Entre las potencias coloniales del siglo XIX, el Imperio Británico era el más importante. Entre todas sus posesiones, la India era su dominio más preciado. Desde el período de entreguerras existía el Partido del Congreso, que reunía sectores tradicionales con otros más progresistas y reivindicaba la independencia de la India. Bajo el liderazgo de Pandit Nehru, y sobre todo del Mahatma Gandhi, el partido creció espectacularmente con la integración de los campesinos y las clases populares urbanas. Gandhi elaboró una teoría de lucha y resistencia conocida como la no violencia y la desobediencia civil. Consistía en movilizar a las masas hindús en un movimiento de resistencia y enfrentamiento con el Imperio. En 1942, el Partido del Congreso fue ilegalizado y sus dirigentes y militantes perseguidos. Por su parte, la minoría islámica había creado la Liga Musulmana, liderada por Muhammad Ali Jinnah, que aspiraba a la creación de un Estado propio.
En 1945, la llegada al poder en Gran Bretaña del laborista Clement Attlee, más proclive a la descolonización que los conservadores, facilitó el inicio de negociaciones y fijó el año 1948 como fecha límite para abandonar la colonia. Lord Mountbatten, el último virrey de la India, se reunió con los líderes del Partido del Congreso y de la Liga Musulmana, y todos acordaron un proceso de cesión del poder, que fue revalidado por el Parlamento británico. Finalmente, en agosto de 1947, la India accedió a la independencia, pero la antigua colonia británica quedó dividida en dos Estados: Unión India y Pakistán, poblados, respectivamente, por hindús y musulmanes.
Fuente:
Historia del Mundo Contemporáneo
18 de abril de 2011
16 de abril de 2011
Los sitios de Zaragoza
Napoleón pretendía dominar Europa militarmente con los ideales de la revolución francesa. Entre sus aspiraciones entraba la península Ibérica, elaboró un plan para colocar en el trono de España a su hermano José.
Tras la invasión, en Madrid, el 2 de Mayo de 1808, el pueblo se rebeló contra la presencia francesa queriendo proteger a los Reyes españoles Carlos IV y Mª Luisa de Parma, que habían sido enviados camino de Bayona (Francia) como rehenes del Emperador francés.
En la Zaragoza de 1808, habitada entonces por 55.000 personas, conocidos los sucesos de Madrid algunos ciudadanos importantes de la ciudad prepararon un levantamiento contra los representantes del gobierno de España, siendo todavía para esas fechas el máximo mandatario del reino el favorito de los reyes, Manuel Godoy, hombre de ideas ilustradas y liberales.
La política seguida por su gobierno en su mayoría no era aceptada por el pueblo, que solo veía encarecer los productos y subir los impuestos. Para colmo de males, hubo tres años de malas cosechas. Todos estos acontecimientos, unidos a las noticias que llegaban de lo ocurrido en Madrid, hicieron estallar la insurrección en Zaragoza. Era el 24 de Mayo del año 1808.
Palafox y su familia eran queridos y respetados por los ciudadanos zaragozanos. Esta noble familia era de ideas absolutistas y fieles al Rey de España. El futuro Capitán General en esos días se encontraba en la ciudad huido de los franceses, y con la misión encomendada por Fernando VII de sublevar Aragón contra las tropas imperiales.
Gran parte de los ciudadanos, creyendo que era justo lo que hacían, se sublevaron contra las máximas autoridades Godoístas de la ciudad, eligiendo a José Palafox Capitán General, conviertiéndose entonces en mandatario y primera cabeza en Aragón.
Por el contrario, los franceses veían en Zaragoza una ciudad a conquistar, estando situada en un enclave estratégico importante para continuar su avance por la península.
El primer asedio comenzó el 15 de Junio de 1808; a la defensa se sumó en masa la población civil de Zaragoza, quienes tomaron las armas enfrentándose a los imperiales con arrojo. Hay que destacar que la defensa, en su mayor parte, fue obra de voluntarios sin apenas instrucción militar. Loa franceses, tras perder la batalla de Bailén (Jaén) el 19 de Julio, se vieron forzados a retirarse, levantando el asedio el 14 de Agosto tras dos meses de penosos esfuerzos y numerosas bajas entre sus fuerzas (ni que decir tiene que las bajas entre los defensores fueron muchisimo más altas).
Los franceses volvieron a Zaragoza por segunda vez el 21 de Diciembre de 1808, mucho mejor preparados y conscientes de la tarea a la que se tenían que enfrentar. Este segundo asedio fue mucho peor, los galos habían aprendido del anterior y cambiaron su estrategia, disponiendo también de tropas experimentadas y resueltas a no dejarse derrotar por lo que asemejaba a una turba de ciudadanos.
Por contra, los defensores de la ciudad apenas tuvieron tiempo de reparar las defensas.En cambio recibieron refuerzos que esta vez sí fueron militares en su mayor parte. La presencia militar quizá fue excesiva, pues fueron introducidos demasiados soldados en una ciudad que no estaba preparada para recibir y mantener a tal número de personas para el largo sitio que se avecinaba.
Los franceses consiguieron cerrar el cerco por completo a la ciudad. Lo peor para los defensores, mención aparte de los asaltos y bombardeos propios de la batalla, fue la epidemia de tifus que diezmó a la población, incluso Palafox cayó enfermo. La situación era desesperada, hambre, frío, la epidemia y el Capitán General contagiado. En estas circunstancias se creó una Junta de Defensa que decidió capitular y rendir la ciudad el 21 de Febrero de 1809, tras dos meses de heroica resistencia.
Gran parte de la ciudad de Zaragoza quedó destruida, así como la economía y el capital humano, falleciendo en el segundo asedio 55.000 defensores. Todas las clases sociales quedaron deshechas, tardando muchas décadas en recuperarse. Zaragoza comenzó su vida "normal" después de la capitulación con tan sólo 12.000 habitantes.
Fuente:
Satrapa
Tras la invasión, en Madrid, el 2 de Mayo de 1808, el pueblo se rebeló contra la presencia francesa queriendo proteger a los Reyes españoles Carlos IV y Mª Luisa de Parma, que habían sido enviados camino de Bayona (Francia) como rehenes del Emperador francés.
En la Zaragoza de 1808, habitada entonces por 55.000 personas, conocidos los sucesos de Madrid algunos ciudadanos importantes de la ciudad prepararon un levantamiento contra los representantes del gobierno de España, siendo todavía para esas fechas el máximo mandatario del reino el favorito de los reyes, Manuel Godoy, hombre de ideas ilustradas y liberales.
La política seguida por su gobierno en su mayoría no era aceptada por el pueblo, que solo veía encarecer los productos y subir los impuestos. Para colmo de males, hubo tres años de malas cosechas. Todos estos acontecimientos, unidos a las noticias que llegaban de lo ocurrido en Madrid, hicieron estallar la insurrección en Zaragoza. Era el 24 de Mayo del año 1808.
Palafox y su familia eran queridos y respetados por los ciudadanos zaragozanos. Esta noble familia era de ideas absolutistas y fieles al Rey de España. El futuro Capitán General en esos días se encontraba en la ciudad huido de los franceses, y con la misión encomendada por Fernando VII de sublevar Aragón contra las tropas imperiales.
Gran parte de los ciudadanos, creyendo que era justo lo que hacían, se sublevaron contra las máximas autoridades Godoístas de la ciudad, eligiendo a José Palafox Capitán General, conviertiéndose entonces en mandatario y primera cabeza en Aragón.
Por el contrario, los franceses veían en Zaragoza una ciudad a conquistar, estando situada en un enclave estratégico importante para continuar su avance por la península.
El primer asedio comenzó el 15 de Junio de 1808; a la defensa se sumó en masa la población civil de Zaragoza, quienes tomaron las armas enfrentándose a los imperiales con arrojo. Hay que destacar que la defensa, en su mayor parte, fue obra de voluntarios sin apenas instrucción militar. Loa franceses, tras perder la batalla de Bailén (Jaén) el 19 de Julio, se vieron forzados a retirarse, levantando el asedio el 14 de Agosto tras dos meses de penosos esfuerzos y numerosas bajas entre sus fuerzas (ni que decir tiene que las bajas entre los defensores fueron muchisimo más altas).
Los franceses volvieron a Zaragoza por segunda vez el 21 de Diciembre de 1808, mucho mejor preparados y conscientes de la tarea a la que se tenían que enfrentar. Este segundo asedio fue mucho peor, los galos habían aprendido del anterior y cambiaron su estrategia, disponiendo también de tropas experimentadas y resueltas a no dejarse derrotar por lo que asemejaba a una turba de ciudadanos.
Por contra, los defensores de la ciudad apenas tuvieron tiempo de reparar las defensas.En cambio recibieron refuerzos que esta vez sí fueron militares en su mayor parte. La presencia militar quizá fue excesiva, pues fueron introducidos demasiados soldados en una ciudad que no estaba preparada para recibir y mantener a tal número de personas para el largo sitio que se avecinaba.
Los franceses consiguieron cerrar el cerco por completo a la ciudad. Lo peor para los defensores, mención aparte de los asaltos y bombardeos propios de la batalla, fue la epidemia de tifus que diezmó a la población, incluso Palafox cayó enfermo. La situación era desesperada, hambre, frío, la epidemia y el Capitán General contagiado. En estas circunstancias se creó una Junta de Defensa que decidió capitular y rendir la ciudad el 21 de Febrero de 1809, tras dos meses de heroica resistencia.
Gran parte de la ciudad de Zaragoza quedó destruida, así como la economía y el capital humano, falleciendo en el segundo asedio 55.000 defensores. Todas las clases sociales quedaron deshechas, tardando muchas décadas en recuperarse. Zaragoza comenzó su vida "normal" después de la capitulación con tan sólo 12.000 habitantes.
Fuente:
Satrapa
12 de abril de 2011
La primera gran basílica de Florencia
Santa María Novella es la primera gran basílica construida en Florencia y a la vez es la mayor iglesia que poseen los dominicos en dicha ciudad.
La iglesia, el claustro contiguo y la sala capitular contienen grandes tesoros artísticos y de carácter funerario. Son especialmente famosos los frescos realizados por maestros del gótico y del Renacimiento temprano. Estas obras fueron financiadas gracias a la generosidad de las familias más importantes de Florencia, que de esta forma se aseguraban la sepultura en las diferentes capillas.
Esta iglesia fue llamada Novella (nueva) porque se construyó en el mismo sitio que un antiguo oratorio del siglo IX, Santa Maria delle Vigne. Cuando el lugar fue asignado a la orden dominicana en 1221 se decidió construir un nuevo templo y un claustro adyacente. La iglesia fue diseñada por dos frailes dominicos, Fray Sixto Fiorentino y Fray Ristoro da Campi. La construcción se inició alrededor de 1246 y se finalizó alrededor de 1360 bajo la supervisión de Fray Iacopo Talenti. En aquel momento sólo la parte inferior de la fachada gótica estuvo acabada. Los tres portales están atravesados por arcos de medio punto, mientras que al resto de la parte inferior de la fachada la atraviesan arcos ciegos, separados por pilastras. La iglesia fue consagrada en 1420.
Battista Alberti, famoso arquitecto del siglo XV, diseñó la parte superior de la fachada. Alberti intentó armonizar detalles clásicos con la fachada medieval ya existente. Introdujo las ventanas redondas y la vidriera.
11 de abril de 2011
Señales de humo
A pesar de que la utilización de fogatas para enviar mensajes se ha convertido en uno de los símbolos de los pieles rojas, no parece que realmente fuera una fórmula de comunicación demasiado utilizada por las tribus. La razón es que las nubes de humo podían ser atisbadas desde varios kilómetros de distancia y era posible que el enemigo descifrara su significado. Por eso, se utilizaban exclusivamente para transmitir ideas precisas y urgentes, como la victoria o derrota en una batalla o para avisar de que un enemigo se encontraba al acecho.
Cuenta el escritor indio William Camus que el proceso comenzaba con la elección de una colina que fuera suficientemente elevada. Allí se preparaba un fuego utilizando generalmente leña húmeda, que producía un humo de mayor densidad. Mientras dos nativos sostenían una manta tensada sobre las llamas, un tercer hombre llamado “el que conserva el secreto de las señales” iba agregando diferentes clases de hierbas que proporcionaban el tipo de humo deseado. Primero dejaban elevarse una recta y densa humareda blanca que indicaba que el mensaje comenzaba. A partir de ahí se intercalaban globos humeantes de distintos tamaños, separados por espacios perfectamente calculados. La cadencia y el grosor de estos aros, así como el color del humo emitido poseían un sentido preciso. Por ejemplo, una humareda blanca significaba victoria, felicidad o paz, mientras que, entre los sioux, las nubes negras indicaban desgracia o derrota.
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