18 de octubre de 2009

Operación Valkiria

Tras el éxito del desembarco aliado en Normandía en junio de 1944 y la derrota del ejército alemán en Stalingrado en el Frente Oriental, algunos oficiales alemanes de alto rango se dan cuenta de que la destrucción de la Alemania nazi es sólo cuestión de tiempo. Deciden eliminar a Hitler y entablar negociaciones con los aliados para negociar unas condiciones de paz honorables. No sería una tarea fácil. Hitler era consciente de los intentos de asesinato que se tramaban contra él, y tomó medidas para hacer sus movimientos tan imprevisibles como fuese posible. Con frecuencia cambiaba de planes en el último momento para llegar a los sitios temprano, o tarde, o simplemente no llegar. Nadie sabía hasta el último momento si iba a viajar en avión, en coche o en tren. Nadie podía acercarse a él con un arma. Se intensificó la seguridad en la Cancillería de Berlín y en su retiro de montaña en Baviera, así como en la llamada "Guarida del Lobo" en Prusia Oriental. A pesar de todos estos factores, un grupo de oficiales alemanes decidieron hacer el intento. El plan era simple. Debido a su posición como jefe de personal y a sus lesiones, el coronel Klaus Von Stauffenberg estaba fuera de toda sospecha y se reunía con Hitler regularmente. Había perdido dos dedos de su mano izquierda, el antebrazo y su mano derecha y su ojo derecho, al ser atacado por un avión de los aliados en el norte de África un año antes. Cuando Von Stauffenberg llegase a la Guarida del Lobo cebaría la bomba, entraría en el edificio y debido a sus lesiones que incluían pérdida de audición, se colocaría cerca de Hitler. Pondría la bomba y sería llamado por teléfono por su ayudante, el teniente Von Haeften, permitiéndole así ponerse a salvo fuera de la sala de la bomba que iba a explotar matando a todos los que se encontraran en su interior. Von Stauffenberg volaría entonces de vuelta a Berlín, donde el general Fellgiebel informaría al cuartel general del ejército de que Hitler había muerto. Los generales Friedrich y Fromm se harían cargo entonces del gobierno y el mariscal Von Witzelben tomaría el control del ejército. Por último, en Francia, el general Stülpnagel contactaría con los aliados y negociaría un armisticio.
Coronel Von Stauffenberg
Los conspiradores adoptan el nombre en clave de 'Operación Valkiria'. La trama dio un paso adelante cuando Von Stauffenberg fue ascendido a coronel. Como parte del trabajo de Von Stauffenberg consistía en informar directamente a Hitler, él era el hombre idóneo para llevar la bomba. Pero el tiempo corría en su contra y había que darse prisa. La Operación Valkiria sufrió un revés a principios de julio. La Gestapo comenzó a arrestar a supuestos conspiradores. Von Stauffenberg y sus compañeros no sabían cuánto conocía la Gestapo sobre su implicación, pero decidieron seguir adelante. La fecha se fijó para el 20 de julio de 1944, cuando a Von Stauffenberg se le ordenó asistir a una reunión con Hitler en la Guarida del Lobo. Debía hacerse entonces; la Gestapo se acercaba y las oportunidades eran cada vez menos frecuentes. El coronel entró en la sala de conferencias, se acercó a Hitler y colocó el maletín con la bomba en el suelo, junto al líder alemán. Unos minutos más tarde, salió de la habitación con la excusa de atender una llamada telefónica. En lugar de eso, salió del edificio y subió a su coche. Segundos más tarde una enorme explosión destruyó el edificio. Al principio, los guardias desconcertados creyeron que se trataba de un ataque aéreo y corrieron a ayudar a los supervivientes.
Estado en que quedó la sala después de la explosión
Sin perder tiempo, Von Stauffenberg engañó como pudo a los guardias de la puerta y volvió al aeropuerto para volar a Berlín. Al aterrizar telefoneó para comunicar que Hitler había muerto. No fue hasta que llegó a la sede de la Operación Valkiria que se enteró de que Hitler había sobrevivido. Los informes contradictorios condujeron rápidamente al caos. En muchos lugares, creyendo que Hitler había muerto, los conspiradores detuvieron a dirigentes nazis y ocuparon sus oficinas. El general Fromm rápidamente cambió de bando e intentó arrestar a Von Stauffenberg. Estalló una lucha entre los conjurados en cuanto a qué hacer a continuación. A las 11 de la noche Fromm se había hecho con el control de la situación, y con la esperanza de salvar su propio pellejo arrestó y ejecutó a Haeften y Von Stauffenberg. A pesar de todo fue detenido y posteriormente ejecutado también. ¿Pero por qué falló la operación? Más tarde se supo que cuando Von Stauffenberg dejó el maletín con la bomba y salió de la habitación otro coronel, Heinz Brandt, se tropezó con el maletín y lo trasladó a otro lugar de la sala, lejos de Hitler. Como resultado de la explosión, murieron una mecanógrafa y cuatro policías y otros cinco resultaron heridos. Hitler sólo se lesionó una mano. La venganza de Hitler fue seria. Cualquier persona que tuviese una mínima conexión con los conspiradores fue arrestada, incluidos parientes lejanos e inocentes. Entre 5.000 y 7.000 personas fueron detenidas y 200 ejecutadas. Otros se suicidaron antes de ser atrapados por la Gestapo.

17 de octubre de 2009

Armas medievales

La historia del arma medieval es realmente una evolución de lo que se conocía anteriormente, con fabricantes de armas cada vez más cualificados que perfeccionaron su arte. Desde que el hombre prehistórico comenzó a utilizar herramientas para hacer más fácil el trabajo, el ser humano descubrió la importancia de las armas para ayudarse a matar. El período medieval implica la mejora de las muchas armas que se utilizaron antes, especialmente en lo que se refiere a los metales, donde el acero y las nuevas técnicas de fabricación las hicieron más flexibles, resistentes y mortíferas. En la Edad Media se utilizaban sencillas armas de guerra: picas, lanzas, espadas y catapultas. En este período se observa una evolución; puntas de metal para la pica y la lanza, e incluso lanzas, flechas y hachas que alguna vez fueron hechas de hierro, se empezaron a fabricar con acero. El acero era más ligero que el hierro, más flexible y resultaba mucho más mortal. La espada avanzó mucho en este período. Con materiales para su fabricación más resistentes la hoja se volvió más fiable, menos susceptible de romperse y más flexible para la matanza. La forma de la hoja también fue cambiando como resultado de las innovaciones. Igual que las espadas, también evolucionaron los arcos y las catapultas. En el caso de los arcos, eventualmente van siendo reemplazados por las ballestas; la precisión y la distancia son la clave del éxito. Mientras ballestas y catapultas estaban todavía en uso, hizo su debut el trebuchet. Esta increíble arma de asedio fue concebida para manejar los proyectiles masivamente. Algunos modelos incluso podían lanzar objetos de 300 libras o más. Teniendo en cuenta la necesidad de "aplastar" durante los asedios, el trebuchet revolucionó las batallas en los castillos, ganando su lugar en la historia medieval. Algunas armas de la época
  • Ballesta: Arqueamiento mecánico de acero corto que tiraba flechas pequeñas. Llevaba bastante tiempo cargarla. Prohibida por la Iglesia, la mayoría de los caballeros la consideraban deshonrosa, pero algunos soldados la utilizaban de todos modos.
  • Arco largo: Arqueamiento grande bajo gran tensión que era difícil de dominar, pero podía lanzar flechas mortales hasta 100 yardas.
  • Arco común: Tenía un rango y una exactitud limitados y se utilizaba más para la caza que para la guerra.
  • Maza: Bola pesada claveteada asociada directamente a una manija.
  • Espada: Era el arma preferida de un caballero. Era más que un arma, porque la hoja y la empuñadura formaban la muestra sagrada de la cruz.
  • Lanza: Es el arma más antigua, utilizada para empujar o tirar al enemigo de su caballo.
  • Catapulta: Máquina de asedio que arrojaba grandes rocas contra los muros de los castillos.
  • Trebuchet: Fue el arma de asedio más demoledora. Alcanzaba casi los 18 metros de altura y arrojaba objetos a una distancia de 275 metros.

16 de octubre de 2009

La espada de William Wallace

La historia de William Wallace, ese mito escocés, guerrero que inmortalizó Mel Gibson en Braveheart, y que fue el símbolo de la eterna rebeldía a la sumisión contra el yugo inglés, es una de las más cautivadoras de la Historia de Escocia. Aquel rebelde murió hace más de 700 años por la libertad y la independencia de su país, y su esfuerzo y su lucha encontró un final que, si bien fue trágico, le sirvió para ser elevado a los altares de la leyenda. Arrastrado por las calles de Londres mientras lo apedreaban y golpeaban, fue después colgado el tiempo justo para que no perdiera la consciencia; después le sacaron las entrañas estando aún vivo, lo decapitaron y, finalmente, lo descuartizaron. Su cabeza fue colgada del Puente de Londres, mientras que sus brazos y piernas fueron llevados por separado por toda Escocia como escarmiento. Fue una barbarie, pero al mismo tiempo, un gran error de cálculo por parte de los ingleses que lo convirtieron así en mártir y además en héroe. Aquella muerte sirvió para unir al fin a los escoceses bajo las armas de Robert Bruce, antiguo amigo de Wallace, quien acabaría por conseguir la independencia de Escocia. De William Wallace sólo se conserva su supuesta espada, la cual se halla expuesta desde el año 1888 en una gran urna de cristal en el National Wallace Monument, en Stirling, sobre un tartán del clan Wallace. Es un inmenso mandoble de 1,2 cms. de espesor, de 168 cms. de largo y una hoja de 132 cms. de longitud, del cual no se ha podido certificar su procedencia, pero al que las creencias populares guardan un profundo y reverente respeto. A fin de cuentas, es la espada de un mito, como un día lo fuera Tizona, la espada del Cid. Es la espada de su héroe, del rebelde William Wallace, y protagonista del episodio más importante de la historia de todo un país, Escocia. (Fuente consultada: Historia General - Javier Gómez)

15 de octubre de 2009

La orden del Císter

En el siglo XI surge un movimiento de renovación monástica que muestra su disconformidad ante la riqueza y el cierto refinamiento que habían ido adquiriendo los monasterios, contrarios al espíritu de pobreza y vida apostólica de la Regla de San Benito, la cual rechaza todo aquello que es superfluo. Para los renovadores, el monje había descuidado su labor y su lugar en la Iglesia. Según ellos, los abades no encarnaban la imagen propuesta por la Regla benedictina y se dedicaban a la vida mundana, pasando demasiado tiempo en las Cortes e interviniendo demasiado tiempo en política; acumulaban demasiadas tierras y riquezas, y hacían excesos en el comer y en el beber; todo ello muy lejano de la penitencia, pobreza y soledad que tenían que practicar para seguir fielmente la Regla. El monje debía de llevar una vida de oración, trabajo y acogida de peregrinos, y poseer una razonable medida de todo. La Orden del Cister forma parte de este movimiento renovador. La Orden del Císter, conocida como el Císter, es una orden religiosa fundada por Roberto de Molesmes en 1098. Debe su nombre a la Abadía de Císter, donde se originó (la antigua Cistercium romana, localidad próxima a Dijon, Francia). Se les llamó en la Edad Media los monjes blancos, por por el hábito blanco o gris que usaban bajo sus escapularios negros, en oposición a los monjes negros, que eran los benedictinos. También es frecuente la denominación monjes bernardos o simplemente bernardos por el impulso que dio a la orden Bernardo de Claraval, ya que no sería hasta su aparición en escena, cuando el Císter comienza su imparable desarrollo durante el siglo XII. Del Cister salieron en poco tiempo más de 60.000 monjes que se diseminarían por Italia, España y la Europa Central fundando nuevos monasterios. Los monasterios del Císter se situaban en zonas yermas o inhóspitas pero con abundancia de agua. Normalmente el sitio elegido era un lugar boscoso y aislado por montañas. Eran los propios monjes o laicos que trabajaban para ellos quienes roturaban y cultivaban estas tierras. La entrada del Cister en la península Ibérica suele situarse en la primera mitad del siglo XII. Algunas fuentes concretan el año 1140 como la fecha en que Alfonso VII dio las primeras tierras al abad cisterciense de la Escaladieu (Francia). Inicialmente, San Bernardo no estaba entusiasmado por la prolongación territorial de la Orden hacia el sur; al final, no puso objeción y pronto se implantaron numerosos monasterios cistercienses. La causa de este entusiasmo por los monjes blancos deberá buscarse en "la necesidad de una urgente colonización y repoblación de las tierras conquistadas a los moriscos", y parecía que los idóneos para esta tarea eran los monjes cistercienses, maestros consumados en las explotaciones agrarias y ganaderas. El Cister entró en Cataluña en el año 1150, pocos años después de la fundación del primer monasterio cisterciense peninsular, respondiendo a una situación similar al resto de la Península, es decir, tierras conquistadas a los moriscos, despobladas y yermas y, al mismo tiempo, con una necesidad recristianizadora. Monasterio de Poblet (Tarragona): A finales de la edad media, la orden contaba con más de 700 abadías, habiendo logrado una gran expansión por casi toda Europa. A medida que la orden se fue expandiendo y prosperando, le fueron surgiendo nuevas exigencias. Para poder cumplir con estas demandas, los cistercienses se apartaron de los ideales de ascetismo señalados en su constitución, en parte porque algunas de estas disposiciones no eran compatibles con el espectacular crecimiento que experimentaba la orden. Durante el siglo XII, considerada como su edad de oro, los cistercienses constituían la orden con más influencia dentro de la iglesia católica. Alcanzaron obispados y desempeñaron diversas funciones eclesiásticas, encomendadas a los benedictinos de Cluny durante el siglo XI, reemplazándolos en la curia romana, que gobierna la Iglesia. También tuvieron un fuerte protagonismo en la economía de la edad media, en especial en el desarrollo de técnicas para hacer utilizables terrenos baldíos, y en la creación de métodos de producción, distribución y venta de granos y de lana. Fueron en gran parte los responsables de la expansión de la arquitectura gótica por toda Europa, y dedicaron mucho tiempo y esfuerzos en la recogida y copia de manuscritos para sus bibliotecas. Mapa de expansión de la orden: Durante el siglo XIII tuvieron un período de decadencia, etapa que fue seguida por un resurgimiento, al nacer grupos nuevos de cistercienses reformados. Dentro de éstos, el más destacable es el que surgió en La Trappe. Por lo general son llamados trapenses. Más tarde este grupo se desgajó del tronco original con el nombre de cistercienses de la Estrecha Observancia.

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