Después de la liberación de Barcelona, Luis el Piadoso nombró a Bera conde de la ciudad y del territorio. Era hijo de Guillermo, conde de Tolosa, emparentado con la Casa Imperial. En el año 812 se hizo con el dominio del condado de Gerona. Si bien luchó contra los sarracenos, tenía inclinación a establecer treguas con ellos, y así generaba una actitud pacífica que no era del gusto de la cancillería carolingia. En el año 820 fue acusado de traición, destituido y enviado al exilio. Para sucederle se nombró a Rampón, un capitán de Carlomagno que murió en el año 825.
En el 826 encontramos a Bernardo de Septimania como señor de Barcelona-Gerona. Bernardo era hermanastro de Bera, y probablemente el que más había intrigado en su caída.
Luis el Piadoso |
Pero Bernardo era un intrigante nato e interfirió en los problemas dinásticos francos sublevándose contra El Piadoso. Éste, le retiró sus privilegios, que pasaron a manos de Berenguer de Tolosa. Cambiando de camisa cuando le convenía, Bernardo ayudó al Piadoso, que lo rehabilitó coincidiendo con la muerte de Berenguer; no sólo le devolvió sus antiguos territorios, sino que además lo nombró señor de Tolosa. Pero Bernardo actuaba despóticamente y continuaba intrigando.
Carlos el Calvo |
A partir de entonces, una serie de francos fueron condes de Barcelona-Gerona hasta el año 878: Odalrico, Unifredo y Bernardo de Gothia, que por su linaje estaban más interesados en la sucesión carolingia que en el gobierno de estos condados. Seguir la historia de los últimos condes francos de Barcelona-Gerona es internarse en una gran maraña de peleas entre los aspirantes al trono de Carlomagno. Bernardo de Gothia, especialmente, llevó a cabo una actividad delirante, cambiando de bando cuando le convenía, combatiendo contra los mismos a los que antes había ayudado.
Todo acabó en el año 878 cuando Luis el Tartamudo alejó del poder a Bernardo de Gothia. Fue el momento en el que el rey carolingio miró hacia la nobleza autóctona y atribuyó a Wifredo el Velloso los condados de Barcelona-Gerona.
En la decisión del rey Luis pesó mucho la influencia de los dos obispos, de Barcelona y Gerona, que en el concilio de Troyes del año 877 le aconsejaron en muchos asuntos, especialmente en los concernientes a la sucesión de los dos condados.
(Continuará)
Fuente:
Breu història de Catalunya - Jesús Mestre i Godes
Una historia que algunos desconocen: la vinculación catalana a Francia a través de la Marca Hispánica.
ResponderEliminarUn saludo.