25 de enero de 2010

Por qué se hace y por qué se dice…?

En la Edad Media los más ricos tenían platos de estaño. El uso repetido y los componentes de ciertos alimentos acababan por oxidar el material y hacían que mucha gente muriese envenenada lo que, unido a la falta de higiene de la época, era muy frecuente. Por ejemplo, los tomates, que al ser ácidos provocaban la oxidación del plato y que fueron considerados venenosos durante mucho tiempo. En los vasos ocurría lo mismo. Al contacto del metal con whisky o cerveza, que eran las bebidas habituales de la época incluso por encima del agua, el óxido hacia que la gente entrara en un estado narcolépsico producido tanto por la bebida como por el estaño. A los que pasaban en este estado más de seis horas, los daban por muertos y comenzaban a prepararles el entierro, generalmente sin avisar antes a alguien con conocimientos médicos. El cuerpo era colocado sobre la mesa de la cocina durante cuatro o cinco días y compartía techo con la familia mientras ellos comían y bebían esperando que volviese en sí o no. Ésta es la tradición de la que surgió el velatorio que hoy se hace junto al cadáver. Los lugares para enterrar a los muertos eran pequeños y no había siempre suficiente sitio para todos. Los ataúdes eran abiertos y retirados los huesos para meter otro cadáver, y los huesos eran retirados a un osario. A veces al abrir los ataúdes, se percibía que el enterrado había arañado la tierra, y llegaban a la conclusión de que había sido enterrado vivo, o al menos sólo con una borrachera de muerte. En esta época surgió la idea de agarrar a la muñeca del difunto un hilo, pasarlo por un agujero del ataúd y atarlo a una campanilla sobre la tierra. Si el individuo estaba vivo y volvía en sí, sólo tenía que tirar del hilo y hacer sonar la campanilla, ya que algún familiar siempre se quedaban haciendo guardia junto al ataúd durante algunos meses. De aquí viene la expresión “salvados por la campana”. Fuente: "La herencia de la Edad Media". Rubén Ceide.

6 comentarios :

  1. Muy buena entrada. Lo del óxido no lo sabía y el origen del velatorio me ha gustado saberlo.
    Saludos

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  2. ¿En serio? Parece increíble... Me ha gustado mucho esta entrada.

    ¡Un saludo!

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  3. Joer haciendo guardia a ver si el muerto revive. Qué cosas.

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  4. Pues imagina abrir el ataud y encontrarlo arañado, que horror...

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  5. Curiosa entrada. Seguro que mis alumnos le hacen más caso que a mí...
    Saludos.

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  6. Me gustó el artículo pero ¿los tomates no llegaron de América?

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