16 de febrero de 2009

La vida en la corte del Rey Sol

Luis XIV
En 1648 estalló en Francia una violenta revuelta que mantendría al reino en un constante estado de agitación política y social durante un lustro. Luis XIV tendría entonces poco más de diez años, y aunque el gobierno estaba en manos de su madre Ana de Austria y de su primer ministro el cardenal Mazarino, el joven rey experimentó los efectos del conflicto de un modo muy directo. En varias ocasiones se vio obligado a huir de París con su madre por miedo a ser secuestrado por bandos rivales. La Fronda, que así se llamaba la revuelta, dejó en el joven Luis XIV un recuerdo traumático de miedo y humillación. Eso explicaría que al asumir el poder tras la muerte de Mazarino, decidiera construir un palacio alternativo a sus residencias parisinas. El palacio de Versalles, a unos 20 km de la capital, se encontraba lo bastante alejado como para que la plebe no interfiriese en el desarrollo de su programa político, y lo bastante cerca como para que no pareciese que el poder regio se había alejado demasiado. Mientras que en las ciudades y provincias el rey tenía que pactar con la aristocracia, en Versalles podía gobernar de modo absoluto sin sujeción a las leyes. En el palacio, los aristócratas eran simples sirvientes del soberano y no tenían más poder que el que éste quisiera concederles. Era la forma de dominar a la nobleza: atraerles a un espacio donde ésta se viese obligada a reconocerlo como dueño absoluto. Para atraer a los nobles se convirtió Versalles en una fiesta perpetua, sonde los cortesanos disfrutaban de la magnificencia y el regalo regios. Entre 1651 y 1670, el joven monarca, consumado bailarín protagonizó numerosos ballets de corte, en los que aparecía rodeado de una lujosa escenografía. La imagen de Luis XIV como Rey Sol comenzó a elaborarse a partir de estos ballets, en los que surgía como Apolo, dios del sol y de la poesía en el centro del universo. Una jornada real en Versalles En un primer momento, el palacio tan sólo sirvió como escenario para lujosas fiestas, pero en 1682 el soberano decidió trasladarse allí definitivamente con el gobierno y toda la corte. En la vida en Versalles, el rey era el centro absoluto. Todo giraba en torno a su persona y sus necesidades. Los cortesanos tenían que levantarse antes que el monarca y acostarse después que él, con el fin de acompañarlo durante toda su jornada. El día en Versalles comenzaba con el "lever du roi", cuando el rey se levantaba de la cama, se ponía la peluca, se vestía y se lavaba. Se trataba de un espectáculo público y obligatorio. Los miembros de la corte entraban en el dormitorio del rey, con una prioridad marcada por el rango y el favor regio. Tras acompañar al rey a la misa diaria, los cortesanos gozaban de cierto tiempo libre, cuando el monarca se reunía con sus consejeros para tratar asuntos de gobierno. Pero a la hora de la comida debían convertirse de nuevo en espectadores del ceremonial real. El monarca se sentaba solo y en silencio en una mesa en sus habitaciones, rodeado de la corte, mientras los criados le servían la comida siguiendo un rígido protocolo. La tarde se reservaba para actividades al aire libre, ya fuese caza o paseos por los jardines, en los que acompañar al rey constituía también un gran privilegio. Ni en los momentos más relajados la corte dejaba de ser un teatro ni el rey un actor. Sin embargo, este espectáculo perpetuo tenía su lado oscuro. La vida en Versalles era una trampa económica para los aristócratas; mantener constantemente el estatus ante los ojos del rey implicaba invertir enormes sumas de dinero en gastos suntuarios, ya que Luis favorecía la extravagancia entre sus cortesanos. Por esta razón, la aristocracia estaba perpetuamente endeudada y dependía de las mercedes regias para pagar esas deudas; pero para obtener esas mercedes se necesitaba más gasto, y por lo tanto más deudas. Era un círculo vicioso del que resultaba muy difícil salir, además hacerlo se consideraba indigno de un noble. Aunque muchos acudían a Versalles atraídos por la pompa, la vida allí era para la mayoría incómoda y agobiante. La despiadada competencia por la posición social y por obtener el favor real, imponía un estilo de vida artificioso, y para muchos difícilmente soportable. Sin embargo, el rey consiguió que la vida en Versalles se convirtiese en el rasero por el que se medía la existencia civilizada en Francia y en toda Europa.
Palacio de Versalles

7 comentarios :

  1. Hoy ha dado usted con una de mis epocas y lugares favoritos. La corte del rey sol es, despues del siglo XVI, una de mis grandes pasiones.
    Aunque por la tematica de nuestra novela pudiera parecer que lo mio son otros siglos mas tempranos!

    Por tanto, si siempre es un placer pasar por aqui, el de hoy ha sido doble.

    No es mi turno esta semana, sino el de Guiomar, pese a lo cual no pude resistirme a dejar yo tambien mi huella :)

    Un saludo

    Diana de Méridor

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  2. Me alegro de que te haya gustado el post. Yo me quedo con la edad media. Por otro lado, debía ser un horror vivir en esa corte, creo que no me hubiese gustado.

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  3. A Versalles también quiero ir... Pero sabes los castillos que más me fascinan? Los del rey Luis II de Baviera. Bueno, mi preferido sin duda es el castillo de Neuschwanstein. Lo hice en puzzle. :)

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  4. Ese es el castillo de Disney. Sí a mi me encantan los castillos, mira me acabas de dar una idea, dedicaré un apartado a hablar de castillos y su historia.
    Hablando de castillos, de este año no pasa y ya lo tengo medio planeado, cuando pase el invierno me largo un fin de semana a Carcassonne, a empaparme bien de los cátaros.

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  5. Está en obras aún, yo estuve en el mes de Septiembre pero aún así, es una auténtica maravilla.

    Eso sí, si se gastaran algún eurillo más, no iría mal, porque tienen hasta cristales rotos pegados con cinta de carrocero. Y las fuentes y los jardines, están un poco de aquella manera.

    El Trianon y el Petit Trianon, son preciosos y te transportan a la época de María Antonieta: su boudoir, su sala de juegos, la de música.

    En fin, la entrada me parece magnífica

    Besitos encanto

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  6. Kassio, Carcassonne es espectacular, y está bien cerquita de aquí, eh? En un finde se ve perfectamente.

    Ah, y acepto tu propuesta. :)
    Ya te mando un mail, cuando tenga un ratico.

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  7. Por eso, me han dicho que son 4 horitas de coche más o menos, y hace años que estoy diciendo que voy. Este año aunque sea sola, voy.

    Vale, cuando quieras me mandas el mail.

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