Aprovechando el declive de los poderes tradicionales, los monasterios se transformaron en el siglo XI en complejos centros de gran poder espiritual y temporal: con su caridad aseguraban la distribución de alimentos a muchos indigentes, y por su organización económica crearon grandes explotaciones rurales. Por otra parte, en cada monasterio hubo una escuela y talleres para la formación de oficios como las artesanías o los amanuenses dedicados a la copia de códices, que fueron decisivos en la labor de difusión de la cultura y de las artes. Este movimiento tuvo como punto de partida el año 910, fecha de la fundación del monasterio de Cluny, en la Borgoña.
Guillermo I el Piadoso, duque de Aquitania, donó la villa de Cluny al papado para que fundara en ella un monasterio con doce monjes bajo la guía del abad Bernón. Bernón estableció la observancia de la regla de San Benito de Nursia. La donación hecha por Guillermo I no es gratuita, pretende obtener la protección y la garantía de la Santa Sede dado que su poder era muy escaso.
En Cluny se restableció la regla benedictina en forma severa, y el modelo tuvo tal éxito que en pocos años el número de abadías fue de 1450, la mayor parte de ellas en Francia. Fue enorme su éxito entre las clases altas ya que los nobles participaban en la fundación de monasterios, y algunos de sus miembros nutrieron las filas de la Orden de Cluny.
Gracias a su poder esta orden llevó a cabo una innovación importante de la política eclesiástica al conseguir que sus monasterios quedaran exentos de la jurisdicción episcopal y que sólo dependieran de la Santa Sede. Con el tiempo acabaría traicionando el espíritu de la pobreza que impuso San Benito, pues si bien cada monje no tenía riqueza, el enriquecimiento colectivo fue enorme, y la comunidad monacal no estaba obligada a la renuncia. La consecuencia natural fue el desarrollo de un arte espléndido en sus iglesias y claustros: ellos fueron los grandes promotores del arte románico.
No fueron pocos los méritos de Cluny. Sus monjes organizaron las peregrinaciones tanto al sepulcro de Santiago como al monte Gargano o a Jerusalén. Llevaron a cabo una cristianización profunda en los países de la Europa occidental e incluso en la nórdica. Atendieron a la nobleza y al pueblo, pues levantaron la moral de la sociedad caballeresca al imponer el concepto de la “guerra santa” y también el culto a los santos guerreros y desde este momento la iconografía del caballero, en traje contemporáneo, entró en el arte, y el modelo por excelencia fue San Jorge. También se preocuparon del pueblo, que empezó a recibir una nueva iniciación religiosa, al mismo tiempo que los monjes celebraban el culto con frecuencia y le repartían los auxilios espirituales. Y sobre todo se ganaron la confianza al buscar a toda costa la paz por medio del establecimiento de la Tregua de Dios, para poner barreras al afán guerrero de los señores feudales.
Fuentes:
- www.monasteriosantacruz.com
- Mensaje simbólico del arte medieval: arquitectura, liturgia e iconografía – Santiago Sebastián
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¿Qué habría sido de la cultura medieval sin estos monasterios? En una Europa bárbara y analfabeta, fueron decisivos e indispensables.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente y preciso resumen de este monasterio, que marca el inicio del románico y de toda la cultura occidental. Un saludo desde ArteTorreherberos.
ResponderEliminarLa Abadía de Cluny fue fundamental para la expansión de la vida monacal tan y cual la entendemos hoy en día, así como para el desarrollo de la cultura románica y la conservación de los saberes greco-romanos...
ResponderEliminarUn saludo.
La labor de los monasterios más que en la difusión, en la conservación de la cultura, es indiscutible; pero no conviene olvidar que muchas de esas copias tan hermosas y tan minuciosamente elaboradas por los amanuenses religiosos, lo fueron sobre pergaminos (escaso y caro material) que contuvieron antes textos clásicos, borrados por los monjes, seguro que sin ánimo de censura, sino siguiendo los dictados de su fe, que se perdieron para siempre, lo que no resta mérito y valor a lo que dejaron. Muy interesante tu artículo. Un abrazo.
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