En el año 55 a.C. Julio César cruzó el Canal de la Mancha dispuesto a invadir la isla de Britania. No se sabe exactamente qué motivos impulsaron al general romano a dar este paso, pero lo más probable es que se tratara de dar un escarmiento a las tribus celtas que poblaban la isla, en represalia por la ayuda que brindaban a sus hermanos de la Galia, que plantaban cara ferozmente a las legiones romanas.
César intentó recabar información sobre Britania de los comerciantes que negociaban con la isla, pero no tuvo éxito ya que éstos temían perder su monopolio comercial y no le facilitaron ningún dato relevante. Entonces envió un barco de exploración comandado por Cayo Voluseno, uno de sus tribunos militares. Voluseno exploró la región de Kent, aunque sin adentrarse demasiado en territorio desconocido por miedo a las tribus celtas. Después de cinco días de exploración, Voluseno regresó al continente y por fin César pudo disponer de alguna información.
Julio César reunió una flota compuesta de ochenta barcos de transporte y algunos navíos de guerra de los que se desconoce el número. A ellos se les debían unir otros 18 barcos para transportar a la caballería, pero César no quiso perder tiempo y zarpó inmediatamente sólo con la infantería, dejándolos atrás.
Inicialmente César trató de desambarcar en Dubris (Dover), pero cuando la armada romana avistó tierra, una fuerza masiva de britanos ocupó por completo las colinas y acantilados de la playa. Esto disuadió a los romanos de desembarcar, ya que los enemigos que estaban copando los riscos de los acantilados podían masacrarles lanzando las jabalinas que portaban. Tras esperar anclados en una playa cercana César convocó un consejo de guerra, en el que ordenó a sus subordinados actuar por iniciativa propia. Después, condujo la flota unas siete millas a lo largo de la costa hacia una playa abierta. Con toda la playa copada por los carros y la caballería britana, el desembarco parecía imposible. Para empeorar las cosas, los barcos eran demasiado grandes para moverse con facilidad, y los legionarios se vieron obligados a desembarcar en aguas muy profundas, mientras los britanos salían de todas partes.
Los britanos empezaron a retroceder cuando una lluvia de proyectiles partió de las catapultae montadas en los barcos de guerra, que expusieron su flanco para facilitar el desembarco de las tropas. A pesar de que las fuerzas de César lograron desembarcar, ese día no fue coronado con una victoria completa, ya que los vientos adversos retrasaron a la caballería romana. César había logrado desembarcar en condiciones desfavorables, pero los britanos le habían mostrado que eran capaces de ofrecer una fuerte resistencia.
Las tribus britanas se defendieron de esta incursión y fueron capaces de preparar una ofensiva pero, a pesar de ello los romanos construyeron un campamento, aunque los pocos efectivos con los que César contaba le hicieron tomar la decisión retirarse al continente para volver en una mejor ocasión.
En líneas generales esta primera campaña fue un fracaso puesto que, a pesar de haber obtenido dos victorias bastante importantes en escaramuzas contra las tribus britanas, César no fue capaz de penetrar más allá del punto de desembarco.
Fuentes:
- Historia Antigua
- mural.uv.es
- Wikipedia
Ni más ni menos que lo que le pasó a Hitler en la Batalla de Inglaterra, dejar el asunto para mejor ocasión.
ResponderEliminarUn saludo.
Parece mentira, pero lo que no pudo hacer el súper poderoso Julio César, lo hizo un emperador por quien nadie hubiese dado un penique. Claudio (si no me equivoco claro está)
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