La Florencia del Renacimiento fue reconocida, entre otros motivos, por su esplendor cultural, por el mecenazgo, el apoyo y la consideración que recibían los artistas para impulsar el nuevo movimiento artístico y filosófico. Con este espíritu, Florencia promocionaba "concursos" para que sus monumentos públicos fueran diseñados por los mejores creadores del momento, apartándose del arte gótico, que consideraban frío y oscuro.
La primera puerta del Baptisterio de la catedral de Florencia fue decorada por Andrea Pisano en 1330. Para la decoración de la segunda se convocó un concurso al que se presentaron Jacopo della Quercia, Lorenzo Ghiberti, Francesco de Valdambrino y Filippo Brunelleschi. El elegido fue Lorenzo Ghiberti (1378-1455), quien finalizó esta puerta en 1424. Al contrario de lo que era habitual en los relieves de la época, el fondo se utiliza como elemento plástico y forma parte de la representación.
Colocadas esas puertas, el resultado fue tan satisfactorio a la vista de todos que Ghiberti recibió, sin que hubiese mediado concurso alguno, el encargo de elaborar las terceras puertas (del lado este del baptisterio). En ella, Ghiberti aplica un tratamiento pictórico a las esculturas; este nuevo concepto le permite perfeccionar la perspectiva, la anatomía, la composición y el movimiento en sus esculturas. Sólo tiene 10 relieves que representan temas bíblicos, en ellos, el paisaje representa un escenario sobre el que los personajes ocupan un lugar, respetando el espacio, la proporción y el volumen. Ghiberti acabó aquí con las influencias góticas de manera completa.
Las Puertas contienen también, en los marcos laterales y en los listones verticales de separación, todo un repertorio de pequeñas esculturas, de figuras bíblicas, motivos vegetales y algunos diminutos bustos de personajes, entre los que se halla el propio autorretrato de Ghiberti.
El resultado final fue tan espléndido que justamente se decidió ubicarla en el sector oriental por ser el más jerarquizado. El nombre de “puerta del paraíso” proviene de la admiración de Miguel Ángel, según cuenta la leyenda, dijo que por su belleza y perfección merecía estar en la entrada del Paraíso.
La puerta del Paraíso ha sido siempre admirada como su obra maestra. En 1966, con la inundación del Arno fue severamente dañada, así que, después de su restauración, se la trasladó al Museo de l'Opera del Duomo y se la sustituyó por una copia.
Fuentes:
http://monografias.interbusca.com/arte/la-puerta-del-baptisterio-de-florencia.html
http://www.artehistoria.jcyl.es/arte/obras/15917.htm
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Preciosa puerta y maravillosa Florencia, tan elegante ella entre todas las ciudades italianas.
ResponderEliminarUn saludo.
Una auténtica maravilla.
ResponderEliminarEs un consuelo poder disfrutar de tanta belleza si no se ha tenido ocasión de visitar el lugar. Un lujazo.
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