
Después de la conquista de Granada (1492), los Reyes Católicos decidieron construir su propia capilla sepulcral dentro de la Catedral de Granada, así que los Reyes Católicos decidieron el 13 de septiembre de 1504 que se creará por Real Cédula la Capilla Real. Este nuevo lugar de enterramiento real supone construir, decorar y amueblar un edificio, crear una institución con personas, dotarlo económicamente, todo ello con las garantías jurídicas suficientes para su permanencia y vida.

En el centro de la capilla encontramos los sepulcros de Isabel y Fernando, de Doménico Francelli, y los de Juana y Felipe, hechos por Bartolomé Ordoñez. Los sepulcros son altos y casi a la altura de tabernáculo (simboliza la cercanía de los reyes a Dios). Pueden verse en la Capilla Real los sepulcros de:
•Isabel I de Castilla, reina de la Corona de Castilla.
•Fernando II de Aragón, rey de la Corona de Aragón.
•Juana I de Castilla, reina de las coronas de Castilla y de Aragón.
•Felipe I de Castilla, el Hermoso, rey consorte de Castilla.

El rey va vestido con una armadura, sujetando una espada con su mano derecha. Lleva corona sobre una melena a la moda de aquellos años. En su pecho reposa un medallón que cuelga de una cadena al cuello, con la imagen de San Jorge, patrono de la Corona de Aragón.

En la cripta también está el sarcófago del infante Miguel de la Paz de Portugal, nieto de los Reyes Católicos, muerto niño. Las piezas más destacadas del interior del templo son su retablo mayor, la reja y la cripta con los cinco ataúdes de plomo que contienen los restos mortales de los reyes y del pequeño infante, reconocibles cada uno por la inicial de sus respectivos nombres:

El siglo XVI es el siglo de la plenitud de la Capilla Real, en él hay tres pasos: Su nacimiento con el espíritu medieval, resaltando la sobriedad del edificio y de toda la Institución (la Reina que quiso ser sepultada «vestida en el hábito del bienaventurado pobre de Jesucristo San Francisco»). Sigue su florecimiento con el Emperador Carlos I. Se adorna el templo, se engrandece la Institución. Termina con Felipe II: se mantiene y afirma un legado, pero se le cortan las alas. El Escorial y Simancas son ahora los proyectos de futuro: allá son trasladados la mitad de los restos reales y la librería de la Capilla.
Los primeros cincuenta años del siglo XVII no ofrecen novedad en la Capilla. Se preludia una decadencia que durará toda la segunda parte de este siglo y la primera mitad del XVIII.
Mediado el siglo XVIII hay un nuevo resurgir de la Capilla. Fernando VI ordena: «Restablecer en lo posible las decadencias de mi Real Capilla de Granada, y sus bienes dotables, y que en ella se perpetúe más decorosa la memoria de los Señores Reyes Católicos, sus gloriosos fundadores».
El final del XVIII y la primera mitad del XIX trae nuevas turbaciones a la Institución. Están ligadas a cambios políticos, a dificultades económicas y a la profunda modificación de las relaciones Iglesia-Estado. La Institución pasa a ser una entidad totalmente eclesiástica.

Cierta estabilidad trajo el Concordato de 1851 al que siguió un Decreto Real de reorganización de las Capillas Reales. Isabel II, que visitó la Capilla en 1862, impulsa un nuevo ordenamiento. Con la Restauración se consigue un nuevo equilibrio y nace el interés por la investigación histórica, por la restauración artística, por lo museístico.
Ya en el siglo XX crece el interés historiográfico y artístico, archivístico y musical por la Capilla. El Museo fue creado en el año 1913.
Fuentes consultadas:
http://www.capillarealgranada.com/
http://es.wikipedia.org/wiki/Capilla_Real_de_Granada
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