El castillo de Mequinenza está emplazado en uno de los lugares más estratégicos de todo Aragón, sobre lo alto de una colina casi al borde de un gran precipicio, desde el cual todavía se puede contemplar el espectacular paisaje a una altura de unos 185 metros sobre el nivel de la confluencia de los ríos Ebro y Segre.
No cabe duda de que los Iberos, romanos, visigodos y musulmanes debieron ocupar y fortificar la altura, pero los escasos elementos hallados incluso entre las ruinas del castillo, durante su restauración, pertenecen al linaje de los Moncada trasladándonos a finales del S.XIII o principios del S.XIV.
En sus principios fue una fortaleza árabe, construida por la tribu Bereber de los Miknasa hasta el siglo XII, en el que al final de varias conquistas cae en manos de Ramón Berenguer IV, pasando ya definitivamente a manos de los cristianos.
Tras varios cambios de propietario en el 1184 se le concede el castillo y la villa de Mequinenza, al marqués de Aitona, D.Ramón Guillén de Moncada, pasando posteriormente a los duques de Medinaceli (Duquesa de Alba).
Pero hasta el S. XV no se introducen las primeras reformas con el fin de convertir la fortaleza militar en residencia-palacio.
Mucho más tarde durante los años 1700-1710 (Guerra de Sucesión) en los que se produjo un cambio de dinastía en España (de los Austrias a los Borbones) se transformó y acondicionó el castillo y los alrededores a una nueva forma de guerra (con armas de fuego, artillería...), siendo este el momento en el que el Duque de Orleáns mandó construir un camino que iba desde Mequinenza a Tortosa paralelo al río, con el fin de custodiar todas las barcazas (llaüts) que navegaban por el río entre estas dos poblaciones.
Durante 1808-1814 (Guerra de la Independencia) el castillo soportó tres ataques por parte de Napoleón, pero finalmente en 1810 fue conquistado por las tropas del Mariscal Suchet, perteneciendo hasta 1814 al gobierno francés. En febrero de ese mismo año y sin disparar ni un solo tiro volvió a manos españolas por mediación de una estrategia más del espionaje de Van Halen (Mequinenza pasó a ser inscrito en letras grandes en una de las columnas exteriores en el Arco del Triunfo de París).
Entre 1820 y 1823 tuvo un papel importante, soportando importantes ataques Carlistas y conservando guarnición militar que duró hasta principios del siglo XX en el que pasa a ser abandonado.
Durante la Guerra Civil pasa a ser un castillo de observación y una vez finalizada la guerra queda en ruinas hasta que la empresa ENHER lo reconstruye en la década de los años 50.
Actualmente el castillo es propiedad de ENDESA.
Fuente:
Castillos de Aragón
mi madre es de mequinenza. de pequeño pude visitar el castillo. mi abuelo conocia al que lo cuidaba.
ResponderEliminarAl menos parece a salvo de su pérdida. Está muy bien conservado.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas historias han visto sus almenas. Lo que nos contarían sus piedras si pudieran hablar. Lo que menos me gusta es que al final se lo quede Endesa. Es como poco romántico, ¿verdad?
ResponderEliminarUn saludo y feliz verano.
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