Durante el apogeo de las grandes aventuras por mar, en los siglos XVIII y XIX, los navegantes animados por el comercio con países exóticos y remotos alcanzaron casi todos los lugares del mundo en sus distintas embarcaciones de vela.
Muchos de estos viajes entrañaban serias dificultades y peligros, especialmente las rutas que pasaban obligatoriamente por el cabo de Hornos, conocido en aquella época como el cabo de las Tormentas, que está situado en el extremo meridional de América del Sur, en la isla de Hornos,. Drake, en 1578, fue el primero en doblarlo.
Escollos, bajíos, vientos huracanados, lluvias y nieve durante casi todo el año, y una espesa bruma cuando las tempestades calmaban, convertían el cabo de Hornos en un lugar impracticable, incluso para los más experimentados navegantes. Los naufragios estaban a la orden del día. De esta forma se convirtió en signo de suerte y valor entre la marinería haber logrado cruzar con vida aquel infierno. Orgullosos de ello, y para que la hazaña quedara reflejada de por vida, los marineros comerciantes, piratas y corsarios se colgaban de una de sus orejas un pendiente en forma de aro, preferiblemente de oro.
A este distintivo se podían unir otros dos, que simbolizaban el paso por el cabo de Buena Esperanza, al sur de África, y el de York, en Oceanía. Sin embargo, ninguno de estos dos pendientes se podía igualar con el del cabo de Hornos. La costumbre, que se extendió con rapidez como símbolo de valor y temeridad, fue también adoptada por los piratas que asolaras las costas del Caribe durante el siglo pasado. Estos sólo tenían que enseñar la oreja para acobardar a sus víctimas.
Fuente:
http://autorneto.com/recreacion/curiosidades/por-que-los-piratas-llevaban-pendientes
Muchos de estos viajes entrañaban serias dificultades y peligros, especialmente las rutas que pasaban obligatoriamente por el cabo de Hornos, conocido en aquella época como el cabo de las Tormentas, que está situado en el extremo meridional de América del Sur, en la isla de Hornos,. Drake, en 1578, fue el primero en doblarlo.
Escollos, bajíos, vientos huracanados, lluvias y nieve durante casi todo el año, y una espesa bruma cuando las tempestades calmaban, convertían el cabo de Hornos en un lugar impracticable, incluso para los más experimentados navegantes. Los naufragios estaban a la orden del día. De esta forma se convirtió en signo de suerte y valor entre la marinería haber logrado cruzar con vida aquel infierno. Orgullosos de ello, y para que la hazaña quedara reflejada de por vida, los marineros comerciantes, piratas y corsarios se colgaban de una de sus orejas un pendiente en forma de aro, preferiblemente de oro.
A este distintivo se podían unir otros dos, que simbolizaban el paso por el cabo de Buena Esperanza, al sur de África, y el de York, en Oceanía. Sin embargo, ninguno de estos dos pendientes se podía igualar con el del cabo de Hornos. La costumbre, que se extendió con rapidez como símbolo de valor y temeridad, fue también adoptada por los piratas que asolaras las costas del Caribe durante el siglo pasado. Estos sólo tenían que enseñar la oreja para acobardar a sus víctimas.
Fuente:
http://autorneto.com/recreacion/curiosidades/por-que-los-piratas-llevaban-pendientes
Interesante entrada sobre los pendientes piratas y su significado. Sólo una "corrección" sobre lo que comentas de Drake y el Cabo de Hornos: en 1525, el marino español Francisco de Hoces, que formaba parte de la expedición de García Jofre de Loaísa, se encontró con un temporal cuando trataba de cruzar el estrecho de Magallanes, lo que le obligó a viajar hasta los 55º de latitud sur, convirtiéndose en el primero en descubrir el paso al sur del Cabo de Hornos, en el extremo meridional del continente, anticipándose en más de medio siglo al pirata inglés Francis Drake. Debido a esto, en España y en parte de Hispanoamérica se llama Mar de Hoces al denominado Pasaje de Drake por los anglosajones.
ResponderEliminarUn saludo.
Forma parte de la escenografía: un pendiente, un parche, una pata de palo, una botella de ron, una buena tempestad... Sin todo ello no hay piratas de libro. Estoy pensando en los piratas actuales que asaltan barcos pesqueros y van con metralletas, camisetas y pantalones vaqueros. ¡Esos no son piratas, hombre. Son vulgares chorizos!
ResponderEliminarUn saludo.
Que curiosa esa entrada , me gusta .
ResponderEliminarMenos mal que no habían muchos cabos dificiles , sino pobres orejas de piratas .
La eterna rivalidad entre españoles y ingleses ,para saber quien llego el primero !
Saludos desde Málaga.
Magnífica y curiosa su entrada, pero efectivamente como apunta Carolus, el mérito de cruzar semejante infierno pertenece al español Francisco de Hoces.
ResponderEliminarCamilo José Cela escribiría "Me aclara el comandante Carlos Arenas que la denominación de justicia para estas aguas es la de mar de Hoces, en homenaje y recuerdo del primer marinero que cruzó desde el Atlántico al Pacífico: el español Francisco de Hoces. Tardaría aún sesenta años en aparecer por allí Drake, quien tuvo la habilidad, talento o fuerza necesarios para que fuera su apellido, y no el de su predecesor, el que pasase a la historia o, al menos, a la toponimia cartográfica. Por fortuna las cartas de navegación argentinas sí que reconocen a Hoces y llaman así a estas aguas. Francis Drake también intentó que se le tuviese por el primer navegante que dio la vuelta a los mares del planeta, con el argumento, según parece, de que los que lo habían hecho con anterioridad no eran ingleses y, por tanto, no contaban"
Que caradura la de este Drake ¿verdad?
Un saludo.
Efectivamente, como dice el amigo Pedro, Drake pretendió no ser menos que los españoles y dar la vuelta al mundo. Burda escusa para ocultar sus verdaderas intenciones: robarle cuanto oro le fuera posible a los españoles, y ¡ojo! con el patrocinio y porcentaje en beneficio del la reina Isabel de Inglaterra. Del botín de aquella vuelta resultaría Drake nombrado Sir. Un abrazo.
ResponderEliminarYo tengo muchos aros, soy pirata🤔?
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