19 de junio de 2013

La pintura al óleo

Alrededor del año 1420 el pintor Jan van Eyck (Juan de Brujas), hablaba en su taller a un grupo de artistas del momento. Les hablaba en flamenco:

"Seguimos pintando como hace cien años, doscientos, trescientos años, con todos los convencionalismos y prejuicios del gótico. Encuadrando las figuras con fondos de oropel, vacíos, sin vida, ajenos a la realidad y a la verdad. Os propongo que pintemos los hombres, las mujeres, los árboles y los campos tal como son realmente. Os propongo que pintemos la vida cotidiana, la verdad que nos rodea" (1).

El grupo estuvo de acuerdo. Allí estaban el Maestro de Flemalle, Van der Weyden, Petrus Christus... y todos se esforzaron desde entonces en pintar con ese realismo predicado por Juan de Brujas. Y crearon la escuela Flamenca, continuada y afirmada por figuras como Bouts, van Goes, Memlinc, Bosch, Bruegel, Rubens, Jordaens, Rembrandt.

No es extraño que Juan de Brujas fuera el elegido para iniciar un nuevo movimiento en el arte de la pintura ya que diez años antes había descubierto algo trascendental. Hasta 1410, todos los artistas pintaban sus retratos con pintura de temple al huevo. Muchos años antes, en el libro Diversarum artium schedula escrito por Teófilo (1200), se comentaba la posibilidad de dar una fina capa de aceite de oliva al cuadro terminado. Se había experimentado que después de aplicar una capa de aceite sobre la pintura al temple con huevo, los colores revivían como recién pintados. Esta técnica planteaba un problema que hasta entonces no se había podido resolver. Después de aplicado el aceite, la pintura secaba con gran dificultad y se debía exponer el cuadro al sol varios días con el posible riesgo de deterioro de la pintura, de ennegrecimiento de los colores y de pérdida de intensidad de los blancos.

El matrimonio Arnolfini  (Van Eyck)
Cierto día, Juan de Brujas aplicó aceite a su pintura y después de dejarla secar al sol se cuarteó. Desde ese momento, Juan no cejaría hasta hallar un aceite que secara a la sombra. Continuó sus experimentos hasta comprobar que mezclando una pequeña porción de barniz blanco de Brujas con aceite de linaza obtenía una solución que secaba a la sombra sin ninguna dificultad.

Jan van Eyck probó entonces disolver con esa solución los colores que se utilizaban para pintar al temple. Comprobó que los colores podían ser aplicados claros o espesos, en veladuras o en capas cubrientes. Vio también que mientras secaban podían rectificarse matices y colores, que mantenían su integridad e intensidad de brillos y que a la vez secaban sin la necesidad de exponer el retrato al sol. El gran paso se había dado. Jan van Eyck había descubierto el mejor medio para pintar, la pintura al óleo. La pintura al óleo daba a los colores una luminosidad, una profundidad y una transparencia desconocidas hasta entonces e hicieron que la pintura de Van Eyck fuera considerada la más realista que se había hecho hasta entonces.

Durante los siglos XV y XVI, los venecianos crearon unas resinas menos duras y más suaves que las empleadas por la escuela flamenca. Basadas en aceites más finamente depurados, éstas facilitaron el uso de la tela como soporte, en lugar de las pesadas tablas. Este nuevo soporte para el cuadro dio un gran impulso a la pintura y aumentó tanto el consumo de las obras de arte como el número de los encargos artísticos.

Sin embargo, la innovación veneciana fue más allá, y cambió también la manera en que se aplicaba el color. Dejó de lado la aplicación de finas veladuras propuesta por la pintura flamenca e introdujo la aplicación de colores pastosos y rugosos en pinceladas densas y fuertes a gusto personal de quien pinta el retrato. Más que la luminosidad y la transparencia, esta escuela buscó la reflexión del color. Tiziano fue, quizá, uno de los más claros exponentes iniciales de esta técnica en la que las pinceladas aparecen claras y nítidas y que luego sería la que se utilizara en el arte del período Barroco.

(1) Este diálogo en concreto es imaginario pero basado en hechos reales.


Fuente:
Retrato garantizado

3 comentarios :

  1. Todo un invento revolucionario el de la pintura al óleo. No se le puede equiparar ninguna otra ni en texturas, ni en calidades, ni en cromatismo, ni en durabilidad.
    Un saludo.

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  2. Venecia es fascinante, bajo las mareas de turistas sudorosos se esconde una tremenda riqueza artística y cultural

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  3. Interesante artículo. El matrimonio Arnolfini es una obra que me encanta, siempre me ha gustado. En general todas las pinturas de Juan de Brujas me parecen impresionantes.

    Os invito a visitar mi blog, también con la Historia como temática principal.

    http://corresponsalenlahistoria.blogspot.com.es/

    Un saludo.

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