La explotación comercial del petróleo comenzó en 1859 en EEUU. Inicialmente fue utilizado para la iluminación, pero los avances en su destilación hicieron posible ampliar su uso (lámparas, lubricantes, calefacción...). Pero la aplicación más importante fue en el transporte gracias a su uso como combustible.
Primer tranvía eléctrico de Madrid (1898) |
La invención del pedal (1865) y del neumático (1888) hicieron posible la aparición de la bicicleta. Pero lo que realmente revolucionó el transporte fue el automóvil. El ingeniero alemán Karl Benz desarrolló el primer automóvil con gasolina en 1885, y a partir de 1900 se inició su producción masiva en Francia (Armand Peugeot) y en EEUU (Henry Ford).
Las primeras décadas del siglo XX conocieron también el desarrollo de la aviación. El primer vuelo de avión lo realizaron los hermanos Wright en 1903, aunque fue a partir de 1909 cuando la aviación se convirtió en un fenómeno industrial y militar.
A finales del siglo XIX el avance tecnológico pasó a ser el resultado de la cooperación de un número elevado de especialistas agrupados en laboratorios de investigación. Como resultado de estas investigaciones se descubrieron nuevos productos o aplicaciones de otros poco utilizados hasta entonces, como el vidrio, las fibras artificiales, el caucho, los tintes químicos, los abonos químicos y el aluminio. La industria siderúrgica conoció una gran expansión gracias a la producción masiva de acero y aluminio, y la metalúrgica ampliaba su horizonte con la nueva industria del automóvil. El sector químico también tuvo un gran impulso con la creación de nuevos productos (abonos, tintes, fibras...).
Las grandes inversiones necesarias para financiar las innovaciones tecnológicas dieron lugar a un rápido proceso de concentración empresarial. Sólo las grandes empresas eran capaces de hacer frente a la guerra de precios y a la competencia. De esta forma, mediante fusiones, absorciones y acuerdos fueron apareciendo verdaderos gigantes empresariales.
Surgieron nuevas formas de organización del trabajo, como el taylorismo, consistente en organizar la producción en serie a través de cadenas de montaje. Aparecieron las grandes superficies comerciales que ofrecían una gran variedad de productos, y surgió el sistema de venta a plazos y mediante préstamos bancarios. El comercio internacional también experimentó un gran crecimiento entre 1850 y 1914.
Fuente:
Historia del mundo contemporáneo
Buen resumen del proceso.
ResponderEliminarUn consecuencia muy importante de esta segunda revolución industrial es que lo costoso de las nuevas instalaciones posibilita la formación de un empresariado con gran concentración de capital en sus manos y, lo que es más importante, sumamente influyente. Los gobiernos han de "mimar" a esos inversores. De ahí viene la aventura colonial europea de finales del siglo XIX.
Un saludo.
Y pensar que ese coche que muestras en tu artículo, supongo que el viejo modelo T de Ford, fue el primer coche popular de la historia. Verdaderamente la variación de las fuentes energéticas supusieron un factor decisivo en la revolución industrial y también tecnológica, como el motor de combustión interna, que dejaba atrás las peligrosas calderas de vapor. Muy interesante recordar el camino que nos ha llevado a disfrutar de esta sociedad tecnificada que hoy tenemos. Un saludo.
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