertas hasta el siglo XVIII. Desde entonces las excavaciones han sacado a la luz sólo una pequeña parte, en la que encontramos casas prácticamente intactas, pinturas murales, y todo tipo de edificios tanto públicos como privados.
"La Artillera" (Ángeles de Irisarri)
Tras el estallido del 2 de mayo en Madrid contra la invasión francesa, varias ciudades españolas declararon la guerra a Napoleón. Entre ellas estuvo Zaragoza, que sufrió dos asedios por parte de las tropas imperiales, los llamados Sitios de Zaragoza, cuyo bicentenario se cumplió en 2008.
Ángeles de Irisarri recrea en esta novela el día a día de la guerra muros adentro de la ciudad a través de diez mujeres, unas reales, otras imaginarias, que representan a todas las clases sociales y que, al grito de “Vencer o morir”, fueron capaces de tomar las armas y hasta disparar cañones.
Agustina de Aragón, conocida como la Artillera, junto a la condesa de Bureta, Manuela Sancho, Casta Álvarez, María Lostal, María Agustín y la madre Rafols sobrevivieron en una ciudad en la que el cronista Casamayor escribió que los atacantes “más parecían Nerones que franceses”, en la que el último muerto dejaba enseguida de ser último en una sucesión aterradora. Estas mujeres y otras, y otros muchos hombres, sin nada que llevarse a la boca y rodeados de muertos, pues la peste hizo acto de presencia en Zaragoza en lo más crudo del invierno y del combate, quedaron inscritas con letras de oro en la Historia de España por sus heroicos hechos en defensa de la libertad.
20 de enero de 2009
El califato de Córdoba: el esplendor de Al-Andalus
Con un siglo de existencia, el Califato Omeya supuso la etapa más brillante de la historia hispanomusulmana, que rivalizó en poder con los mayores imperios de su tiempo.
De los casi ocho siglos de presencia musulmana en la Península Ibérica, el período del califato de Córdoba (929-1031) fue el más ilustre. Durante esos decenios los soberanos omeyas que residían en Córdoba pretendieron ejercer la suprema dignidad en todo el mundo musulmán, oponiéndose así a la preeminencia de los califas de Bagdad y recuperando el título del que habían sido despojados a mediados del siglo VIII por los abasíes.
Después de trasladarse a Hispania y crear allí un emirato virtualmente independiente, Abderramán III en 929 daba el paso de proclamar su soberanía política y religiosa. Al mismo tiempo, los omeyas pretendían hacer frente a la expansión de los fatimíes en el norte de África, que también reclamaban para sí el título de califa.
Todo ello coincidía con el intento por parte del mismo Abderramán III de reafirmar su control de la Península Ibérica frente a los reinos cristianos del norte, contra los que dirigió diversas expediciones, no siempre exitosas.
Este apogeo político del principado omeya en al-Andalus fue de corta duración: tras el reinado de al-Hakam II y las ofensivas militares de Almanzor contra los territorios cristianos del norte, desde Galicia hasta Cataluña, Córdoba asistió a una rápida descomposición política, en medio de múltiples luchas dinásticas y de clanes que desembocaron en la fragmentación del estado andalusí en los llamados Reinos de Taifas.
Pero a su caída el califato dejaba una herencia imborrable, sobre todo en el ámbito de la cultura. A lo largo del siglo X Córdoba se había convertido en capital cultural mundial, a la que se dirigían en busca de conocimientos tanto musulmanes como cristianos. La literatura y las ciencias tuvieron cultivadores insignes, como el poeta Ibn Abd Rabí, el historiador al-Razi o el matemático al-Mayriti.
Sobre todo, el califato cordobés dejó dos obras cumbres de la arquitectura islámica: la mezquita de Córdoba, que gracias a sus ampliaciones en el siglo X alcanzó celebridad en todo el orbe musulmán; y la ciudad-palacio de Medina Azahara, construida por orden de Abderramán III a unos kilómetros de Córdoba, verdadero prodigio de refinamiento artístico.
19 de enero de 2009
La Dama de Elche, obra maestra del arte íbero
La Dama de Elche ha sido considerada siempre como la obra cumbre del arte ibérico,
aunque se han propuesto de vez en cuando otras hipótesis que no la hacen antigua. Hacia la década de los años 50 apareció un articulo en el diario ABC
que defendía que se trataba de un retrato de la Reina Católica. Pero para muchos historiadores y arqueólogos, la Dama de Elche encaja perfectamente en el arte ibérico de los siglos anteriores al III a.C.; además Elche, la antigua Ilici fue ciudad íbera.
El busto está labrado en piedra caliza. El tamaño del busto es el natural, pues mide 56 cm de altura. El busto ha llegado en buen estado de conservación, salvo ligeros desperfectos. Los labios son finos y cerrados. La nariz es larga y delgada. En las mejillas se destacan los pómulos, dando al rostro cierta languidez. Una toca cubre la cabeza. Ésta, por la parte posterior, termina en una especie de tiara puntiaguda echada hacia atrás.
A ambos lados del rostro descuellan dos grandes ruedas, que serían estuches de oro y plata que servían para encerrar el cabello.
Se cree que el busto puede ser la representación de alguna diosa.
¿Iban los egipcios al teatro?
Aunque está muy extendida la idea de que las primeras representaciones teatrales las hicieron los griegos, hay que tener en cuenta que desde el principio de su historia el hombre egipcio había generado mitos sobre sus dioses, que debían ser representados para su perpetuación, con lo que surgió cierta forma de drama.
De hecho, se sabe que las representaciones más antiguas se dedicaban al dios solar Ra (2.500 a.C). Pero el origen más reconocible del teatro egipcio está en la representación anual de la leyenda de Osiris, que se celebraba en varias ciudades.
En todos los festivales de Osiris se repetía el mismo esquema de representación, y la decoración, la coreografía y el canto ocupaban un lugar importante en las representaciones públicas del mito.
Los trajes, el decorado y los accesorios eran preparados con minucioso cuidado por artesanos, que recibían instrucciones del propio faraón.
Las representaciones teatrales del Antiguo Egipto estaban fuertemente ligadas a la religión, se supone que para avivar el interés de la población por los dioses.
18 de enero de 2009
Un ejército bajo tierra
El Ejército de Terracota (Bingma Yong) se halla a 28 Km al este de Xian. Se halló en 1974 cerca de la tumba de Qin Shi Huan, El primer Emperador de China.
Este ejército está compuesto por 8.000 estatuas en formación de combate. En un principio estaban armadas con arcos, espadas, lanzas y ballestas de madera, de las que nos han llegado los restos de 10.000 de estos objetos. En su construcción trabajaron 700.000 hombres a lo largo de 36 años.
¿Quién fue Qin Shi Huan?
Sólo tenía 13 años cuando ascendió al trono de la dinastía Qin en el año 256 a.C. y logró en 25 años subyugar a todos los estados rebeldes del este, convirtiéndose en el primer Emperador de China: "Como un gusano de seda devora una hoja de morera, así fue como Qin fue anexionando los reinos de su imperio" según el historiador del siglo 1 a.C. Sima Qian. Durante sus 11 años como monarca absoluto del mundo chino, Qin Shi Huang se propuso transformar su país de manera que su legado pudiese perdurar en manos de sus descendientes "1.000 años" más.
Estandarizó pesos y medidas (incluso la anchura de las ruedas de carro) introdujo un alfabeto único, decretó la destrucción de todos los libros y mandó construir la Gran Muralla.
En el Imperio de Qin Shi Huang, el peor delito era la ocultación de un libro, sancionado con el envío del infractor a trabajar en la construcción de la Gran Muralla. Centenares de letrados murieron y sus familias sufrieron múltiples humillaciones por la posesión de un sólo escrito. Esta medida acabó con cientos de escritos recogidos en distintos soportes, incluyendo huesos, conchas de tortuga y tablillas de madera.
Nunca se dejaba ver y era bastante difícil saber en cuál de sus 260 palacios se encontraba en un determinado momento. En realidad, lo que quería era poner las cosas difíciles a sus enemigos que una y otra vez trataban de asesinarle. Viajaba mucho, ya que su única obsesión era encontrar el elixir de la inmortalidad.
Qin Shi Huang murió en un viaje a la costa este mientras buscaba el elixir de la vida eterna en la legendaria isla de los Inmortales.
A su muerte, el imperio pronto se desintegró a causa de la guerra civil y a los pocos años de su muerte la capital fué destruida y su palacio y su tumba saqueados.
Religión en Roma antes del Imperio
Los latinos se sentían rodeados por las fuerzas de la Naturaleza, diferentes de las humanas y superiores a ellas, que podían aplastarles o darles ayuda y prosperidad: el Sol, las fuentes, la tierra, ciertos animales, los árboles centenarios y aun las cosas inertes. De noche las piedras y numerosos árboles y animales fueron mirados como sagrados: así el roble estaba consagrado a Júpiter, y el lobo pertenecía a Marte.
El romano era de una simplicidad robusta y práctica, desprovisto de imaginación. Así, ni inventó mitologías, ni imaginó a sus dioses bajo una forma humana, y mucho menos se cuidó de escribir leyendas. Tampoco esculpió imágenes de sus divinidades. Vesta no tuvo jamás estatuas, pues sólo estaba representada por el fuego sagrado que no debía extinguirse nunca.
En aquellos tiempos no aparece ninguna especulación profunda sobre la naturaleza de Dios y sobre el origen y destino del universo y del alma. El romano se preocupaba, no de reflexionar acerca del mundo, sino de servirse de él. La generación, la concepción, el nacimiento, la infancia poseían su cortejo de divinidades, teniendo cada una su función especial, cumplida la cual nadie pensaba ya en invocarlas; Cunina velaba sobre el infante en la cuna; Stanana le enseñaba a tenerse en pie; Levana le levantaba cuando caía; Ossipaga fortalecía sus huesos, etcétera. Con frecuencia, esos poderes se hallaban clasificados por grupos bajo un nombre colectivo. Así, las Comenas eran las diosas de las fuentes y no tenían individualidad más consistente que la de nuestras hadas.
La Restauración y la Santa Alianza
La derrota de Napoleón fue entendida por los mandatarios europeos como la derrota de la Revolución Francesa. Manteniendo este postulado como base, se pretendió que la derrota de Napoleón no tuviera como consecuencia la mera repartición del mapa europeo, sino la recomposición del Antiguo Régimen y la eliminación de los principios ideológicos ilustrados que, a juicio de los vencedores, habían producido el fenómeno revolucionario. De ahí que la palabra en boga sea "Restauración", reposición del antiguo estado de cosas.
La filosofía política de la Restauración tiene en Novalis, De Maistre y Burke sus más claros representantes. Todo aquello que combatieron los ilustrados del siglo XVIII vuelve a ser la ideología oficial: Se opone a la noción ilustrada de progreso la de tradición; a la de tolerancia, la supremacía de la autoridad; a la razón como principio organizador de la vida, el espiritualismo.... todo responde a una idea muy vieja: LA ALIANZA ENTRE EL TRONO Y EL ALTAR.
Principios de la Restauración
Legitimidad: Tienen acceso al poder aquellos a los que Dios, por medio de la herencia, ha elegido. No importa que el gobernante no tenga la misma nacionalidad que sus súbditos, lo que importa es que sea legítimo.
Absolutismo: Al obtener el monarca su poder de Dios, no debe someterse al control de los hombres. Por tanto, es rechazada la idea de una Constitución.
Equilibrio: Sostiene que ningún país europeo debe destacar por encima de los demás.
Intervencionismo: Las potencias se comprometen a intervenir en aquellos territorios que, perteneciendo a otra potencia, sufrieran movimientos populares que pusieran en cuestión los otros principios señalados.
Para impulsar todo esto, se celebró el Congreso de Viena, donde estuvieron presentes todos los países implicados en las guerras contra Napoleón.
Antes de que se disolviese el Congreso de Viena, el zar Alejandro I realizó una particular propuesta, la de crear una Santa Alianza con el fin de garantizar el mantenimiento del orden absolutista y reprimir cualquier intento de alterar la situación política de la Europa de la Restauración.
El nacimiento de la metalurgia
El Neolítico fue una época económicamente importante, pues no solamente se llevó a cabo un proceso de sedentarización e integración con la Naturaleza, sino también por la aparición de la metalurgia.
Anzuelos, agujas o las hojas de los cuchillos ya eran elaborados en esta época. El oro era más valorado como objeto de adorno, mientras que la utilización del cobre llevó a una profunda transformación que nos introdujo de lleno en la Edad del Cobre. La evolución natural en busca de un metal más duro y resistente fue la que llevó a estos hombres a alear metales, principalmente estaño, y entrar en la posterior Edad del Bronce. Fue esta especialización la que llevó a una economía mucho más avanzada. Se extendieron las tierras de cultivo, los pastos y la roturación de los suelos.
La sedenterización y posteriomente la aparición de elementos metálicos de cultivo posibilitaron este importante avance. Mejoraron también las comunicaciones gracias a las ruedas con ejes metálicos; se modificaron los barcos al poderse utilizar clavos y material de agarre de un material más resistente, y, por supuesto, se elaboraron nuevas armas de guerra.
La especialización hizo que el metalúrgico fuera considerado como un “señor del metal“, quien dominaba las técnicas necesarias para transformar esos metales. Tanta fue su importancia, que en algunas tribus los asimilaban en categoría al chamán o al sacerdote, y es que el avance de la propia tribu estaba muy ligado al trabajo que este “señor” del metal podía realizar.
17 de enero de 2009
Libro: El Hombre de las Cruzadas (Michael Eisner)
Una novela histórica inteligente y profunda que narra la aventura de un caballero español en las cruzadas. Francesc de Montcada, vástago de una de las más importantes familias de la Corona de Aragón, se fue a las cruzadas lleno de entusiasmo, de ilusión y fervor religioso junto con su primo Andreu, convencido de que así conseguiría la absolución del alma de su hermano, que falleció, ahogado, sin llegar a Tierra Santa.
Cuando Francesc regresa de su gesta, después de años de encarcelamiento, los monjes que le cuidan le creen poseído por el diablo. El monje encargado de interrogarle poco a poco consigue hacerle hablar y Francesc narra su historia, una larga pesadilla de crueldad, de venganzas y ambiciones personales, de la más despreciable traición, donde a veces, sin embargo, aflora lo mejor del ser humano.
16 de enero de 2009
Ius primae noctis
La frase que da título al post, es la expresión en latín vulgar medieval para designar el famoso derecho de pernada.
Han corrido ríos de tinta sobre este tema, que se ha convertido en un mito literario, pero lo cierto es que no se sabe a ciencia cierta hasta qué punto los señores feudales disfrutaban de este derecho. Tampoco están muy claros los orígenes de esta práctica.
Supuestamente, era un derecho feudal que tuvo vigencia durante la Edad Media en Europa, y que permitía al señor tener relaciones sexuales con cualquier doncella que fuera a casarse con otro siervo, pero no se han encontrado documentos legales que avalen esta costumbre, aunque sí se han hallado referencias a este hecho en otro tipo de escritos de la época.
Probablemente (y aquí va también mi opinión personal), algunos señores feudales disfrutaban de este privilegio de forma "extraoficial"; porque durante la Edad Media los abusos y violaciones estaban a la orden del día.
En cuanto a los orígenes de este derecho, no están muy claros, pero se cree en base a algunos documentos, que puede venir de una costumbre germánica.
Según muchos historiadores, el derecho de pernada era un tributo que había que pagar al señor feudal por casarse, y normalmente quedaba saldado con dinero sin mayores consecuencias, pero no se puede asegurar tajantemente, porque como he dicho antes hay referencias al tema en algunos escritos medievales.
Tampoco se sabe si era un hecho socialmente aceptado, o era uno de los llamados "Malos Usos" de la época.
Fenicios, los reyes del mar
En un estrecho territorio, entre las montañas del Líbano y la orilla oriental del Mar Mediterráneo, se encontraba una población de lengua y cultura semítica: los Fenicios. En esa zona, la montaña y los valles encajonados dividen la planicie en compartimientos aislados entre sí, donde no hay sitio para la construcción de muchas ciudades ni para cultivos. En la costa, rocosos promontorios y pequeñas y abrigadas bahías brindan excelentes puertos; la naturaleza favoreció a los fenicios para que ellos fueran grandes marinos y hábiles comerciantes.
Comerciantes y navegantes
Los Fenicios hicieron del comercio la base de su política y se dedicaron con tanto éxito a la navegación, que llegaron a ser considerados especialistas indispensables, a quienes tenía que acudirse para todos los negocios marítimos. Instalados en el borde de Asia en los puntos terminales de las grandes rutas de las caravanas, ellos las prolongaron en el mar con tanta eficacia, que durante muchos siglos todo el comercio mediterráneo estuvo en sus manos. Su función cultural consistió en ser intermediarios entre Oriente y Occidente, y en difundir por los países periféricos del Mediterráneo las artes, las ciencias y las religiones orientales junto con sus mercancías. Fenicia era un país tan fragmentado nunca logró unirse como nación. La historia de los Fenicios es la de una serie de pequeñas ciudades generalmente gobernadas por una aristocracia de ricos mercaderes, independientes y rivales. Las principales ciudades-Estados eran Biblos, Sidón y Tiro, con distintos momentos de esplendor entre el 3.000 a.C. y el 600 a.C.
Navegación y comercio
Los Fenicios construían sus navíos con maderas de árboles del Líbano: cedros y cipreses. Hasta hoy, estos árboles son muy preciados para construcciones navales porque proporcionaban maderas incorruptibles. El birreme fue la embarcación que permitió a los Fenicios recorrer extensas distancias, estaba constituido por una doble fila de remos y una vela fija, que era de gran utilidad cuando soplaba viento favorable. Este pueblo recorrió las costas del Mar Mediterráneo, el Mar Báltico, las costas de Inglaterra e incluso circunnavegó Africa. Aunque la autenticidad de esta última empresa ha sido puesta en duda por algunos historiadores, sí se ha demostrado que los Fenicios exploraron la costa oeste africana. Realizaron un intenso comercio de diversos productos.
La cultura fenicia
La religión fenicia era politeísta. Cada ciudad tenía su dios y señor, el Baal. Este fue llamado Melkart en Tiro, Adonis en Biblos, Amón en Cartago. La diosa suprema Astarté, era frecuentemente unida al Baal de las diferentes ciudades. Una invención que demuestra el genio práctico de este pueblo fue el alfabeto. Las escrituras hasta entonces utilizadas -escritura cuneiforme y jeroglíficos egipcios- eran de gran complejidad y no permitían llevar cuentas minuciosas ni sostener una asidua correspondencia comercial. Los Fenicios crearon un alfabeto de 22 signos consonánticos, que simplificó y facilitó el registro escrito. Todos correspondían a sonidos simples emitidos por la voz humana. Este alfabeto comenzó a difundirse aproximadamente hacia el siglo XIV a.C. Sirvió como base del alfabeto de los griego, quienes le agregaron las vocales. La invención del alfabeto ha tenido consecuencias enormes en el desarrollo de la cultura y del pensamiento.
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