30 de septiembre de 2010

La Edad de Oro de la piratería

Para sus admiradores, los piratas son bandidos llenos de romanticismo: sujetos temibles, dispuestos a forjarse una vida fuera del alcance de la ley y el gobierno, liberados del trabajo y de las limitaciones sociales para lanzarse en pos de la riqueza, la alegría y la aventura. Han pasado tres siglos desde que aquellos piratas desaparecieron de los mares, pero siguen siendo héroes populares, con una legión de admiradores. Han servido como modelo a varios personajes de la ficción literaria -el capitán Hook, el capitán Blood y Jack Sparrow- y evocan, de forma casi mágica, el caminar por la plancha, los mapas del tesoro y los arcones de oro y joyas preciosas.

La Edad Dorada de la piratería no duró más de diez años, de 1715 a 1725, y fue liderada por una camarilla de entre veinte y treinta comodoros piratas, a los que servían unos pocos centenares de individuos. Prácticamente todos los capitanes se conocían entre ellos, puesto que habían servido codo a codo a bordo de los mercantes u otros navíos piratas, o sus caminos se habían cruzado en la sede común de todos ellos: la malograda colonia británica de las Bahamas.
Aunque la mayoría de estos piratas eran ingleses o irlandeses, hubo también muchos escoceses, franceses y africanos, además de unos pocos de otras nacionalidades: holandeses, daneses, suecos y nativos americanos.
Pese a las diferencias de nacionalidad, raza, religión e incluso de lengua, forjaron una cultura colectiva. Cuando se encontraban en el mar, no era infrecuente que los navíos piratas aunaran fuerzas y acudieran unos en ayuda de otros, aun cuando una tripulación estuviera constituida sobre todo por franceses y en la otra predominasen sus enemigos tradicionales, los ingleses.

Gobernaban los barcos de forma democrática, escogiendo y deponiendo a los capitanes por votación popular, compartiendo el botín a partes iguales y tomando las decisiones más importantes en una asamblea abierta; todo ello en marcado contraste con los regímenes dictatoriales propios de otros barcos. En una época en la que el común de las gentes del mar no recibía ninguna clase de protección social, los piratas de las Bahamas ofrecían a sus tripulaciones indemnizaciones o pensiones por invalidez.

Los piratas han existido durante mucho tiempo. Los hubo en la Grecia antigua y el Imperio romano, en la Europa medieval y en la China de la dinastía Qing. Incluso en la actualidad hay piratas que asedian las rutas de navegación marítima.

En sentido estricto, son distintos de los corsarios: individuos que en época de guerra desvalijaban las naves enemigas con el permiso de sus gobiernos. Algunos tomaron a sir Francis Drake y a sir Henry Morgan como piratas, pero es un error: en realidad se trataba de corsarios, que llevaron a cabo sus expolios contando con el pleno respaldo de sus soberanos. William Dampier fue un corsario, igual que la mayoría de los bucaneros
Sir Francis Drake
ingleses de finales del siglo XVII. Incluso William Kidd, de infausta memoria, fue un corsario de alta cuna, convertido a la piratería por accidente.

A bordo de los barcos mercantes, el descontento era tan grande que, por lo general, cuando los piratas apresaban uno de estos buques, una parte de la tripulación se unía con entusiasmo a las filas de forajidos. Incluso la Royal Navy, la Marina Real, era vulnerable. Cuando el HMS Phoenix se enfrentó a los piratas en su guarida de las Bahamas en 1718, vio desertar a buena parte de la tripulación de la fragata, que se escabulló al abrigo de la noche para servir bajo la bandera pirata. En realidad, los piratas pudieron expandirse en gran medida gracias a las deserciones de los marineros, con abandonos directamente proporcionales a la brutalidad en el trato recibido, tanto en la marina mercante como en la armada.

Henry Morgan
Pero no todos los piratas eran marinos descontentos. Los esclavos fugitivos emigraron a la república pirata en gran número, cuando se corrió la voz de que los piratas que atacaban embarcaciones de esclavos inducían a muchos de los sometidos a participar como iguales en sus tripulaciones. En el momento álgido de la Edad de Oro, no era extraños que los esclavos fugitivos sumaran una cuarta parte, si no más, de la tripulación de un barco pirata. Varios mulatos llegaron a convertirse en capitanes piratas hechos y derechos. Este espacio de libertad suponía una verdadera amenaza para las colonias de plantaciones esclavistas en los alrededores de las Bahamas. Las bandas piratas de las Bahamas gozaron de un éxito prodigioso. En su momento de apogeo lograron cortar las comunicaciones entre Gran Bretaña, Francia y España y sus imperios en el Nuevo Mundo, al bloquear las rutas comerciales, dificultar el suministro de esclavos a las plantaciones de azúcar de América y las Antillas, y perturbar, además, la corriente de información entre los continentes.

William Kidd
Las autoridades pintaron a los piratas como monstruos crueles y peligrosos, violadores y asesinos que mataban a los hombres por capricho y torturaban a los niños por placer, y en ocasiones era así. Sin embargo, buena parte de aquellas historias eran exageradas de forma deliberada, para influir sobre una opinión pública escéptica con el poder.
Para disgusto de propietarios de barcos y plantaciones en las Américas, muchos colonialistas corrientes veían a los piratas como héroes populares.


Fuente:
La república de los piratas: la verdadera historia de los piratas del Caribe - Colin Woodard

29 de septiembre de 2010

Salud y enfermedad en la Antigua Grecia

Las enfermedades padecidas por los griegos eran similares a las del mundo actual, con predominio de las epidemias, a las que llamaban peste, productoras de elevado número de muertes, lo que suponía una constante preocupación para el mundo griego.

En Grecia, los cuidados de la salud eran practicados por diferentes grupos, todos ellos elaboraron un concepto de enfermedad de forma racional, despreciando las creencias, saberes y poderes sobrenaturales y considerando solamente la intelectualidad.

Interpretaban estas enfermedades de manera similar a Mesopotamia, considerándolas como un estado de impureza o un gran castigo por una infracción cometida.

Fueron los griegos los primeros que dieron una razón natural a la enfermedad, desarrollándose esta mentalidad técnica VI a IV a.C. Esto sucedió porque cirujanos, farmacopeas, etc., supieron aprovecharse de los conocimientos de sus filósofos. Progresivamente, los médicos empíricos se unieron y formaron pequeñas escuelas de medicina técnica donde se enseñaba el estudio del hombre en todos los sentidos. En principio, estas escuelas tuvieron carácter familiar y posteriormente se fueron extendiendo a más personas, cobrándose incluso por las clases.

Existían principalmente cuatro tipos de cuidadores, los cuales podrían considerarse como los antecesores de los profesionales actuales:
  • Cirujanos: Se dedicaban al tratamiento de las enfermedades de forma empírica, no tenían formación teórica. Se distinguieron tres grupos: los farmacopeas, que recogían y administraban hierbas; los rizotomas, que recogían y administraban raíces, y los gimnastas, que practicaban la gimnasia y el masaje.
  • Esclavos: Fueron los ayudantes de los médicos técnicos. Realizaban las funciones de los cuidadores. En los escritos hipocráticos se cita al asistente o servidor como el colaborador médico y se dan directrices específicas sobre aplicación de cataplasmas, compresas frías, dietas líquidas, baños calientes, etc. Estos escritos demuestran que en la Antigua Grecia existieron los cuidados, sin embargo, cómo eran exactamente se deja a la imaginación de cada uno.
  • Parteras: Mujeres que brindaban la mayor parte de los cuidados obstétricos. Los médicos sólo participaban en partos difíciles o anormales. Así como las parteras eran habituales, otro tipo de asistencia a la salud estaba vedada a la mujer. Las mujeres griegas no podían ser iniciadas en los misterios de ningún arte, pero los cuidados a la familia recaían principalmente en la esposa.
  • Médicos técnicos: Verdaderamente fueron poseedores de todos los conocimientos relacionados con los cuidados de la salud. Comenzaron a ejercer la medicina educativa, informando y recomendando a los enfermos en todos los sentidos. Estas recomendaciones iban dirigidas a la élite de la sociedad, de forma que la mayoría del pueblo no llegó a alcanzar las enseñanzas para cuidarse.
En el siglo de oro (V a.C.) aparecieron los primeros tratados de medicina que han llegado hasta nosotros. Los estudiantes eran jóvenes varones de 15 años, procedentes de posiciones altas de la sociedad y bien preparados en todos los aspectos, que hacían un juramento para ingresar en la escuela de medicina. Los conocimientos médicos sólo pertenecían a los que juraban para ejercer la profesión. Entre los médicos griegos más famosos se encuentran Hipócrates y Dioscórides.


Fuente:
Historia de la enfermería: evolución histórica del cuidado enfermero - Catalina García Martín-Caro, María Luisa Martínez Martín

28 de septiembre de 2010

El hombre que inventó la luz para los ciegos

Antiguamente, la vida de los ciegos era excesivamente limitada. La sociedad les negaba cualquier posibilidad de progreso y se veían obligados a vagabundear, pedir caridad pública, vivir en asilos o realizar sencillas tareas. El estudio, la lectura y escritura eran asuntos a los que difícilmente tenían acceso. Todo esto cambió gracias al invento de un hombre sencillo que dedicó su vida a diseñar un alfabeto especial para los invidentes.

Louis Braille nació el 4 de enero de 1809 en Coupvray, una ciudad cercana a París, Francia. Su padre fue un gran artesano de pieles y sillas de montar.
Durante su infancia, al pequeño Louis le gustaba visitar el taller de su padre para jugar con las herramientas que estaban a su alcance; quizá soñaba con aprender algún día el oficio y heredar el taller. Sin embargo, una tragedia cambió el rumbo de su vida.

El pequeño Louis Braille, de apenas tres años, jugaba a cortar cuero en el taller de su padre, cuando de pronto, uno de los cuchillos resbaló de su mano y se incrustó en su ojo izquierdo. Los pocos conocimientos de medicina de aquel entonces hicieron imposible que el ojo del pequeño se salvara. Eso no fue todo: la falta de cuidado le provocó una infección tan severa que se extendió al ojo sano y también le produjo ceguera.
Ya lo dice el dicho: "No hay mal que por bien no venga" y este accidente, que parecía la mayor desgracia para un hombre, permitió a Louis Braille conseguir la inmortalidad.

De gran inteligencia y dotado de un carácter fuerte, Louis Braille pudo sobreponerse a la ceguera y llevar una vida casi normal. Incluso, aprendió música y fue un excelente ejecutante de órgano y chelo.
A los diez años, Louis ingresó en el Instituto Nacional para Jóvenes Ciegos de París, fundación creada por Valentín Hay, quien desarrolló un método de lectura para ciegos basado en letras realzadas sobre papel. Debido a su necesidad de comunicarse, Louis Braille aprendió este sistema, pero notó que el aprendizaje además de lento hacía difícil la lectura y no permitía aprender a escribir.

Con apenas catorce años, Braille decidió crear un nuevo sistema que no sólo fuera fácil, sino que además permitiera al invidente aprender a escribir. Las cosas no fueron fáciles pues sus primeros intentos siempre terminaban en rotundos fracasos.
Un año después, en 1824, Braille conoció la escritura nocturna, inventada por Charles Barbier, un capitán del ejército francés que en 1819 había diseñado un sistema de escritura de 12 puntos realzados sobre papel. Fue diseñado para que las tropas guerreras recibieran y leyeran mensajes a oscuras, en los campos de batalla, evitando así alertar al enemigo.
Louis Braille se interesó por el método de Barbier y se propuso adaptarlo a la idea que ya tenía. Para empezar, redujo el código de 12 puntos a sólo 6, gracias a sus conocimientos del idioma. Además, introdujo variantes y contracciones gramaticales, a fin de simplificar el aprendizaje, facilitando su correcta utilización.
Después de revisar una y otra vez su método, Braille se dio cuenta de que el sistema de lectura también servía para aprender música. Confiado en la gran aceptación que su invento tendría en la sociedad, en 1829 publicó un libro con las bases del sistema. Sin embargo, la realidad fue bien diferente; nadie se interesó por su invento el cual cayó en el olvido.
Braille no se sintió derrotado, continuó estudiando en el Instituto y al graduarse se incorporó a él como maestro. Creía que tal vez su sistema no era suficientemente claro, así que pasó los años siguientes agregándole mejoras, hasta publicar una segunda versión en 1837.


Como el reconocimiento no llegaba, Braille se refugió en el órgano, instrumento que tocaba todos los fines de semana en diversas iglesias de la capital francesa.
Enfermo de tuberculosis, casi en la miseria, Louis Braille pasó el resto de su vida enseñando a leer y escribir a los ciegos del Instituto, apoyado en su sistema, hasta que el 28 de marzo de 1852 murió en París y sus restos fueron enviados a Coupvray.

Un siglo después, los frutos de su esfuerzo comenzaron a surgir, cuando un grupo numeroso de ciegos apareció en la vida pública demostrando una sorprendente destreza para leer y escribir. Al ser interrogados, todos los invidentes afirmaron haber aprendido gracias a un librito escrito por un tal Louis Braille. Las autoridades buscaron afanosamente al creador de tan maravilloso invento que iluminaba el conocimiento a los ciegos, pero Braille había muerto cien años atrás en el más completo abandono.

Buscando reparar tan lamentable olvido, el gobierno francés ordenó trasladar de inmediato los restos de Louis Braille desde su natal Coupvray a París, donde ahora descansa en el panteón dedicado a los Hombres Ilustres. Los ciegos tienen una inmensa deuda con este hombre.


Fuente:
Los inventos que cambiaron el mundo - Julio Guzmán Ludovic

27 de septiembre de 2010

La Domus Romana

La Domus Romana era la casa señorial urbana de familias acomodadas.
La Domus planteaba dos niveles en la vida social, la publica o profesional y la cotidiana o privada, la vida social abarcaba la casa hasta el primer patio (atrium) donde mantiene el impluvium y otro nivel menos publico, reservado para la vida cotidiana en la mayoria de las ocasiones en un segundo patio, de clara importación griega, con peristilo (rodeado de columnas), el cual, podía incorporarse a la parte anterior de la casa, si se colocaba un tabique móvil o una cortina en el fondo del tablinum. De esta manera el tablinum, que era la pieza más noble, se convertía en el espacio integrador en momentos festivos, cuando se deseaba incorporar el jardín.


Poseía el domo seis piezas o partes principales:

Vestibulum (vestíbulo): entrada, con la puerta de ingreso.

Atrium (atrio): con varias habitaciones que lo rodeaban. En su parte superior había una abertura que recibía la luz y la lluvia. Era el impluvium.

Compluvium (estanque): depósito que recogía las agua lluvias.

Tablinum o Tabulinum (galería): sala ornada con pinturas. Hacía el papel de oficina del padre de familia. Era el “archivo” del hogar.

Peristylum (peristilo= que tiene columnas alrededor): patio rodeado por un jardín con plantas y estatuas. Lo rodeaban, además, los dormitorios (cubicula), la sala de estar (oikos o eco), la cocina (culina), el comedor (triclinium) , el cuarto de baño (balneum).

Exedra : Sala de reunión para sentarse y conversar.

Algunas de estas grandes casas, podían tener una parte alta para los criados, y en ocasiones disponer de entrada directa desde la calle y estar alquiladas a otras familias.




Fuentes:
Arquicity
Muy Interesante

23 de septiembre de 2010

Akenatón, el faraón de aspecto extraño

Después de Tutmosis, nació Akenatón. Se desconoce el lugar de su nacimiento, pero es posible que fuese el palacio de Zarw, donde la reina Tiy tenía su residencia de descanso. Pero también podría haber nacido en el palacio de Malgata, en Tebas. La fecha aproximada en que vino al mundo podría ser el 1400 a.C.
Cuando nació, hacía dos años que su padre era faraón de Egipto. Es probable que todavía viviera su abuelo Yuya. Existen pocos datos sobre su infancia y adolescencia; aparece mencionado por primera vez cuando tenía dieciocho años y su padre, Amenofis III, celebraba sus veinte años de reinado. Sabemos que recibió el mismo nombre que su padre, Amenofis.
El faraón sentía cierta aversión por este hijo. Lo consideraba un engendro que algún día le causaría alguna desgracia. Lo llamaba "el eunuco". Dada su debilidad física, creció a la sombra de la figura de un padre poderoso que le impidió un desarrollo libre y nunca pudo superar los éxitos paternos en el terreno militar y en el económico. Eso explicaría su inclinación por el refinamiento intelectual, el sentimentalismo, la necesidad de rodearse de lujos y la devoción por la figura de su madre.
No había nada más alejado del interés del joven príncipe que la guerra y las destrezas físicas. Sus vocaciones fueron el arte y la literatura, para las cuales demostró estar ampliamente dotado. El interés por la religión lo llevó a Heliópolis, donde frecuentó a los sacerdotes del culto solar de Atón, originado en esa ciudad. Esa experiencia inspiró al príncipe para implementar su reforma religiosa posterior.

Tutmosis
Nadie imaginaba que el niño Amenofis llegaría a ser faraón pues su hermano mayor, Tutmosis, lo aventajaba en inteligencia, destreza física, habilidad política y energía militar.
Pero cuando Tutmosis desapareció de la escena, Amenofis se convirtió en el sucesor de su padre.
Todavía se discute si hubo corregencia entre padre e hijo. Varios historiadores afirman que sí la hubo y que el gobierno compartido habría durado entre dos y doce años.
En el 1367 a.C. subió al trono como Amenofis IV, pero cambió su nombre por el de Akenatón durante el año 5 de su reinado, como homenaje al dios Atón y con el objetivo de diferenciar su nombre del de su padre. La coronación tuvo ligar en Hermonthis, ciudad situada unos doce kilómetros al sur de Tebas. Fue su primer acto de rebeldía frente al clero tebano, al transgredir la tradición de celebrar la coronación en Karnak o Luxor.

La apariencia de Akenatón sigue siendo materia de controversias y ha dado lugar a las más curiosas interpretaciones. No es para menos, pues el aspecto que muestran sus esculturas es inquietante: un cráneo inusualmente alargado, la nariz abultada aunque no tanto como sus labios voluptuosos, el mentón prominente y puntiagudo, ojos oblicuos con mirada ausente, hombros pequeños, cuello largo con apariencia frágil, enormes caderas afeminadas, vientre prominente, muslos abultados y piernas curiosamente delgadas.


Estatuas de Akenatón
Era decididamente feo, con aspecto de estar cansado. Parecía asexuado y siempre lo rodeaba un halo de misterio. A veces se ponía alguna falda plisada, como las que usaban las mujeres, y se pintaba los labios de un rojo refulgente, como una prostituta. A medida que pasaron los años, su vientre y sus labios se hicieron fláccidos y obesos. Sus pechos se llenaron como si fueran femeninos y se pintaba los pezones de un anaranjado brillante.
Una teoría atribuye el aspecto físico de Akenatón a una disfunción de la glándula pituitaria.

La posibilidad de que Akenatón fuera impotente y que el verdadero padre de sus hijas hubiera sido Amenofis III ha quedado descartada, pese a que esos deslices incestuosos eran práctica corriente en el Antiguo Egipto. De todos modos, en los títulos de sus hijas siempre aparece la aclaración "de las entrañas del faraón, nacidas de la reina Nefertiti", como para no dejar dudas de su paternidad.

Puede suponerse que la representación de sus deformidades físicas puede haber sido una idea originada en la mente de Akenatón, impuesta a los artistas que lo retrataron.


Fuente:
Akenatón el faraón olvidado - Jorge Dulitzky

22 de septiembre de 2010

¿Cómo vivían los vikingos? (2)

En términos generales la sociedad vikinga se dividía en dos clases básicas: las personas libres y los esclavos. Los primeros tenían derecho a portar armas y voz en la Asamblea, mientras que los esclavos carecían de derechos, aunque solían ser bien tratados y podían alcanzar la libertad e, incluso, status dentro de la sociedad nórdica.
Los hombres libres podían ser campesinos, que eran la base económica de la comunidad y eran expertos ganaderos y apicultores. Otra actividad era la de los artesanos y su apreciación variaba en función de su habilidad y del oficio siendo algunos más apreciados que otros, por ejemplo el de herrero y el de constructor de barcos.
Dentro de la sociedad vikinga tenían también un lugar muy especial los escaldos o juglares, poetas y narradores profesionales. Su situación social era muy respetada y un buen narrador siempre podía encontrar acomodo y asiento distinguido en la mesa de cualquier señor.
Los berserks eran guerreros que, mediante la ingesta de algún tipo de droga o por autosugestión, entraban en un trance de furia que sólo terminaba con la muerte del último enemigo o con la propia. No llevaban armadura, se creía que tomaban su fuerza del oso y eran los únicos que podían llevar ropas hechas con la piel de este animal. Al entrar en trance echaban espumarajos de baba, temblaban, lanzaban aullidos aterradores y mordían los escudos con fiereza. Imprescindibles para la guerra y las incursiones vikingas, podían ser muy molestos en tiempo de paz.

En cuanto a las mujeres, tenían un poder y ascendiente sobre los hombres difícil de comprender para otras culturas. Eran quienes manejaban la granja en las periódicas y prolongadas ausencias masculinas.
Cuidaban mucho su aspecto, llevaban largos vestidos de lino y túnicas de lana, gustaban de usar muchas joyas y cuidaban su larga cabellera que en ocasiones recogían con un moño en la nuca. Los cabellos, trenzados o en cola de caballo eran protegidos de ordinario con una pieza de tela anudada en la nuca. Este uso distinguía a la mujer casada, las solteras llevaban el cabello suelto.
Las mujeres vikingas solían casarse entre los 12 y los 15 años, mantenían su apellido y en señal de autoridad, llevaban colgadas de un cinturón o de un broche las llaves de la casa, incluidas las de los arcones donde se guardaban los objetos valiosos de la familia.

Como en todas las sociedades medievales, los matrimonios solían ser de conveniencia, acordados por los padres siguiendo criterios que supusieran una ventaja económica o de prestigio para su familia. De hecho, sólo las viudas podían gestionar su propia boda. Debido a las largas ausencias de los hombres, podían tener amantes y poseían un arma terrible contra los hombres: la facultad de divorciarse alegando homosexualidad del marido o impotencia. Ambos alegatos suponían de hecho la muerte civil del marido.

El gobierno de los vikingos tenía una distribución piramidal, pero con fuertes prácticas democráticas, ya que los liderazgos dados por riqueza o prestigio personal finalmente se decidían en la Asamblea.
La primera instancia de gobierno era el caudillo que debía su importancia al tamaño de la tierra, a los vínculos familiares o a su prestigio personal como líder. Este, a su vez, respondía a un jarl que era un señor con poder sobre un territorio más extenso y que podía responder a un rey o tener el mismo poder que él. En algunos casos la ruptura con el monarca derivaba en el destierro y se realizaba la colonización de nuevos lugares.
En algunas situaciones un jarl podía ejercer como hostzing que era un cargo equivalente a un duque y podía tener funciones de regente en ausencia del rey.
Si bien no se puede hablar de reinos y reyes en la estructura vikinga, se considera que el siglo IX se crean los estados de Noruega con Harald el Rubio y Dinamarca con Grom el Viejo.

Los vikingos a su manera fueron fatalistas. En su concepto religioso creían en el destino y admiraban especialmente a aquellos que luchaban, especialmente a aquellos que lo hacían sin esperanza. Este concepto les viene de su propio panteón religioso. Odín, el más poderoso de los dioses, reúne en el Valhalla a los guerreros que han muerto en batalla para combatir en el Ragnarok, la batalla del fin del mundo contra los demonios en la que será derrotado, morirá y vendrá el fin de los días.

Este pueblo, con esta mentalidad guerrera, con los barcos que eran la tecnología naval más avanzada de su tiempo, dejará las tierras nórdicas para lanzarse al saqueo de Europa.


Fuente:
Breve historia de los piratas - Silvia Miguens

21 de septiembre de 2010

La Gestapo en España

Uno de los capítulos más significativos de la colaboración de España con Alemania durante la Segunda Guerra Mundial tuvo como ámbito las relaciones entre la Dirección General de Seguridad (DGS) y la temible Gestapo, la policía política del régimen nazi. Aunque la coordinación entre las policías española y alemana empezó a gestarse en 1928 tras la firma de un acuerdo de cooperación, la colaboración más estrecha tuvo lugar diez años después, a partir de la firma del convenio policial establecido entre Himmler y Martínez Anido en 1938.
La Guerra Civil Española, debido a la participación de comunistas y socialistas alemanes en las Brigadas Internacionales, se convirtió en un fértil escenario para llevar a cabo un trabajo conjunto. Para Berlín era de especial relevancia conseguir una rápida repatriación a Alemania de los brigadistas capturados por las tropas de Franco. Este tipo de extradiciones irregulares, sin intervención judicial alguna, se siguió practicando con toda impunidad hasta la llegada al Ministerio de Asuntos Exteriores de Gómez Jordana en 1942. El gobierno español por su parte no solicitó más que en muy contadas ocasiones la extradición de republicanos españoles refugiados en Francia y capturados por los alemanes, desentendiéndose en general de la suerte del resto.

Martínez Anido
En octubre de 1940 tras su sonada visita a España, Himmler llegó a un acuerdo verbal con Mayalde, director general de Seguridad, apoyado en Exteriores por el ministro Serrano Suñer, que permitió el establecimiento en la embajada alemana en Madrid de un agregado de policía, es decir de la Gestapo, y de delegados del SD en los principales consulados alemanes de la península. España destacó en Berlín su correspondiente agregado policial, desarrollando labores de vigilancia de los trabajadores españoles en Alemania, y de cualquier grupo de oposición al régimen de Franco que allí se hubiera instalado, principalmente falangistas hedillistas.

La colaboración entre la policía española y alemana empezó a fraguarse durante la Guerra Civil, enmarcándose en la lucha común de los gobiernos de Franco y Hitler contra lo que el lenguaje policial de la época denominaba de una forma global como "enemigos del Estado": comunistas, socialistas, anarquistas y masones. A las pocas semanas de formarse la Legión Cóndor, en noviembre de 1936, una serie de funcionarios de la policía general y de la Gestapo fueron destinados a España a la sombra de esta unidad, como miembros de una Policía militar secreta con una misión muy específica: informar sobre la participación de alemanes en las filas republicanas. A partir de 1938 se consideró necesario que este servicio pasara a operar desde la embajada alemana ante Franco, como una delegación de la policía, en lugar de continuar como una mera dependencia de la Legión Cóndor.

Himmler
Por otro lado, Heinrich Himmler, que en junio de 1936 había sido nombrado Reichsführer SS y jefe de la policía en toda Alemania, en 1938 buscaba llegar a una serie de acuerdos policiales con los países europeos anticomunistas para estrechar el cerco a toda forma de oposición política al nazismo.


Fuente:
La guerra secreta de Franco (1939-1945) - Manuel Ros Agudo

20 de septiembre de 2010

¿Cómo vivían los vikingos? (1)

Como ha ocurrido con todos los pueblos y los personajes que han ingresado al mundo de la literatura y especialmente al del celuloide, los vikingos también han sufrido transformaciones en sus características, sus costumbres y su aspecto.
De esta manera aparecen como bestias furibundas, vestidos con pieles y cascos de enormes cuernos, eternamente borrachos y sólo interesados en la matanza y el sufrimiento ajeno.
En los fragmentos del manuscrito de Ahmad ibn-Fadlan, el frustrado embajador que registró sus experiencias con los vikingos en el 921, aparece una de las descripciones más antiguas, aunque en este caso hecha desde los posibles prejuicios de un cortesano habituado a unas costumbres palaciegas de una de las sociedades más refinadas de la época y además enemiga y víctima de los nórdicos:
"Son las criaturas más sucias de Alá. No se lavan ni tras sus necesidades corporales, ni después de mantener relaciones sexuales, ni mucho menos se lavan las manos después de comer".
Pero, más allá de la opinión de este árabe, la higiene personal era una tarea importante de la vida vikinga. Dentro de los parámetros de la época, los nórdicos eran muy limpios. Sin los tabúes contra el desnudo propios del cristianismo, los vikingos se bañaban con más regularidad que los integrantes de las finas cortes vecinas y utilizaban cepillos de dientes por lo que tenían la dentadura en mejor estado que el resto de los europeos.
También usaban peines y dedicaban un buen tiempo a arreglarse los cabellos y la barba. El arreglo personal y el uso de finos ropajes eran una forma de conquistar a las mujeres cuando estaban en el extranjero.
Gustaban de las ropas de telas de colores y, a diferencia de su imagen cinematográfica, no usaban pieles para vestirse, excepto los más nobles y los guerreros berserks como elemento distintivo de su condición.

Estos seres altos, de piel blanca y ojos claros donde predominan los cabellos castaños y rubios, más allá de los estereotipos, eran miembros de una comunidad acostumbrada a las dificultades geográficas y climáticas con una fuerte estructura social campesina donde las relaciones y los vínculos familiares eran tan importantes como lo era la poesía o una narración bien contada en los eternos días del invierno.
De espíritu libre e independiente, los vikingos eran esencialmente campesinos que construyeron granjas autosuficientes que les permitían vivir de lo que les daba la tierra, además de lo que conseguían cazando, pescando, comerciando o pirateando.
Una granja podía tener un total de cuarenta personas distribuidas en unas cinco familias y un promedio de treinta edificios. Las viviendas principales eran largas y rectangulares con cimientos de piedra y, según la región, podían tener paredes de madera o de ramas entretejidas y recubiertas de barro. El suelo era de tierra apisonada y a lo largo de las paredes había unas plataformas de madera cubiertas de pieles que servían de asiento o cama. Los edificios comunes eran el establo, la herrería y el almacén.
El bondi o jefe de la hacienda tenía, como signo de su autoridad, un sillón especial sobre una plataforma con pilares tallados con cabezas de dragón, a los que se otorgaba suficiente importancia como para llevárselos siempre que debían comenzar una nueva vida en otro lugar.

En la granja producían casi todo lo que necesitaban y, como también eran excelentes carpinteros y herreros, fabricaban los utensilios y herramientas necesarios para los trabajos del campo y de la cocina.
En la primavera, con el aumento del calor y los primeros calores, era una época de gran actividad en la granja. Era tiempo de arar, sembrar, sacar el ganado a pastar, cortar árboles para los barcos o la granja, salir a cazar y a pescar.
Durante el verano los hombres libres concurrían al Thing (Asamblea) donde, entre otras cosas, se anunciaban los viajes que estaban preparándose. La mayoría de los hombres iban a tierras lejanas para comerciar o saquear y los que se quedaban en la granja eran los encargados de segar los cereales y el heno.
Si las cosas salían bien, en el otoño los hombres estaban de vuelta para preparar la granja para el largo invierno. Este también era el momento de las bodas, la mayoría de las cuales se habían convenido en la reunión de la Asamblea durante el verano.
Con las primeras nieves, la vida se aquietaba. Dentro de la casa se hacían algunos trabajos de reparación de herramientas o de hilado y, sobre todo, se contaban historias en torno al fuego.

(Continuará...)

19 de septiembre de 2010

Jean le Rond D'Alembert

El escritor, filósofo, físico y matemático, Jean le Rond D'Alembert, nació en París el 17 de noviembre de 1717. Hijo natural de la escritora francesa Claudine Guérin de Tencin y del caballero Destouches, un general de artillería, fue abandonado por su madre, al poco de nacer, en las escalinatas de la capilla de Saint Jean-Le-Rond, contigua a Notre-Dame de París, circunstancia a la que debe su nombre. Tras un tiempo en el hospicio, fue adoptado por la esposa de un vidriero, a la que consideró siempre como su verdadera madre. A pesar de ello, su padre biológico y su familia paterna contribuyeron económicamente a su educación.

D'Alembert se matriculó en el Colegio Jansenista de las Cuatro Naciones, un magnífico centro para el estudio de las matemáticas, aunque estaba especializado en Teología. Posteriormente decidió estudiar leyes, aunque su gran pasión siempre fueron las matemáticas. Con tan sólo 22 años escribió su primer libro: Memoria sobre el cálculo integral, cuya publicación le valió el ingreso en la Academia de las Ciencias de París.

Su gran personalidad influyó en su trabajo científico. Siempre estuvo rodeado por la controversia, defendía sus posiciones con pasión y nunca admitía que podía estar equivocado.

En 1743 publicó el Tratado de Dinámica, en el que formuló el principio que lleva su nombre, y que extiende la tercera ley de Newton o ley de la acción y la reacción desde los cuerpos fijos a los que se mueven libremente. La aplicación de dicho principio a los fluidos dio pie a su Tratado del equilibrio y movimiento de los fluidos. También lleva su nombre la fuerza de inercia, que es igual al producto de la masa por la aceleración de un cuerpo.

D'Alembert se enfrentó a todos los miembros de la Academia de Ciencias de París, por lo que enviaba sus trabajos a la de Berlín, donde estaba Euler y con quien mantuvo numerosas polémicas e intercambios epistolares.

A menudo también intervenía en estas discusiones el matemático francés Lagrange. La mayoría de las veces, las discrepancias se producían por el afán de ser los primeros en alcanzar una demostración, aunque no estaban exentas de una cierta acritud, lo que produjo el deterioro de sus relaciones. Por ello, D'Alembert empezó a publicar sus trabajos por su cuenta bajo el título Opúsculos matemáticos.

D'Alembert abordó la Matemática a través de la Física con el Problema de los tres cuerpos (las relaciones entre las fuerzas y los movimientos correspondientes del Sol, la Tierra y la Luna). En su obra Reflexiones sobre la causa general de los vientos, desarrolló la teoría de las ecuaciones en derivadas parciales.

Mejoró el cálculo integral, fue pionero en el estudio de ecuaciones diferenciales y de su uso en la física, y uno de los primeros en comprender la importancia de las funciones. El Teorema Fundamental del Algebra recibe en algunos países el nombre de teorema de d'Alembert - Gauss dado que el matemático francés fue el primero en dar una prueba casi completa sobre dicho teorema.

También estudio la estática y la dinámica de fluidos y las cuerdas vibrantes, resolvió el problema de las perturbaciones de los movimientos de los planetas, debidas a la presencia de otros astros, y explicó la precesión de los equinoccios y la nutación del polo de la Tierra, movimientos de oscilación del eje terrestre similares al de una peonza cuando pierde su fuerza y está a punto de caerse.

D'Alembert escribió varios tratados sobre cuestiones de física, óptica, acústica, mecánica racional, cálculo, literatura, filosofía, astronomía y música. En 1750 trabajó con Diderot en la publicación de la Enciclopedia, para la cual escribió el prólogo y distintos artículos sobre matemáticas, filosofía, física y literatura. En 1772 fue nombrado secretario perpetuo de la Academia Francesa.

Su Filosofía se caracterizó por su tolerancia en general y su escepticismo en el campo de la Religión y de la Metafísica. Se especializó en la Filosofía natural y su pensamiento era una síntesis entre el racionalismo y el empirismo, influenciado por Descartes, Bacón, Newton y Locke. Creía en la unidad del saber y la fe en el progreso de la Humanidad a través de las ciencias, unificadas por una filosofía desprendida de mitos y creencias trascendentales.

D'Alembert representó un nuevo tipo de intelectual capaz de compaginar la pertenencia a la nueva red internacional de instituciones científicas y un ensayismo independiente y políticamente comprometido. Durante los últimos años de su vida, tuvo mala salud debido a una enfermedad de la vejiga. Murió en Paris el 29 de octubre de 1783, cuando aún no había cumplido los 66 años de edad. Fue enterrado en una tumba común porque era un conocido no creyente.


Fuente:
Nuria Martínez Medina - Rtve

18 de septiembre de 2010

Castillo de San Miguel


El castillo de San Miguel se encuentra junto a las piscinas del Caletón, en Garachico, un pequeño pueblo pesquero de la isla de Tenerife, en el archipiélago Canario.

La construcción de esta fortaleza comenzó a partir del 25 de julio de 1575, cuando la Real Cédula de Felipe II autorizó su edificación al alcalde del lugar, y más tarde regidor de Tenerife, Fabián Viña Negrón. Las obras se prolongaron hasta el año 1577, y en su diseño intervino el ingeniero Francés de Álava.

Desde la conquista de Tenerife hasta 1706, Garachico fue el principal puerto de Tenerife, dada su amplia rada natural, por lo que debía ser protegido por esta fortificación y otras similares. Pero en el año 1706 Garachico fue casi totalmente destruido por la lava de la erupción del volcán de Arenas Negras. La lava rellenó gran parte de la rada y el puerto perdió las características que lo hacían tan importante. El sobreviviente más famoso de esta erupción volcánica fue el castillo de San Miguel.

Se trata de una fortificación renacentista de planta cuadrada que cuenta en su interior con dos cámaras cubiertas por sendas bóvedas de medio cañón. Posee, además, garita y espadaña de campana.

Sobre la puerta de entrada se muestran algunos escudos. El que se encuentra en la zona central, considerado el principal y el de mejor talla de todos ellos, corresponde a las armas heráldicas del emperador Carlos I de España y V de Alemania, usadas también por su hijo Felipe II.

La fortaleza de San Miguel es de propiedad municipal, ocasionalmente acogía exposiciones de arte, y actualmente constituye un Centro de Información Patrimonial dependiente de la Red de Museos del Cabildo Insular de Tenerife. El mini museo, abierto todos los días de 10 a 18 horas, y situado en un espectacular enclave, entre el mar y la lava, propone al visitante una atractiva muestra con paneles informativos acerca de la historia de la zona. Destaca la descripción de la erupción volcánica que arrasó la villa y el entonces primer puerto de la Isla, así como la visión de Garachico aportada por nombres ilustres como el de Hermann Christ u Olivia Stone, en el siglo XVIII.


Fuente: CastillosNet

17 de septiembre de 2010

Una joya de 1798

Hasta ahora uno solo podía imaginar cómo sería la primera partitura de la ópera de Mozart Così fan tutte que se interpretó en el Teatre de la Santa Creu de Barcelona en 1798, en su estreno en España. Hoy ya lo sabemos seguro tras el hallazgo de la partitura que se utilizó en aquella representación. Un grupo de investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) la ha descubierto en la Biblioteca de Catalunya. «El archivo del Hospital de la Santa Creu se creía perdido tras el incendio que lo asoló. Aún no sabemos cómo ésta partitura ha podido llegar hasta nosotros», explicó ayer Francesc Cortés, profesor de Musicología y de Historia de la ópera de la UAB que ha dirigido el equipo de investigación en el que también ha participado personal de la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Solo existen cuatro o cinco copias de la obra anteriores a este valioso documento que es un testimonio de la vida musical de la ciudad hace más de dos siglos. «Y está en tan buen estado que no ha necesitado restauración», destacó Francesc Cortés.


Fuente: El Periódico

16 de septiembre de 2010

El papiro egipcio


Planta del papiro
Hace 5.000 años, los antiguos egipcios usaron las fibras de esta planta para transmitir a través de signos y dibujos, sus costumbres e historia. Es tal su consistencia, que los años no lo deterioran, permitiendo que los colores que soporta se mantengan frescos con el paso del tiempo, lo que ha hecho posible que aquellos que han llegado a nuestros días conserven todas sus cualidades originales.

El papiro, del latín Papyrus y del griego Papyros, es una planta herbácea de la familia de las ciperáceas, de rizoma carnoso. Sus hojas son largas y estrechas, de composición radical y la caña puede alcanzar los tres metros de altura, estrechándose de 10 cm. en su base a 1 cm en la parte superior por lo que presenta una forma cónica en su longitud.
Los papiros fueron utilizados por la civilización egipcia 3.000 años antes de Cristo, aunque también hicieron uso de ellos las civilizaciones occidentales hasta el descubrimiento del papel. En documentos notariales y cancillerescos se usó hasta el siglo VII y la Cancillería Pontificia hasta el siglo XI. Cataluña fue el principal foco en la Península Ibérica.

Libro de los Muertos
Existen preciosos ejemplares de todas las épocas, siendo el más conocido el Libro de los Muertos que se conserva en el Museo Británico de Londres. También la ciudad de Vic (Barcelona) alberga una magnífica colección de papiros.

Durante siglos la fórmula para fabricar el material escritorio permaneció en el olvido, hasta que un profesor alemán recuperó el sistema para unir las tiras extraídas del llamado "Junco del Nilo".
La técnica consiste en poner en remojo durante un determinado número de horas las tiras extraídas cambiando sucesivas veces el agua. Con ello la fibra pierde una parte de su contenido en azúcar.
Una vez remojadas se machacan a golpes de maza de madera, y se escurren con un rodillo, a continuación son colocadas de forma paralela y perpendicular formando un cuadro que será sometido a presión, para que el azúcar que aún queda en la fibra una las tiras y las solidifique.

Una vez conseguido el papel soporte los artesanos pintan a mano los motivos más espectaculares de la decoración de las tumbas faraónicas, de los templos de los dioses o de las costumbres de Egipto.

Por lo general las inscripciones se realizaban en el lado de las tiras horizontales, aunque de vez en cuando también se escribía por la otra cara.

El papiro también era usado para hacer cestas, calzones, sandalias, hasta embarcaciones y también el interior de su tallo puede ser ingerido.

El simbolismo del papiro era extenso ya que nacía a las orillas del Nilo que los egipcios consideraban sagrado. Se usaba en ceremonias y procesiones ya que simbolizaba el renacimiento y regeneración del mundo.


Fuentes:
El Librepensador
Dafyn


15 de septiembre de 2010

La nación Sioux

Grupo Sioux, 1896
Generalmente se conoce como sioux a la tribu de los "Dakota", que significa "el amigo". Fueron una de las grandes tribus habitantes de las praderas, entre el río Mississippi y las Rocky Mountains.
La gran familia sioux comprende a los assiniboin, dakota, hidatsa, omaha, mandan, osage y winnebago. Estas siete tribus se dividen generalmente en los santees (sedentarios y agrícolas), los nakota y los teton (guerreros y cazadores de búfalos). También se clasifican por sus dialectos, en nakota, lakota y dakota.

Provienen de la zona de los bosques, y los constantes conflictos con sus enemigos ojibwa les forzó a llevar una vida nómada en las praderas. Llegaron a ser expertos cazadores y las tribus crecieron y prosperaron. Se calcula que sobre el 1750 comprendían alrededor de 30.000 habitantes.

Los sioux lucharon del lado británico durante la Revolución Estadounidense y la Guerra del 1812. En 1815, sin embargo, los grupos orientales hicieron tratados con los E.E.U.U., y en 1825 otro tratado confirmó la posesión sioux de un territorio inmenso, que comprendía parte del actual estado de Minnesota, Dakota, Wisconsin, Iowa, Missouri y Wyoming. En 1837 los sioux vendieron la zona este de su territorio, y el resto en 1851.

Los colonizadores empujaron a los sioux de las tierras. El primer choque tuvo lugar en 1854 cerca de Fort Laramie, cuando causaron la muerte de 19 soldados. En la represalia (1855), las tropas norteamericanas mataron a 100 sioux en su campamento de Nebraska y encarcelaron a su jefe. La guerra de Nube Roja,(1866-7) terminó en un tratado que otorgaba a perpetuidad las Colinas Negras a los sioux. El tratado no fue cumplido. En la década de los setenta, los mineros y buscadores de oro inundaron la región. El 25 de junio de 1876, el general Custer y sus 300 hombres fueron asesinados en la batalla de Little Big Horn por Toro Sentado y sus guerreros. El fin de la resistencia sioux se materializó en diciembre de 1890 cuando las tropas de E.E.U.U. mataron a 200 hombres, mujeres y niños (los lakota del jefe Pie Grande) en Wounded Knee.


Mujer Sioux, 1909
La unidad básica social del sioux era la familia, que no era sólo la unidad social, sino también la unidad de gobierno. El clan no era más que una familia más extensa con su jefe patriarcal. Dentro de éste se prohibía el matrimonio. La familia propiamente dicha consistía en un hombre con una o más esposas y sus hijos, que vivían juntos, aunque algunos hombres de posición disponían de una tienda para cada esposa.

El matrimonio podía disolverse por una causa válida. La esposa no tomaba el nombre de su marido ni entraba en su clan, y los hijos pertenecían al clan de la madre. Ella era la dueña de todas las propiedades de la familia. La modestia era su adorno principal y las mujeres más jóvenes eran especialmente reservadas y silenciosas; pero una mujer que había alcanzado la madurez en años y sabiduría, o había demostrado un notable valor en una emergencia, era invitada a veces a sentarse en el consejo.

La naturaleza de estos indios se inclinaba hacia los extremos. Por ejemplo, la infidelidad en el matrimonio era castigada con la deformidad o amputación de algún miembro, la infracción en las normas de caza conllevaba la destrucción del tipi y propiedades, los plañideros se autolesionaban a sí mismos durante los entierros... Los sioux creían en un "todo penetrante" y omnipotente Dios, Wakan Tanka o el Gran Misterio. Las visiones religiosas eran muy cultivadas, como en la ceremonia furiosa del baile del fantasma.

El culto al Gran Misterio era solitario, silencioso, libre de todo egoísmo. El primer "hambeday" o retiro religioso, marcaba una época en la vida del joven. En la hora solemne de la salida o puesta del sol, ocupaba su puesto, y allí permanecía, desnudo, de pie, silencioso e inmóvil, expuesto a los elementos y fuerzas de su interior durante una noche y un día, o dos noches y dos días. Cuando regresaba al campamento tenía que permanecer a cierta distancia hasta que había tomado el baño de vapor y se había preparado para la relación con sus semejantes; de la visión o signo que el Gran Misterio le había concedido no hablaba.

En el relato sioux de la creación, el Gran Misterio permanece en segundo término. El sol y la tierra, que son los principios masculino y femenino, son los elementos principales. El sol penetró en el seno de la Tierra y esta concibió y produjo la vida vegetal y animal. Misteriosamente apareció Ish-ná-cha-ge, el "primogénito", que creó un compañero, ("el hombre muchachito") inocente, confiado e indefenso. Su hermano mayor fue su maestro, y las reglas que estableció y los consejos que le dio son el origen de muchas de las creencias más arraigadas y costumbres más sagradas de los sioux.


Enterramiento Sioux
La que tal vez fue la organización más notable fue la de la "Gran Cabaña de la Medicina". En esta sociedad, los ancianos, sobre todo, enseñaban exhaustivamente los usos de todas las raíces y hierbas curativas. Un banquete de misterio, o de medicina, no era una cosa pública, ya que los miembros lo eran por elección. Nadie podía ser miembro si su reputación moral no era excelente, y todos (tanto mujeres como hombres) estaban a prueba uno o dos años.

La Gran Danza de la Medicina se celebraba para iniciar a los candidatos que habían terminado su período de prueba, de los que se seleccionaban un número suficiente para cubrir a los que habían muerto desde la última reunión. El hombre medicina poseía un gran magnetismo y una gran autoridad personal. En todas las ceremonias guerreras y en medicina se utilizaba una pipa especial. El celebrante la enciende gravemente y fuma una o dos veces, luego en pie, la sostiene en silencio hacia el Sol, el padre, y hacia la Tierra, la madre.




Fuente: El Rincón Amigo



14 de septiembre de 2010

Las prácticas del anarquismo

En el anarquismo, que arraigó principalmente en España, Italia y Francia, se perfilaron caminos diversos. En el Congreso de Londres (1881) se aprobó el uso de la violencia individual para divulgar el ideario anarquista e inducir a las masas a la revolución. La práctica de la propaganda por el hecho, más allá de la oral y la escrita, suponía atentados contra los representantes del Estado, de la Iglesia y de la burguesía, considerados responsables de la miseria de los trabajadores. La represión, el aislamiento y la impotencia ante una burguesía cada vez más poderosa explicarían unos actos terroristas que comportaron el asesinato, entre otros, de la emperatriz de Austria (1889) y de los presidentes de la República Francesa (1894), del Consejo de Ministros de España (1897) y de Estados Unidos (1901).

Vinculados o no a actos terroristas, la corriente más radical del anarquismo, el anarcocomunismo, tuvo sus principales representantes en Piotr Kropotkin y Enrico Malatesta. Desde una perspectiva de enaltecimiento de la conducta individual, se oponían a la formación de sindicatos y defendían una sociedad sin clases y la propiedad colectiva de los medios de producción y de los bienes de consumo. Hombres y mujeres agrupados en comunas autosuficientes atenderían sus necesidades mediante el trabajo voluntario y la ayuda mutua.


Piotr Kropotkin
Se oponían al llamado darwinismo social, que sancionaba el dominio de los más fuertes, y defendían el valor de la libertad, la igualdad y la ausencia de jerarquías. Defendían la educación como factor decisivo para el cambio social, el antimilitarismo, el anticlericalismo y los ideales internacionalistas.

Finalmente, tendencias contrarias a la práctica terrorista y al individualismo y partidarias de la acción colectiva fueron configurando una corriente sindicalista que perseguía el objetivo de una sociedad sin clases, con la lucha reivindicativa entendida como un enfrentamiento directo con los propietarios.


Enrico Malatesta
En Francia, esta corriente se vinculó al sindicalismo socialista y dio origen al anarcosindicalismo. En la Carta de Amiens (1906) se definió el sindicalismo revolucionario, autónomo de los partidos políticos, basado en la acción directa de los obreros frente a los patronos y en la huelga general como instrumento revolucionario de cambio social. En esta línea cabe situar a la Confederación General del Trabajo (CGT) en Francia, que sirvió de referente al sindicalismo italiano y a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT, 1910), en España.


13 de septiembre de 2010

Trótula de Ruggero, la maestra de Salerno

A lo largo de la Historia se han producido distintos argumentos y contraargumentos que validan o invalidan la existencia real de Trótula de Ruggero. Y es que cuesta mucho admitir que una mujer pudiera realizar en aquellos tiempos actos tan varoniles como ejercer la medicina de forma oficial. Sin embargo, la Historia nos ofrece casos mucho más increíbles que han sido aceptados universalmente.

En la Edad Media, la obstetricia y puericultura se practicaban sin estudios académicos, generalmente por mujeres que transmitían los conocimientos de madres a hijas, llegando a convertirse en una actividad oficial, como ya sucedía entre los antiguos griegos.

La Escuela de Salerno menciona en sus documentos a matronas, maestras y a las llamadas "mujeres salernitanas" que atendían médicamente a mujeres y a niños. Entre tales menciones aparece el nombre de Trótula, Trocta o Trotta, un nombre muy habitual en esa época y en aquella ciudad.
Hay un primer tratado, llamado Trotula major, datado del siglo XII, formado por textos ginecológicos que citan como fuentes a Hipócrates, Galeno, Dioscórides y Oribasio. Un segundo tratado contiene asimismo textos ginecológicos y cita solamente referencias de autores de la Escuela de Salerno. Hay un tercer tratado con escritos dedicados exclusivamente a cosmética, belleza, depilación, etc., que cita como fuente a las "mujeres de Salerno". Finalmente hay un cuarto tratado titulado Trotula minor que parece escrito bajo la influencia de uno o varios médicos salernitanos, está fechado hacia 1200 y lleva el nombre genérico de Trotta.

Cuentan que la autora, Trotta o Trótula, nació hacia 1050 en el seno de una familia noble de la ciudad de Salerno, la familia Ruggero. Se casó con un médico de la Escuela de Salerno llamado Giovanni Plateario y tuvo con él dos hijos, Giovanni el Joven y Mateo, ambos también médicos. Trótula ejerció la medicina atendiendo a las mujeres y a los niños de Salerno, que la llamaron "maestra" y su fama hizo que la escuela médica de la ciudad le reconociera dignidad académica.

En el siglo XII un monje normando llamado Ordericus Vitalis escribió una Historia eclesiástica, en la que cuenta la historia de un médico famoso que llegó a Salerno y conoció allí a una comadrona, de la que se hizo lenguas después señalando que no había conocido nunca médico más experto que ella en ginecología y obstetricia.

Sin embargo entre los siglos XIII y XIV empezaron a circular textos que atribuían a la famosa comadrona prácticas supersticiosas y charlatanería. Dicen que se debió a que el médico catalán Arnau de Vilanova escribió que aquella matrona administraba a las mujeres en el momento del parto una poción que contenía tres granos de pimienta, al tiempo que recitaba el Padrenuestro acompañado de una fórmula mágica.

Arnau de Vilanova

No es fácil dilucidar la verdad en tales asuntos. Lo que sí sabemos con certeza es que el tratado de Trótula, fuese quien fuese su autor, autora o autores, fue reconocido como autoridad indiscutible durante la Edad Media, que se tradujo a numerosas lenguas y que las mujeres siguieron sus consejos y aceptaron sus recomendaciones para el cuidado de sus hijos antes y después del parto. Fue, además, el manual imprescindible para los médicos de la época, habida cuenta su desconocimiento de la anatomía y de la sexualidad femeninas.


Fuente:
Historia medieval del sexo y del erotismo - Ana Martos


12 de septiembre de 2010

El mecanismo de Anticitera

Cada vez resulta más evidente que las civilizaciones antiguas nos superan en muchos aspectos y la ciencia es uno de ellos. Un buen ejemplo de ello es el mecanismo de Anticitera.

Se trata de un artefacto descubierto por casualidad en 1901 entre los restos de un naufragio, cerca de la isla de Anticitera. En un principio la ciencia no le dio demasiado crédito, pero a lo largo de sucesivas investigaciones se comprobó que el artilugio, datado en el 87 a.C., poseía unas características increíbles, y más teniendo en cuenta que los primeros mecanismos de relojería aparecieron en la época medieval.

Mecanismo de Anticitera, actualmente en el Museo Arqueológico de Atenas

Se piensa que el mecanismo de Anticitera es una computadora mecánica que por medio de sofisticados algoritmos calcula el movimiento de los cuerpos celestes. Un dial en el frente muestra la posición del Sol, la Luna y probablemente los planetas en el zodíaco, mientras que la parte trasera muestra un calendario lunisolar de 19 años, además de ser capaz de predecir eclipses.

Actualmente existe el Proyecto de investigación Antikythera, formado por un equipo internacional de científicos que se dedica al estudio del mecanismo, cuyas investigaciones han demostrado que el aparato es aún más sofisticado y más antiguo de lo que se creía.

En el año 2008, Philip Ball y Tony Freeth, publicaron en la revista Nature que el mecanismo servía para fijar con exactitud la celebración de los Juegos Olímpicos en la antigüedad. El interior del artefacto contiene una inscripción que indica Nemea (en referencia a uno de los juegos que fueron más importantes), y Olimpia. Con dichos diales se fijaba con precisión la última luna llena más próxima al solsticio de verano cada cuatro años, fecha en la que se iniciaban los juegos.




Fuentes:
El Sofista
Wikipedia
Ojocientifico.com
Microsiervos
Nature


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