Los vacceos ocuparon prácticamente la parte occidental de la actual comunidad de Castilla y León. Se cree que son descendientes de la cultura Hallstatt que tuvieron que emigrar desde el norte de Europa debido a la presión de los pueblos germánicos. Están documentados en las fuentes escritas desde el siglo III a.C., pero seguramente su antigüedad se remote tiempo atrás. La característica más destacada de este pueblo es su conexión con los pueblos del sur de la península, como Tartessos, debido a una ruta comercial de estaño, que sería conocida posteriormente por los romanos como Vía de la Plata, ya que éste era el metal que se importaba desde el sur. Este contacto pudo posibilitar la evolución cultural de los pueblos del interior.
Destaca entre la arqueología dedicada a los vacceos un cambio fugaz en su arquitectura, pues existe un cambio de la llamada Cultura del Soto con sus cabañas circulares de adobe con techumbre cónica a las conocidas como oppidas vacceas, ciudades más urbanizadas y con casas rectangulares. Los restos arqueológicos dan muestras de incendio en algunos yacimientos así que podemos pensar que la destrucción de las aldes favoreció una reconstrucción de las casas en las que se introducirían también estas novedades.
En cuanto a su economía, Diodoro es quien nos informa de la práctica de algo parecido al “colectivismo agrario”; es decir, cada año las tierras se repartían, poniéndose en común los frutos. Aclaro que esto no quiere decir que tuvieron un concepto de “igualdad”, ya que hay evidencia de diferencias sociales en los ajuares funerarios. Suponemos entonces que se reparto se haría en función de las necesidades y del rango. Se cree que seguramente se dedicaban al cultivo cerealístico, aparte de por las grandes extensiones que requiere, porque se sabe que los vacceos abastecieron a los numantinos en más de una ocasión y también porque se han hallado restos de silos y almacenes para el grano. Hay que destacar, siempre según Diodoro, que existían una pena de muerte para los que no cumplieran con el reparto del grano.
Existía una jerarquización social basada en la diferenciaión entre equites e infantes; es decir, los guerreros que tenían caballo y los que no. Así, por medio de las tumbas y sus ajuares, vemos que los ancianos que habían sido soldados en su juventud gozaban de un gran prestigio entre el resto de la sociedad. Solían llevar vestidos de lana negra, la cual obtenían de cabras salvajes. Parece ser que hay evidencias de que tenían esclavos.
En cuanto a las creencias, se basaban en el animismo que desarrollaban hacia ríos, montañas, etc. También hay constancia del culto a Lug, Epona y a las Matres, aunque creemos que esto es posterior y que sus formas antropomorfas vienen influidas por otros pueblos. No hay constancia de un sacerdocio institucionalizado.
Fuente:
Mirando hacia el pasado
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