5 de enero de 2010

La Francia de Napoleón

El 9 de noviembre de 1799 (18 Brumario según el calendario republicano), un joven general, Napoleón Bonaparte, protagonizó un golpe de estado en Francia y accedió al poder, clausurando definitivamente la Revolución Francesa e iniciando el Consulado. En los inicios del Consulado, Napoleón compartió el poder con otros dos cónsules (triunvirato), pero en 1802 se declaró cónsul único y vitalicio. El Consulado se dotó de una nueva Constitución que establecía un ejecutivo fuerte, limitaba el sufragio a los más ricos y anulaba la Declaración de Derechos. En esos años, Napoleón acabó con las protestas populares y reprimió el jacobinismo y las tendencias democráticas. También integró a los realistas en el régimen con medidas como el retorno de los emigrados y el restablecimiento del culto católico a través de un Concordato. Napoleón fue progresivamente acumulando el poder en sus manos hasta que en 1804 se hizo coronar emperador. Una vez establecido un férreo control sobre el orden público, Napoleón abordó la creación de nuevas instituciones y una serie de reformas que consolidasen los principios de 1791. En primer lugar, elaboró un Código Civil (1804), un Código de Comercio (1807) y un Código Penal (1810) que sancionaban la igualdad ante la ley, el derecho de propiedad, la libertad individual, de conciencia y de trabajo, y el libre acceso a los cargos públicos. En segundo lugar, realizó una centralización administrativa, mediante prefectos, representantes del jefe del estado en los departamentos que se encargaban de aplicar las disposiciones del gobierno. Finalmente, desarrolló la enseñanza pública y la uniformización lingüística. La acción exterior fue el otro gran componente de la etapa napoleónica. Tras su coronación como emperador y la estabilización en el interior, Napoleón emprendió una política de conquistas y consiguió dominar Europa desde el río Elba hasta la Península Ibérica. Pretendía crear un imperio con el centro en Francia e implantar las instituciones revolucionarias en los territorios ocupados, quebrando así los regímenes absolutistas. Su condición de invasor, el uso de la fuerza y la explotación económica de los territorios conquistados generaron fuertes resistencias, no sólo por parte del absolutismo sino también de liberales que oponían un sentimiento nacionalista al ocupante. El dominio francés sobre Europa alcanzó su cénit en 1812. A partir de ese momento, el fracaso en Rusia, las dificultades en España y la formación de una gran coalición europea (1813) provocaron el declive de Napoleón. La ocupación de París por las fuerzas coaligadas, en 1814, comportó la destitución de Bonaparte y el restablecimiento de los Borbones, en la persona de Luis XVIII. Napoleón fue confinado en la isla de Elba, pero el descontento popular tras la restauración del absolutismo favoreció su efímero retorno ("Cien días"). Fue definitivamente derrotado por las potencias coaligadas en la batalla de Waterloo (1815) y confinado en la isla de Santa Elena.

2 comentarios :

  1. Napoleón diseñó una "Comunidad Europea" a su antojo y bajo su dominio o control. Lo más positivo de él, aparte del Código Civil, fue que expandió por todo el continente las ideas moderadas de la Revolución. En España nos habría ido mejor sin duda con su hermano José que con el felón de Fernando VII, absolutista y enemigo de toda libertad.
    Un saludo y que los "Reyes", ya que hablamos de monarquías e imperios, sean generosos.

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  2. Todo un personaje que en cierta medida se asemeja un poco al gran Julio César.
    Un abrazo

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