Uno de los mitos más perdurables sobre la Gran Pirámide es de que fue construida por esclavos. No es cierto. La esclavitud, aunque existía en el antiguo Egipto, no era una parte importante de la economía, sobre todo en el Reino Antiguo. Las pirámides eran el proyecto nacional del país, símbolo de la fuerza y el poder de la casa gobernante. Garantizaban el renacimiento del rey como dios y, de esta manera, mantenían el universo en su estadio ideal. Por ello, todo el país habría participado en su construcción; cada clan familiar habría pagado sus cuotas para el envío de alimentos, materiales y mano de obra.
A partir de las inscripciones jeroglíficas y los grafitis podemos saber que había obreros y artesanos cualificados que es probable que trabajaran todo el año en el complejo de las pirámides. Los agricultores de las aldeas y las provincias próximas eran una fuerza de trabajo rotatoria. El proyecto de las pirámides tuvo que haber representado una fuerza de socialización descomunal en los primeros días del reino egipcio: los jóvenes reclutados en los poblados más alejados se despedían de sus familias y se desplazaban a Guiza, para luego regresar transformados, bullendo con las últimas ideas y modas de la capital regia. Los trabajadores serían más numerosos durante ajet, la estación de la crecida del Nilo, cuando los campos estaban cubiertos por las aguas y los granjeros y agricultores no podían labrar sus tierras. Se habrían llevado censos de todas las casas del país y se habría anotado con detalle en qué contribuía cada una al gran proyecto.
Según los historiadores, en Guiza tuvo que existir un sistema de apoyo de gran magnitud. El respaldo habría incluido instalaciones para la producción de alimentos, cerámica y los diversos materiales de construcción. Depósitos y almacenes de comida, combustible y otros suministros, y alojamientos para los obreros y capataces.
La responsabilidad última de la erección de la pirámide recaía sobre el visir, que no en vano llevaba el título de "supervisor de todas las obras del Rey". A sus órdenes estaban varios "supervisores de las obras del Rey", "supervisores de las obras" e inspectores con cargos más específicos, como el de "supervisor de una cuadrilla de diez".
Los obreros se dividían en equipos de 2.000 hombres, subdivididos en grupos de 1.000, cada uno con un nombre como "Amigos de Keops", o el jocoso "Micerino está borracho". Los grupos se dividían en cinco cuadrillas que denominamos phyles. Cada phyle constaba, por tanto, de 200 obreros supervisados por un capataz. La competencia entre los distintos grupos debió de ser importante para potenciar la moral y acelerar las obras.
Fuente:
La montañas de los faraones: la verdadera historia de los constructores de pirámides - Zahi Hawass
La construcción de las piramides fué una obra colosal, mas teniendo en cuenta los medios con los que contaban. Pero se han dicho muchas tonterías como que las hicieron los extraterrestres, o la última teoria que he escuchado: que utilizaron cometas para levantar los bloques
ResponderEliminarPor las veces que nos habéis ayudado en nuestra tarea de educar, os hemos dejado un regalito en el blog.
ResponderEliminarEsperamos que os guste.
http://artedesermaestra.blogspot.com/
Es cierto. Eso se creía antes, que ese trabajo era solo de esclavos. Y parece ser que había obreros especializados en la construcción de las mismas.
ResponderEliminarUn saludo.