25 de noviembre de 2010

El primer pararrayos

Benjamin Franklin
Hace 250 años, durante una tormenta, un hombre desafió a la lluvia y salió a campo abierto. Llevaba una cometa que en su cola tenía amarrada una pequeña llave de metal.

La cometa comenzó a volar entre las sombras y la lluvia. Instantes después se escuchó un terrible trueno. El hombre vio cómo un resplandor intersectaba la llave atada en la cola de la cometa. El experimento demostraba que el metal atraía el poder destructor de los rayos. ¿Qué pasaría al colocar una varilla en lo alto de un cerro para atraer a los rayos? ¿evitaría que éstos cayeran sobre las casas? Así nació el pararrayos, de una cometa que volaba bajo una noche lluviosa.

Ese hombre, Benjamin Frankin, es una de las personalidades más creativas del siglo XVIII en Norteamérica. Fue escritor, ensayista, editor, político, diplomático y filántropo, y es considerado el padre de la Independencia americana.

Nacido en Boston el 17 de enero de 1706, Franklin fue a la escuela solo hasta los 10 años. Convertido en autodidacta, trabajó como aprendiz de impresor, oficio que pronto dominó, y años después se dio a conocer como editor al establecer su propia imprenta.

Viajó por Europa e inició su carrera como escritor. A los 24 años se le consideraba un intelectual de alto nivel.
Franklin fue una persona sumamente generosa, que gozaba de fama, fortuna y juventud. Promovió mejoras sociales, siempre buscando una vida mejor para la colectividad. Entre las instituciones que creó, se cuenta la primera biblioteca, en 1731. El primer cuerpo de policía a sueldo y una fuerza de bomberos voluntarios, en 1744. En 1751 fundó también la Academia de Filadelfia que después se convertiría en la Universidad de Pensilvania. Como diplomático y político realizó también una distinguida carrera.

Además de todo esto, Benjamin Franklin destacó como científico. Sobresalieron sus investigaciones relativas a una fuerza casi desconocida por aquel entonces: la electricidad. Su experimento para atraer una descarga eléctrica a través de una cometa durante una tormenta, fue tan famoso que muchos científicos quisieron repetirlo, con tan mala suerte que muchos murieron electrocutados en el intento.

Además del pararrayos, Franklin inventó una estufa para la calefacción doméstica, y las gafas bifocales. Cuando Estados Unidos logró su independencia de Inglaterra, ayudó a redactar la Constitución de los Estados Unidos de América.

El 17 de abril de 1790 murió en la ciudad de Filadelfia, satisfecho de haber gozado de una vida repleta de sabiduría y generosidad.


Fuente:
Los inventos que cambiaron el mundo - Julio Guzmán Ludovic

4 comentarios :

  1. El señor Franklin era un todoterreno, de esos que no veíamos desde la época renacentista. Y el invento algo muy necesario. ¿Para qué? Pues... para rayos. Jejeje.
    Un saludo.

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  2. Bromeando sobre esta historia del cometa de Franklin, tengo los planos para construir un cometa de tipo caja, esos que forman una especie de prisma cuadrangular con algunas de sus caras abiertas, que creo que fue el modelo, al menos algún grabado así he visto, que uso don Benjamín; pero visto el peligro de achicharramiento igual no lo construyo. Ya veremos. Un saludo.

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  3. Yo que tú no saldría con eso cuando haya tormenta, por si acaso jajajaja. Saludos.

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