19 de abril de 2009
La prostitución en la Antigua Roma
El término prostitución proviene de la palabra latina 'prostituere', que significa literalmente 'exhibir para la venta'.
En el Imperio Romano la prostitución era algo habitual. Decía Catón el Viejo que "es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres". Existía una gran promiscuidad fuera del matrimonio y las costumbres dictaban que el hombre casado podía mantener tantas relaciones sexuales como quisiera. Los ciudadanos con más poder y más esclavos podían destinar una parte de éstos para el sexo, independientemente de la edad que tuvieran y de su sexo.
Por otro lado, las mujeres casadas podían recibir visitas libremente, siempre y cuando mantuvieran una serie de códigos morales y sociales determinados.
Las prostitutas eran educadas para la conversación y el placer, debían llevar vestimenta diferente y estaban inscritas en un registro. En el año 1 d.C., el registro de Roma contaba con 32.000 prostitutas inscritas.
Las había de varios tipos según sus características y habilidades:
* Prostituta, era la que entregaba su cuerpo a quien ella quería.
* Pala, aceptaba a cualquiera que pudiera pagar el precio demandado.
* Meretrix, era la que se ganaba la vida por sí misma sin ningún intermediario.
* Prostibulae, ejercía donde podía sin pagar impuestos.
* Ambulatarae, trabajaba en la calle o en el circo.
* Lupae, ocupaban los bosques cercanos a la ciudad.
* Bustuariae, ejercía en los cementerios.
También había prostitutas de más alta categoría llamadas 'delicatae', que contaban entre sus clientes a senadores o generales.
En la Roma Clásica, también existían 'prostitutos' masculinos que esperaban en las esquinas de los baños a mujeres que solicitaran sus servicios. Por otro lado, se dice que algunas mujeres romanas pagaban cantidades desorbitadas por pasar la noche con un gladiador o con un atleta musculoso.
Existen muchas referencias escritas de mujeres de las familias más nobles que ejercieron la prostitución por puro placer, como por ejemplo Julia, hija de Augusto, Agripina o Mesalina, esposa del emperador Claudio, de la que se dice que por una apuesta con otra prostituta se trabajó en un sólo día a una centuria.
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Ay apasionante, madame!
ResponderEliminarMire que bien reglamentado y clasificado tenian todo los romanos. Si es que eran unicos.
Pero eso de los cementerios, que barbaridad, ya debia de tener tiron el lugar para que hubiera una especialidad asociada a ellos y todo.
Me gusta eso de que tambien hubiera prostitutos masculinos sin que se hundiera el imperio por ello, si señor.
Bisous, madame
Sí, es que en temas de sexo se ve que los romanos eran bastante liberales. Con sus normas, claro está, pero no se escandalizaban por nada.
ResponderEliminarRepta, a ver si mañana tengo un ratillo y te visito, que ahora ya es tarde.
ResponderEliminarGracias por pasarte.
Si no eras cristiano era el mejor lugar para vivir :)
ResponderEliminarMuy curioso todo lo que cuentas, sobre todo la diferenciación y las categorías que distinguían unas prostitutas de otras.
ResponderEliminarAlucinante lo de las prostitutas del cementerio. Lo mismo es que había cierta clientela a la que "le ponía" el lugar. ¡Qué cosas!
Saludos
Ah, señora, qué bien desarrollado el tema y buena la explicación,que yo nosabía que había tantas divisiones.
ResponderEliminarMis saludos
Doña Guiomar de Ulloa
Prostitutas las ha habido siempre y seguirán existiendo mientras el mundo sea mundo...Hacen una labor social y de esto sabían mucho los romanos que estaban en la élite hasta en eso.
ResponderEliminarMe quedé impresionada como los romanos tenían organizado el tema de la "profesión más antigua del mundo". Vaya sorpresa lo de prostituírse en un cementerio, no habría otro sitio más idoneo para elegir??
ResponderEliminarSaludos y gracias por dar a conocer estas curiosas anecdotas!
Caroline