12 de diciembre de 2009

Los tercios españoles

El tercio se introduce en 1534. Se trataba de una unidad de infantería que venía a sustituir el sistema anterior de coronelías, por cierto una manera de administrar tácticamente el ejército que ya había sido modernizado de la mano del Gran Capitán Gonzalo de Córdoba. Téngase en cuenta que las guerras de reconquista habían significado un desarrollo continuado de las tradiciones militares peninsulares. Así que antes incluso de la creación del tercio la infantería española estaba entre las mejores consideradas de toda Europa, como señala el mismo Maquiavelo repetidas veces. Pero será con tal innovación como se garantizará la superioridad militar española durante los cien años siguientes. La clave del tercio residía en la integración de armamentos. De los 3000 hombres que lo formaban, 1500 eran lanceros, 1000 rodeleros y 500 arcabuceros. Estos tres tipos de soldados explican el nombre de tercio, justamente. En la batalla, la formación en cuadrado del tercio garantizaba las primeras posiciones a los lanceros o piqueros, que avanzaban con la rodilla en tierra y la pica apoyada en el suelo, mientras que los rodeleros sorprendían desde el centro de la formación en la lucha cuerpo a cuerpo. A la par, desde fuera, los arcabuceros eran imprescindibles para la victoria final. Además de la táctica, el otro elemento fundamental de los tercios y del ejército español de la época la encontramos más bien en la cuestión moral. Buena parte de los soldados, especialmente los cuadros de oficiales, eran voluntarios, por lo general segundos o terceros herederos de familias nobles, a los que hasta entonces esperaría una alta carrera eclesiástica, en vista de que la parte del león del patrimonio familiar correspondía al primer heredero varón. Sólo cuando la cosa empezó a degenerar y los mercenarios, mal pagados, sustituyeron por completo a los voluntarios, ya entrado el XVII, la infantería española conoció la triste suerte de los otros elementos de la administración ineficiente de un Estado arruinado. (Fuente consultada: Historia General - Souto Alves)

7 comentarios :

  1. Hola, no se si aceptas peticiones o ya has escrito sobre ello pues sigo el blog desde hace no mucho y la verdad es que es interesante lo que escribes.

    ¿Podrías hablar de la conquista romana de Hispania?

    gracias! y un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Claro que acepto tu petición. Apuntado queda, pero dame un poco de tiempo que llevo muchas cosas entre manos.

    Y gracias!

    ResponderEliminar
  3. okok no te doy prisas, que comprendo que todos tenemos bastante que hacer.

    Muchas gracias

    Seguiré al tanto lo que aquí se publique ;)

    ResponderEliminar
  4. Es un tema francamente interesante y -pienso- que poco conocido.

    ResponderEliminar
  5. LO malo de esa superioridad es que Castilla se enfrascó cada vez más en la políca de los Habsburgo y eso fue fatal. Creo que sería como el ejército norteamericano de hoy. Castilla y España se hubieron de acostumbrar a ser los odiados del mundo, como hoy los norteamericanos. Los reyes tenían esa máquina de guerra para sus caprichos y la decadencia no tardó en llegar: Rocroi, 1643. Desde allá el derrumbamiento progresivo.
    Buena entrada.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Ay, madame, quien nos ha visto y quien nos ve!

    Pero en cambio la suerte de este blog va a mejorar con la loteria, porque acaba de recibir una participacion para el sorteo, y aguarda en mi blog.

    A ver si hay suerte!

    Bisous

    ResponderEliminar
  7. Era inevitable que la decadencia llegara, demasiados frentes llevaron a un desgaste inevitable. De todas formas los tercios mostraron ya desde la Bicoca porque eran la mejor infanteria de Europa, muy por encima de los famosos piqueros suizos e, incluso, muchos años después, en Rocroi, batalla que marcó su decadencia los franceses no tuvieron una victoria fácil.
    1 saludo!!

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario.

Creative Commons License
Paseando Por la Historia está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España.