4 de julio de 2011

La llegada de los visigodos a Hispania

De los pueblos germanos que invadieron la Península a finales del Imperio Romano, fue el de los visigodos el que logró dominar todo el territorio y crear un reino bastante duradero, ejerciendo considerable influencia. Los visigodos procedían del norte de Europa, y se desplazaron hacia el mar Negro donde entraron en contacto con la civilización romana al tiempo que se producían los primeros choques. En el siglo IV, presionados por los hunos, se pusieron en movimiento traspasando las fronteras del Imperio Oriental y más tarde se dirigieron hacia las tierras occidentales, llegando incluso a penetrar en Italia y saquear Roma antes de instalarse en la Galia.

Esta emigración de los visigodos hay que entenderla como una búsqueda de tierras en las que poder asentarse y alimentar a su población, a veces también por la presión de otros pueblos y del mismo ejército romano. Pero lo cierto es que de todos los pueblos germánicos, los godos fueron los que se sintieron más atraídos por la cultura romana y de hecho los que más se romanizaron.

¿Por qué intervinieron en la Península Ibérica? En realidad parece que los visigodos no pensaban establecerse aquí cuando entraron a comienzos del siglo V, sino que su intervención iba encaminada a "poner orden", es decir, a eliminar a los invasores suevos, vándalos y alanos en nombre del emperador de Roma. En efecto, los visigodos habían llegado a un pacto con los romanos por el que se comprometían a luchar contra los pueblos que amenazaban al Imperio, a cambio de tierras donde instalarse y de trigo para alimentarse. De este modo, irrumpieron en la Península y arrinconaron a los suevos en Galicia, obligaron a emigrar a los vándalos y prácticamente exterminaron a los alanos. Una vez cumplida su función se retiraron a la Galia donde recibieron tierras y se establecieron como federados del Imperio Romano, tomando como capital Tolosa.

A mediados del siglo V, los visigodos vuelven a intervenir en Hispania para frenar el avance iniciado por los suevos, y someter los movimientos campesinos en la Tarraconense. Pero esta vez no se retiraron inmediatamente sino que dejaron guarniciones militares en distintos puntos, como por ejemplo en Mérida. En los años siguientes continuó entrando en Hispania población visigoda y asentándose.

¿Cómo considerarían los habitantes de la Península a los visigodos? Tenían razones para ver en ellos a los continuadores del Imperio Romano, pues de hecho actuaban en su nombre; además el reino que habían creado en la Galia estaba totalmente influido por la cultura romana. De modo que los hispanos bien podían haberse sentido seguros bajo su protección, al menos en un primer momento.


Pero los visigodos se instalaron definitivamente en Hispania cuando los francos los derrotaron y expulsaron de la Galia a principios del siglo VI, si bien siguieron conservando una provincia gala. Se abre aquí un interesante período en el que el rey ostrogodo Teodorico (instalado en Italia) se pone al frente de los visigodos para defender los intereses de su nieto Amalarico, que era un niño, convirtiéndose en regente.

Teodorico el Grande intentó que las relaciones entre visigodos e hispanos fueran buenas y que se integrasen. Para ello permitió los matrimonios entre ambos pueblos (que estaban prohibidos por la antigua legislación romana, más tarde recogida por el rey visigodo Alarico), fue tolerante con los católicos (los visigodos se habían convertido al cristianismo "arriano", que difería en algunos aspectos con el católico profesado por los hispanorromanos). Ademas, restauró la administración romana y para satisfacer a los nobles de la Península les dio cargos civiles.

Cuando murió Teodorico, Hispania se independizó de Italia y entró en una fase un tanto caótica, en la que se sucedieron varios reyes. Uno de ellos, Atanagildo, pidió ayuda a Bizancio para derrotar a su rival, Agila. Los bizantinos respondieron rápidamente y derrotaron a Agila, pero también ocuparon toda la zona costera del sureste, con gran rapidez y sin dificultades, lo que hace pensar que posiblemente no fueron muy mal recibidos por los habitantes de estas regiones. Cuando los visigodos se dieron cuenta apoyaron a Atanagildo y se enfrentaron con los bizantinos, pero no consiguieron expulsarlos; de modo que se desplazaron hacia el norte y establecieron su capital en Toledo.


Fuente:
Bárbaros, cristianos y musulmanes - Trevor Cairns

1 comentario :

  1. Con Justiniano y su general Belisario, Bizanzio trató y logró reconquistar mucho del imperio romano perdido, el sur español incluido, pero efectivamente, duró poco en su poder, y los visigodos acabaron situando su capital en Barcelona, primero y Toledo, después. Podría decirse que fue la primera existencia de España como una unidad, cuando se produjo más tarde la unificación legislativa de godos e hispano romanos. Estos resúmenes que nos ofreces de vez en cuando son estupendos y dan una visión general muy interesante de lo que fue nuestra historia. Un saludo.

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