24 de marzo de 2009
La Revolución Francesa vista desde la guillotina
La guillotina ya existía más de un siglo antes de que Joseph Ignace Guillotin (1738-1814) le legara su nombre. La aportación de Guillotin fue exigir a la Asamblea Nacional Francesa un método de ejecución que evitase el sufrimiento de los reos. Ésta le encargo la tarea al médico Antoine Louis, que cambió la hoja horizontal por una oblicua de 60 Kg de peso para un corte más seguro y preciso. Guillotin era contrario a la pena de muerte, pero creía que un método de ejecución más humano y menos doloroso debería ser el primer paso hacia una abolición total de tales condenas: “He visto la guillotina como un acto de humanidad y me he limitado a conseguir la forma de la cuchilla haciéndola oblicua para que pueda cortar limpiamente y conseguir su propósito.”
La guillotina ocupa un lugar importante en la historia de la Revolución, de ahí el interés que encierra el testimonio que nos deja en su diario Charles-Henri Sanson, el verdugo responsable de las cerca de 3.000 ejecuciones que tuvieron lugar en París de 1789 a 1796.
Las víctimas fueron en su gran mayoría hombres (sólo 370 mujeres fueron guillotinadas), más de la mitad de los cuales tenían entre 25 y 50 años (pero también se ejecutó a 22 menores de 18 y 9 hombres mayores de 80). Destacan los miembros de las profesiones liberales (479), seguidos por los artesanos (391), los aristócratas (381), los militares (365), los eclesiásticos (319) y los comerciantes (275).
Sanson se encontró con hombres que se enfrentaron a la muerte con serenidad y sin abdicar de sus ideas, como los girondinos, que cantaban “La Marsellesa” y bromeaban, o a valientes como el General Biron, quien, al ir a buscarle el verdugo, estaba comiendo ostras y le dijo: “¿Me permites que me coma mi última docena de ostras?”. Pero presenció también muchos desfallecimientos y dolor.
Ejecutó a víctimas ilustres, como Luis XVI o María Antonieta. En la ilustración de la derecha podemos ver el momento histórico de la ejecución de Luis XVI, el 21 de enero de 1793, en la Plaza de la Revolución de París. Al soberano se le permitió llegar en carroza escoltada, pero no dirigirse al público. Sus últimas palabras fueron: “Pueblo de Francia, muero inocente”.
Pero no fueron estas ejecuciones lo que impresionó más vivamente a Sanson, sino el hecho de que a medida que los tribunales enviaban cada vez más condenados al patíbulo, la gente parecía irse acostumbrando a la guillotina y a la muerte como realidades cotidianas a las que no se daba importancia.
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Si, era terrible como se ponian las mujeres a tricotar mientras contaban las cabezas que caian.
ResponderEliminarY el pobre Guillotin, que terrible que el invento tuviera que llevar su nombre y lo hiciera pasar a la historia como un hombre siniestro, cuando el lo hizo por humanizar en lo posible todo aquel horror.
Gracias por la felicitacion, madame!
Bisous
Diana de Méridor
"He visto la guillotina como un acto de humanidad". Vamos, humanísimo eso de cortar cabezas. Nos ha jodido este Guillotin.
ResponderEliminarLa guillotina fue un invento terrible pero, es cierto que, era más eficaz y más limpio que otras técnicas de ejecución.
ResponderEliminarImaginaros, por ejemplo, un verdugo que usaba un hacha. Sí, este no daba un golpe certero tenía que rematar la faena con dos o más hachazos. Dios mío!!!
El sufrimiento del reo debía de ser desesperante y la muchedumbre, no sé, habría que ver sus caras para poder describir la escena.
Por cierto, ¿alguien sabe quién fue el inventor de la silla eléctrica?
Hasta donde yo sé, creo que está entre Thomas Edison, Nicolás Tesla y Harold P. Brown, estos dos últimos fueron empleados de Edison.
Supongo que Tesla desarrollaría la idea, Brown introduciría algunas novedades y Edison lo patentaría, pero no estoy muy seguro.
Un saludo.
Bosque Olvidado, yo también me lo imagino como un corrillo de marujas y marujos cotilleando el evento... qué horror!
ResponderEliminarKassio, no era malo... él dentro de lo malo, quería que fuese lo menos doloroso y lo más rápido para el ejecutado. Peor es que te ahorquen...
No sé, no me han ahorcado nunca jajaja. Sea como sea el resultado es el mismo.
ResponderEliminarAsí la llamaban la época del Terror. No me extraña. Lo bueno de todo es que los verdugos al final acababan siendo víctimas como en el caso de Robespierre y compañía.
ResponderEliminarSaludos
Oh, adoro la Revolución Francesa y todo lo que tiene que ver con la corte francesa de la segunda mitad del siglo XVIII, María Antonieta, etc. Ha sido un grato descubrimiento. ¿Me harías el honor? Sería un placer recibirte en mi morada. Todo mi cariño y afecto. Au revoir.
ResponderEliminarNunca entendi la necesidad de decapitarles.. no podian ser desterrados? quizss temieran que ayudados por dinero extranjero avanzasen con un ejercito contra francia no se
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