24 de febrero de 2011

Séneca, el filósofo del tirano

Una de las figuras más importantes del siglo I es la de Séneca, el último gran filósofo en lengua romana. Quiso actuar en la vida pública y fue el preceptor y el ministro más odiado por los emperadores. Extraña figura, a menudo detestada en la Antigüedad, en la que una tradición aristocrática, contra la que lucha Tácito, le acusa de hipocresía.

Séneca no es filósofo de profesión, sino un magistrado como Cicerón, un hombre de acción que conoció de forma violenta y variada todas las realidades de la vida. Nacido en los comienzos del siglo, hijo de un célebre retórico, es español de origen y representa en Roma a las provincias occidentales en el momento en que adquieren una importancia decisiva: es un ciudadano del mundo. En su juventud atendió la llamada de la sabiduría mística -pitagorismo, influencias egipcias, quizá judaísmo- y estuvo a punto de ser víctima de Sejano, y después de Calígula. Su ambición, o su prestigio, le llevan a mezclarse con los peores dramas de la corte: le acusaron, bajo Claudio, de ser el amante de una princesa imperial que murió víctima de este agravio y fue exiliado a Córcega. Desde allí, sin declararse culpable, suplicaba al poder que le permitiera regresar.

Agripina le hizo volver después de la caída de Mesalina. Así, asistió a la muerte de Claudio, y luego Nerón le consultó antes de matar a Agripina. Principalmente en ese tiempo, entre el 48 y el 65, fecha ésta de su suicidio, escribió su obra filosófica mientras crecía, para declinar luego, su influencia sobre Nerón, quien terminó por exigir su muerte.

Séneca fue ante todo un leal senador de Nerón, de quien había sido maestro de retórica y de filosofía. Parece haber representado la tendencia más activa y más innovadora del estoicismo. También es cierto (como demuestran ciertas críticas que dirige al final de su vida a Posidonio) que desconfía un poco de la civilización, del progreso técnico, de las ciencias y de las artes. La influencia de los cínicos es muy fuerte en su obra.


Fuente:
Historia de la Filosofía: del mundo romano al Islam medieval – Albin Michel

3 comentarios :

  1. Lo mejor de Séneca, su obra, porque su vida no se ajusta en absoluto con ella, así que no sería descabellado tacharlo de hipócrita.

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  2. Pobre Séneca. Tuvo que soportar las atrocidades de una familia de sádicos, la dinastía Julio- Claudia.
    Pocos salieron ilesos del trato con ellos.
    Un saludo.

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  3. Wow! Me encantó este rincón!!!
    Pasaré más seguido...

    Saludos!

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