26 de febrero de 2011

El Segundo Reich

La proclamación del II Imperio Alemán tuvo lugar en Versalles (Francia) en enero de 1871, cuando la antigua Confederación de Alemania del Norte y los cuatro estados germánicos del sur (Baviera, Baden, Hesse y Württemberg) acordaron constituirse en una unión federal permanente cediendo la mayoría de sus derechos de soberanía al nuevo Imperio. El rey de Prusia, Guillermo I, fue proclamado emperador alemán y Otto von Bismarck, primer ministro de Prusia, pasó a presidir la nueva organización política como canciller imperial.

Guillermo I
El motivo de que la proclamación del II Imperio Alemán tuviera lugar en suelo francés está relacionado con la victoria militar de los ejércitos de Guillermo I en la Guerra Franco-prusiana, iniciada en 1870.

El nuevo Imperio era una verdadera autocracia en la que el Reichstag (cámara baja del Parlamento), constituido por cuatrocientos diputados elegidos por sufragio universal masculino, votaba el presupuesto y las leyes que debían ser ratificadas en el Bundesrat o Consejo Federal con representación de todos los estados, pero dominado por Prusia. El poder real del Imperio lo ejercía la clase que tradicionalmente había gobernado en Prusia, los junkers (aristocracia terrateniente), quienes se aliaron con los industriales acaudalados para salvaguardar sus privilegios en el Imperio frente a las nuevas fuerzas socialistas y progresistas surgidas a raíz de la industrialización y la modernización de Alemania.

Otto von Bismarck
Guillermo I falleció en marzo de 1888 y, tras un breve mandato de tres meses a cargo de su hijo, Federico III, su nieto, el joven y ambicioso Guillermo II, fue proclamado káiser (emperador). El nuevo soberano deseaba tener el poder real del Imperio, sin las limitaciones que tuvo su abuelo, y para ello consiguió que Bismarck presentara su dimisión.

A partir de 1890 se fue agudizando en la sociedad alemana el enfrentamiento entre las clases privilegiadas y el proletariado, a cuyos representantes políticos y sindicales se les negaba cualquier forma de participación efectiva en el sistema de gobierno. El propio Ejército constituía un "estado dentro del Estado", ajeno al control del Reichstag y de los ministerios debido a una serie de decretos imperiales. Para empeorar la ya conflictiva situación del país, el almirante Alfred von Tirpitz, ministro de Marina desde 1897 hasta 1916, emprendió la construcción de una gran flota alemana que el Káiser pretendía utilizar para afianzar los intereses coloniales del Imperio. En el extranjero, la diplomacia alemana, voluble y mal organizada, se había enemistado prácticamente con todas las potencias europeas y había dejado al país casi aislado; el único aliado fiel que conservaba Alemania era el Imperio Austro-Húngaro, que también atravesaba momentos difíciles

Los motivos por los que el II Imperio Alemán decidió apoyar al Austro-Húngaro en su declaración de guerra contra Serbia en julio de 1914 se han atribuido en parte a la frustración que la creciente inestabilidad interna provocó en la elite gobernante, quien pensó que la guerra y la conquista podrían reunir a las clases trabajadoras en torno al Imperio. Este objetivo se logró, ya que la intervención en la I Guerra Mundial a partir de agosto de 1914 unió temporalmente a la mayoría de los alemanes bajo el estandarte del Imperio.

Guillermo II
La autoridad del káiser Guillermo II disminuyó durante gran parte de la guerra como resultado de la progresiva acaparación del poder por parte de los militares, especialmente a partir de 1917, año en el que el mando supremo del Ejército, representado por el mariscal de campo Paul von Hindenburg y el general Erich Ludendorff, insistió en que Alemania inaugurara la guerra submarina. Esto supuso la incorporación de Estados Unidos al bloque de los enemigos de Alemania.

Las derrotas y el empeoramiento constante de la situación económica, provocado en parte por el bloqueo británico, llevaron a Ludendorff a solicitar la formación inmediata de un gobierno parlamentario que se encargara de negociar un armisticio con los aliados a la mayor brevedad. El II Imperio Alemán se disolvió ante el completo fracaso militar sufrido en el campo de batalla y la revolución interna a la que se tuvo que hacer frente. Guillermo II abdicó el 9 de noviembre de 1918 y buscó refugio al día siguiente en los Países Bajos. Ese día 9 se proclamó la República en Berlín. En febrero del año siguiente se reunió en la ciudad de Weimar la nueva Asamblea Nacional Constituyente: había comenzado la llamada República de Weimar que vino a suceder al II Imperio Alemán.


Fuentes:
- DW World
- Multimania

5 comentarios :

  1. A Federico III casi no se le nombra en los manuales de historia. Se pasa de Wilhelm I a Wilhelm II (¿Por qué en todas partes se les da el nombre de "Guillermo" y a Shakespeare se le llama William?). Si no hubiese sido por el "metepatas" de la mano atrofiada, tal vez Alemania no se hubiese embarcado en una terrible guerra que condujo a otra peor aún.
    Un saludo.

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  2. El Imperio alemán fue alfo artificial que nació de la arrogancia de la victoria frente a Francia y precisamente de esa arrogancia llegaría su humillante derrota y su eliminación territorial que llevaría a la segunda GM...esos piques entre Francia y Alemania y las continuas humillaciones de una a otra y viceversa costaron millones de muertos a Europa...

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