En los últimos años del largo reinado del emperador Francisco José el Imperio austro-húngaro era un volcán que podía estallar en cualquier momento. La población alemana de Austria dominaba un conglomerado de polacos, rumanos, rutenios, checos, eslovenos, serbo-croatas e italianos. Los magiares de Hungría mantenían bajo su dominación a eslovacos, rumanos, serbo-croatas, búlgaros y eslovenos. La doble monarquía austro-húngara sobrevivía gracias a la represión policial férrea de las "minorías nacionales", a lo que se añadía el recorte de sus derechos políticos y el intento de ahogar sus expresiones nacionales.
Junto al austro-húngaro otro imperio declinaba: el Imperio Turco, acosado por sus vecinos europeos y víctima de la inoperancia de sus gobiernos y el anquilosamiento de su administración. Austria-Hungría vigilaba para que su descomposición no alterara el equilibrio de poder en la zona. Rusia anhelaba una salida al Mediterráneo a su costa y el vital control del paso de los Estrechos. Y las naciones balcánicas (Yugoslavia, Grecia, Bulgaria, Rumanía) buscaban la expansión incorporando a sus fronteras los territorios turcos habitados por poblaciones de su misma lengua y religión. Sólo el ejercicio despótico del gobierno permitía al sultán seguir manteniendo su soberanía sobre los árabes y sirios de Palestina, los griegos y armenios de Asia Menor, y los griegos, serbios y búlgaros de la Turquía europea. En 1908 el Movimiento de los Jóvenes Turcos se hizo con el poder, aunque respetó la figura del sultán.
El Imperio austro-húngaro y el Imperio Otomano |
El mismo año de la revolución turca el príncipe de Bulgaria se proclamó rey independiente y Austria-Hungría se anexionó formalmente el territorio de Bosnia-Herzegovina. Bosnia-Herzegovina hasta ese momento había estado bajo administración austro-húngara pero seguía dependiendo teóricamente de Turquía. Sus habitantes eran eslavos del sur, y la doble monarquía se inquietó ante la posibilidad de que iniciaran un movimiento para unirse a Serbia, el país que más presionaba para conseguir la independencia de los pueblos eslavos bajo dominación austro-húngara. La guerra con Japón había debilitado a Rusia, campeona de los intereses de los pueblos eslavos, y el Zar Nicolás II tuvo que afrontar la humillación de quedar inmovilizado ante lo que se consideró un auténtico ultimátum alemán: si Rusia movilizaba tropas contra Austria-Hungría, Alemania se movilizaría en apoyo de su aliado.
Gran Bretaña y Francia negaron su apoyo a Rusia por no sentirse implicadas en una crisis balcánica, y Serbia no pudo pasar de la protesta ante la falta del apoyo ruso. Ante la forzada pasividad rusa, en febrero de 1909 Austria-Hungría logró el reconocimiento oficial de Turquía a su anexión de Bosnia-Herzegovina.
Caricatura francesa que refleja la crisis bosnia de 1908 |
Pero Bulgaria no quedó contenta con el reparto y, alentada por Austria-Hungría (que quería rebajar el poder adquirido por Serbia), inició al mes siguiente la Segunda Guerra Balcánica contra sus dos antiguos aliados. Bulgaria fue derrotada y tuvo que ceder parte de su Macedonia a Serbia y parte de Tracia a Grecia. Rumanía, que no había intervenido en ninguno de los dos conflictos, aprovechó la situación y arrebató a Bulgaria la zona fronteriza de Dobrudja. Por supuesto, Austria-Hungría no consintió que quedaran así las cosas y logró de las demás potencias que Serbia abandonara los territorios conquistados que suponían su salida al mar. De este modo nació la Albania independiente.
Nota: Esta es la 4ª y última parte de una serie de 4 entradas. Para ver las anteriores: I, II, III
Fuente:
La Primera Guerra Mundial - María Soledad de Mateo Menéndez
Me ha gustado mucho esta serie de entradas sobre las causas de la IGM. El conflicto de los Balcanes ha sido considerado tradicionalmente como la chispa que encendió el fuego, pero como nos has mostrado también había otros conflictos latentes...difícil era el equilibrio de imperios tan complejos como el austro-húngaro y el otomano.
ResponderEliminarUn saludo.
El detonante, la gota que colmó el vaso... En el fondo laa causas profundas ya estaban sobre el tapete. Sólo faltaba el motivo desencadenante.
ResponderEliminarUn saludo.