22 de junio de 2012

Las Cruzadas (VII): La Sexta Cruzada (1228-1229)

Tras el fracaso de la Quinta Cruzada, el emperador Federico II de Hohenstaufen firmó el Tratado de San Germano (1225), por el que se comprometía a llevar una cruzada hacia Tierra Santa, pero por razones políticas había retrasado en varias ocasiones el inicio de su viaje a Jerusalén. Cuando en el año 1227, debido a una enfermedad se vio obligado a posponer la cruzada una vez más, fue excomulgado por El Papa Gregorio IX. Sin embargo, al año siguiente, Federico fue a Jerusalén, mientras que el Papa se refería a él como "Anticristo". Esta cruzada fue la única que tuvo éxito.

El emperador Federico II emprendió camino hacia Jerusalén con un ejército relativamente pequeño, habría llegado hasta Acre en septiembre del año 1228 y en febrero del año 1229 celebró un acuerdo con al-Malik al-Kamil, nieto de Saladino y sultán ayubí, con el que mantuvo relaciones diplomáticas y de amistad. Los cristianos recuperarían Belén, Nazaret, Sidón y Torón (Ahora Tibnin), además de Jerusalén, exceptuando la Cúpula de la Roca que es sagrada para el Islam, y los bandos beligerantes acordarían una tregua de 10 años. Por el contrario, los cristianos reconocerían la libertad de culto para los musulmanes en las ciudades cristianas. Debido a esto, el Papa excomulgó a Federico II una vez más.

El 18 de marzo de 1229 Federico II de Alemania recibió la corona de Rey de Jerusalén con motivo de su matrimonio con Isabel de Brienne, a pesar de la oposición del clero local y de casi todos los señores feudales. Esta coronación formal no era auténtica, ya que Federico II estaba marcado por la excomunión, lo cual no le permitía participar en ceremonias religiosas.

Federico II
El Tratado de Paz fue una demostración de apertura y tolerancia de Federico II hacia los árabes y el Islam. El Sultán al-Kamil también tuvo motivos políticos para negociar con los cristianos, ya qué estaba preparando una campaña contra su hermano al-Mu'azzam de Damasco y no quería ser perturbado por las iniciativas de los cruzados.

El Tratado fue de importancia mundial, ya que hubo un compromiso entre los intereses de Oriente y de Occidente. Entre sus consecuencias, se produjo un enorme aumento de los intercambios culturales y comerciales entre el levante y el poniente. Sin embargo, sólo podría mantenerse siempre y cuando el sultan al-Kamil permaneciera con vida y Federico II fuera capaz de ejercer su influencia en el Reino de Jerusalén. Los descendientes de estos líderes causaron un contraste entre el mundo cristiano y el mundo islámico.

Federico II prmaneció durante algunos meses en Tierra Santa, intentando, sin éxito, poner orden a la situación del reino de Jerusalén. La relación con el papado, sin embargo, no mejoró mucho. El Papa estaba decepcionado por la efímera victoria y una Jerusalén a merced de los musulmanes, desmilitarizada, sin murallas e indefendible. El Papa también se sentía decepcionado por la solución diplomática de Federico II, pero la razón quizás más importante de esta decepción fue el resentimiento del Papa por el nuevo éxito de aquel emperador que amenazaba su supremacía en la región de Italia.

La Sexta Cruzada fue un éxito: Jerusalén fue una vez más cristiana y Federico II demostró que los estados cruzados se podrían mantener por otros medios que no fuesen militares.

Pero quedaron atrás muchos problemas sin resolver. Las fortificaciones de Jerusalén no se reconstruyeron, y la ciudad estaría a merced de los musulamanes después de la culminación de la tregua de 30 años acordada.

Después de la partida de Federico II y del fin de la tregua, el Reino de Jerusalén fue reconquistado por las fuerzas islámicas en 1244.


Fuente:
Historia Universal

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