3 de febrero de 2010

Por qué se hace y por qué se dice?

Pese a que ya han pasado más de cinco siglos, la fuerza de la transmisión popular ha permitido que varias de las costumbres que tenían nuestros ancestros medievales hayan llegado hasta nosotros. Algunas de estas tradiciones permanecen exactamente igual que hace quinientos años, otras han cambiado. Al visitar el Palacio de Versalles, entonces en pleno apogeo, observamos que el suntuoso edificio no tiene baños. ¿Por qué? Pues porque en la Edad Media no existían cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos papel higiénico. Las heces y orinas humanas eran depositadas en un recipiente y tiradas por la ventana del palacio. En un día de fiesta, la cocina del palacio era capaz de preparar un banquete para 1500 personas sin la más mínima higiene. Mantener los restos de tierra en las verduras se consideraba una muestra de frescura, y los alimentos se cogían con las manos directamente de una enorme fuente situada en el centro de la mesa. En esta época vemos que la gente se abanicaba o era abanicada a menudo. La explicación no está en el calor, sino en el mal olor que exhalaban las personas por debajo de los vestidos, que pese a lo que se piensa no eran diseñados así por estética si no para contener los olores de las partes íntimas tras varias semanas sin ser lavadas, y es que no era costumbre bañarse debido al frío que hacía en las oscuras habitaciones de piedra y por la escasez de agua corriente limpia. Por lo tanto, el abanico no era para refrescarse: era para disipar el mal olor. Por lo menos, los nobles tenían lacayos que hacían esta labor: disipaban el maloliente aire del entorno de sus amos y espantaban a los insectos. Salimos del Palacio y nos maravillamos con los extensísimos y delicadísimos jardines, que en la época eran mas usados que contemplados ya que se usaban como retretes en las fiestas promovidas por la realeza. Se dice que la belleza de los jardines de Versalles procede de la cantidad de abono que absorbían sus tierras. En la Edad Media, la mayoría de las bodas se celebraba en el mes de junio, al comienzo del verano. La razón era sencilla: el primer baño del año era tomado en mayo y así, en junio, el olor de las personas todavía era tolerable. Aún así, como algunos olores ya empezaban a ser molestos, las novias llevaban ramos de flores al lado de su cuerpo en los carruajes para disfrazar el mal olor. De ahí nace la tradición del ramo de la novia. Los baños eran tomados en una bañera enorme llena de agua caliente. El padre de la familia era el primero en tomarlo, a continuación los otros hombres de la casa por orden de edad y después las mujeres, también por edades. Por último, los niños y los bebés. Los tejados de las casas no tenían bajo tejado y en las vigas de madera se criaban animales, gatos perros, ratas y otros bichos. Cuando llovía, las goteras forzaban a los animales a bajar. De esto nació la típica expresión anglosajona “llueven perros y gatos”, que se usa en momentos de lluvia intensa. Fuente: "La herencia de la Edad Media". Rubén Ceide.

8 comentarios :

  1. Sobrinos, siempre les he dicho que aprendan de la historia... pero no crean que esto es pretexto para no bañarse eh?... jajaja. Así es la historia del hombre... Fabuloso lo poco que hemos avanzado en algunas áreas... jajaja

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  2. Ay que bueno lo del ramo de la novia, madame, jiji. La explicacion era menos bonita de lo que parecia.

    Buenas noches, madame

    Bisous

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  3. Mejor no imaginar los expléndidos olores corporales que inundaba la hermosa vida del medioevo, el renacimiento o el barroco...

    Un saludo

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  4. Con razón morían tantos bebés. Si los bañaban los últimos en el caldillo que dejaba toda la familia.

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  5. Aaght... pensaba que la gente se bañaba en los lagos los que eran de pueblo...

    En cuanto al w.c. hasta no hace muchos años en algunas aldeas gallegas no había...

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  6. Hola:
    Es increible pensar que hubo una epoca en que a la gente no le moletaba el olor.

    Muy interesante el blog pasare a menudo.

    Saludos
    nuria.

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