El Castillo de Himeji, en el oeste japonés, pertenece al tipo de castillo denominado hirayama-jiro. Fue construido en una colina llamada Hime-yama y está rodeado por una llanura.
Los constructores de castillos generalmente erigían una tenshukaku (torre principal) en el lugar más alto de los terrenos del castillo. La torre se elevaba por encima de la construcción general y ofrecía un inmejorable observatorio para espiar los movimientos del enemigo en el área. Asimismo, simbolizaban el poder del señor del castillo.
El área circundante a la torre principal constituía uno de los lugares más importantes del castillo y era llamada honmaru (recinto principal). Otros emplazamientos, como ninomaru y sannomaru eran a menudo situados en una suerte de espiral alrededor del recinto principal. En el Castillo de Himeji, el recinto principal era donde se tomaban las decisiones políticas. El señor del castillo, junto con su familia y parientes, establecía su residencia en ninomaru, sannomaru y nishinomaru (recintos secundario, terciario y occidental, respectivamente), y los terrenos del castillo no han sufrido ningún cambio desde aquellos tiempos.
La función más importante de un castillo era la defensa contra los ataques del enemigo. Alrededor del Castillo de Himeji existía una red de fosos. Las piedras de las bases de los muros y las rampas proveían de una defensa extra, algunas elevadas entre recintos y pasadizos, haciendo extremadamente difícil la incursión del enemigo.
Un aspecto interesante de las piedras de la base de los muros es su perfil. Se elevan de forma gradual y en las partes más altas toman una forma curva hacia fuera. Este efecto curvo, llamado ogi-no-kobai (inclinación en forma de abanico plegable), las hace muy difíciles de escalar y aportan un toque de belleza, por la que son conocidos los castillos japoneses.
Los fosos de muchos castillos contienen agua y cuando la topografía lo permitía era utilizada el agua de los ríos. En el caso de que el enemigo consiguiera cruzar el foso, tendría que superar también la puerta principal (ote-mon) y otras puertas. Desde allí, la única manera de llegar al recinto principal es a través de una suerte de laberinto que incluía recintos de seguridad, muchas puertas y pasadizos sin salida.
El invasor podía ser repelido mediante disparos a través de los orificios (sama) de los muros del castillo. Los orificio llamados ya-zama son alargados y rectangulares para el disparo de flechas, mientas que los teppo-zama son redondos o cuadrados para disparar con mosquetes. La torre principal y las almenas podían ser protegidas lanzando piedras a través de orificios (ishi-otoshi) en las partes bajas de los muros, en las extensiones de sus bases.
Este tipo de castillo fue desarrollado en los comienzos del siglo XVII, en los tiempos en que Japón comenzó un periodo de paz que duraría 270 años. Con el final de las guerras, los castillos adquirieron una significación diferente a la pura defensa y el mantenimiento del poder -sus bellas estructuras simbolizaron el espíritu del carácter samurai y el prestigio de la localidad-.
El Castillo de Himeji es el mayor de su clase que ha sobrevivido intacto en Japón y se dice que es el más bello. Capas blancas de yeso cubren sus muros y también sirven para estabilizar las tejas, lo que crea un marco elegante, que le proporciona al castillo su otro nombre, -Castillo de la Garza Real Blanca-. Es un tesoro nacional y mereció la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad, concedida en 1993 por la UNESCO.
Fuente:
Nipponia
Me encanta!, siempre he pensado que eran señores de la guerra en el sentido más amplio, y se ve perfectamente con este tipo de construcciones.
ResponderEliminarEn su momento cumplieron su función, y ahora permanecen para que nos deleitemos. Creo que es perfecta la denominación de "Patrimonio Cultural...".
Besos.
Muy curioso. No conozco nada de arquitectura oriental... Un toque exótico, esta entrada :-)
ResponderEliminarSaludos.