Los egipcios ya conocían la apicultura hace más de cuatro milenios. Dada su importancia, la producción de miel estaba altamente regulada. El uso de la miel, o al menos el conocimiento de las abejas que la fabrican, se remonta a los orígenes mismos del Estado en el antiguo Egipto, donde desde la I dinastía encontramos el insecto en uno de los nombres que forman la titulatura del faraón, "El del junco y la abeja", como representación del Bajo Egipto. Sin embargo, las primeras representaciones de apicultura datan de algunos cientos de años después, del Reino Antiguo, concretamente durante la V dinastía. Se trata de abejas que hacen sus panales en colmenas artificiales en forma de tubos que se apilan unos sobre otros. Podemos verlo en la habitación de las Estaciones del templo solar de Niuserre, en Abu Gorab, donde los trabajadores del faraón realizan el proceso en cuatro pasos: tranquilizar a las abejas, recoger la miel, prensar o apretar la miel y guardar y sellar los contenedores de miel.
Recolector de miel en la tumba de Pabasa |
Entra dentro de lo posible que todo el proceso apícola, al menos la recolección de miel silvestre para la mesa del soberano, haya formado parte de la administración faraónica desde el principio, porque en la I dinastía se conoce ya un "sellador de las jarras de miel". En el Reino Medio, Mykara era "Apicultor jefe, amigo del rey", y un sello nos habla de un "apicultor jefe". En cambio, en el Reino Nuevo, Esmentu era "el jefe de los apicultores de Su Señor, ante Min e Isis", mientras de Khons fue "apicultor de Amón, grande de victorias". Estos y otros títulos nos permiten sospechar cómo estaban organizados los apicultores faraónicos.
En los templos, sin embargo, nos encontramos con "recolectores de miel", "selladores de miel" y "apicultores". Sabemos también que había "recolectores de miel" que iban al desierto en busca de panales silvestres y que recibían la protección de arqueros para realizar su tarea en esas zonas tan peligrosas. Pero el único indicio directo de su trabajo nos lo proporciona una carta de la XIX dinastía en la cual un escriba se queja de que dos apicultores no han satisfecho su cuota de miel. De otro de ellos, en cambio, se queja de que ha seguido trabajando a pesar de haber sido despedido, no sabemos si por amor al trabajo o para recibir sus correspondientes raciones.
Al contar con una producción escasa y ser tan laboriosa de generar y recolectar, la miel era un caro producto de lujo. Tanto, que se utilizaba para comerciar en el extranjero, como sabemos por Sabni, que nos informa de que en uno de sus viajes a Nubia, se llevó cien asnos cargados con aceite y miel para mercadear con ellos. Del mismo modo, cuando en la tablilla Carnarvon el rey Kamose (XVII dinastía) alardea de lo satisfechas que están sus tropas tras vencer a los hicsos, dice que durante los saqueos éstas obtuvieron todo tipo de bienes valiosos: "Siervos, ganado, leche, grasa y miel...". A finales del Reino Nuevo, cuando la administración dejó de funcionar tan bien, se conoce un caso en el que se intentó timar al templo. Cuando los recipientes de miel destinada al dios fueron abiertos para inspección, se los encontraron llenos de grasa solidificada, que debía tener un aspecto similar al de la miel cristalizada. El funcionario que se dio cuenta de la superchería escribió quejándose al proveedor.
Además de su escasez, que hacía de ella un bien valioso que ofrendar a dioses y difuntos, la miel era, sobre todo, el único edulcorante del que disponían los egipcios para aderezar sus comidas, más allá de añadirles frutos como los dátiles. Además de consumirla sola o sobre otros alimentos, la utilizaban sobre todo para cocinar pasteles shat, con forma triangular y hechos con una pasta a base de dátiles y miel.
La miel también era usada en medicina, aplicándola como antiséptico sobre las heridas. Resulta que el pH de la miel es tan bajo que impide el crecimiento bacteriano. Los egipcios no conocían este detalle, pero sí lo que sucedía al aplicarla.
Fuente:
* José Miguel Parra, "Los mil usos de la miel". Historia y Vida nº 579, pg. 51
Lo que no inventaran los egipcios... Una civilización muy avanzada para su tiempo.
ResponderEliminarSaludos.
Sí los egipcios fueron una civilización excepcional.
EliminarNunca me ha gustado la miel. Menos aún desde que sé que es peligrosa para los bebés. Por no contar cómo la elaboran las abejas.
ResponderEliminarPero ha estado curiosa la entrada :)
A mí tampoco me ha gustado nunca, ni el sabor ni la textura. Pero dicen que es muy sana.
EliminarEs la mas sana y menos contaminada..
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