El primer ataque vikingo en Europa occidental del que existe constancia tuvo lugar en el 793, cuando el monasterio de la isla de Lindisfarne fue saqueado. Iba a ser el primero de una serie de ataques contra partes de Gran Bretaña, Irlanda y las costas francesas del Canal de la Mancha y del Atlántico, que en ocasiones se repitieron casi anualmente. A su vez estos ataques resultaron los precursores de una migración desde Escandinavia. Hace mucho tiempo que se ha apreciado el carácter destructivo en la historia de la Europa occidental del período vikingo, que se extendió desde muy finales del siglo VIII hasta comienzos del XI, a pesar de intentos recientes de algunos historiadores de minimizarlo. El lema populista que se ha aplicado a los vikingos a consecuencia de estas tentativas -"comerciantes, no asaltantes"- es engañoso al implicar que no se podía ser ambas cosas. Por otra parte, debe admintirse que, en algunas de las regiones en las que se asentaron, las contribuciones económicas y culturales de los escandinavos desde los siglos IX al XI representaron considerables avances sobre lo que había sido logrado por la cultura indígena.
No es fácil explicar el fenómeno vikingo ya que en general las principales fuentes literarias indígenas para su historia son muy tardías. Se han expresado reservas muy fuertes sobre la utilidad de casi todas ellas en lo referente a la comprensión de la historia y la sociedad de la Escandinavia anterior al siglo XI. Las inscripciones son la única fuente de información escrita estrictamente contemporánea producida por esa siciedad y, dado que en su mayor parte fueron hechas en memoria de individuos que de otra manera nos son desconocidos, su utilidad es limitada. Por otra parte, los anales franco-occidentales y anglosajones de los siglos IX y X pueden proporcionar un esquema narrativo del impacto de los ataques vikingos en estas regiones, pero sus autores no estaban interesados en analizar los motivos de sus enemigos o en informarse acerca de las sociedades de las que procedían.
A consecuencia de estos problemas de información aún no hay acuerdo sobre cuestiones tan decisivas como los factores que llevaron al repentino desarrollo de los ataques marítimos a larga distancia entre los escandinavos de finales del siglo VIII, y qué regiones en concreto contribuyeron a ello y a la fase posterior de asentamiento. El mismo nombre "vikingo" ha provocado cierta controversia. Ha resultado imposible dilucidar si los ataques y migraciones vikingos fueron consecuencia fundamentalmente de fuerzas como la superpoblación, el deterioro climático u otros cambios ecológicos en Escandinavia. De forma similar, a un nivel más sencillo, se ha sugerido que los avances en las técnicas de construcción de barcos podrían explicar el momento y el carácter de los ataques vikingos, pero la información procedente de la excavación de una serie de barcos parece indicar que las embarcaciones escandinavas eran capaces de realizar largos viajes marítimos cierto tiempo antes de que se registre su presencia en Inglaterra y Francia.
Quizá sea mejor, sin embargo, no buscar una sola explicación, ni intentar reducir los contactos del período vikingo entre Escandinavia y Europa occidental a un patrón demasiado sencillo. Dejando a un lado los problemas de documentación, lo más destacable del fenómeno vikingo es su complejidad. Para expresarlo de forma sencilla, diferentes grupos de escandinavos estaban haciendo cosas diferentes en momentos diferentes en diferentes lugares por diferentes motivos. Así, por ejemplo, es probable que varias familias de las regiones costeras del sudoeste de Noruega estuvieran fundando asentamientos en las Orcadas y las Hébridas incluso antes del primer ataque contra Irlanda (795) y más de medio siglo antes del comienzo de los asentamientos predominantemente daneses en el norte y este de Inglaterra.
Lo que parece claro es que cuando por primera vez se describieron los ataques vikingos en los anales contemporáneos representaban, por su violencia, algo inesperado y sin precedentes. Al aparecer los daneses por primera vez en Wessex, en el 789, el funcionario real que salió a su encuentro (y que fue muerto por su iniciativa) "no sabía lo que eran". Probablemente pensaba que eran comerciantes. Quienes iban a sufrir los ataques vikingos buscaron las causas de esta nueva y violenta amenaza dentro de su propia sociedad.
Fuente:
La Europa de la Alta Edad Media: 300-1000 - Roger Collins
Por estos pagos los vikingos cobraron bastante, aparte de que les debemos la fundación de Lepe.
ResponderEliminarLo de abrir nuevos territorios al comercio manu militari no es algo que nos pueda sorprender hoy en día. Mira las guerras del opio. Bueno, y pensando mal... los últimos "descubrimientos" en Afganistán.