5 de abril de 2010

Hatshepsut, de reina a faraón (I)

La creencia en el origen divino de la realeza fue un concepto fundamental en el antiguo Egipto. En torno a él se organizó y se desarrolló la civilización faraónica a lo largo de toda su historia. Desde los primeros tiempos el rey, por el mero hecho de serlo, ya representaba en sí mismo la existencia de un dios viviente, intermediario entre los otros dioses y la humanidad. Al advenimiento de la dinastía XVIII se produjo un pacto de estado entre la casa reinante y el dios Amón de Tebas, en virtud del cual se entendía que el faraón debía ser en sentido material, no simbólico, hijo físico de la carne del dios Amón. En consecuencia, hel heredero del trono debía ser engendrado en el vientre de la esposa del dios, la gran esposa real, por el dios Amón, personificado por el rey poseído por la esencia divina. Lo que nadie se esperaba es que el heredero de esta dinastía iba a ser una mujer. El nacimiento de Hatshepsut supuso todo un hito en la historia de Egipto. Llegó a ser la dueña de Egipto y ejercer su poder durante cerca de 22 años sobre el trono de las Dos Tierras. Todo un misterio gira en torno a esta figura femenina que se convirtió en faraón, asumiendo la condición de hija carnal del todopoderoso Amón. Este fue el artificio místico y religioso utilizado por la reina para justificar su acceso al trono como rey efectivo del Alto y Bajo Egipto a pesar de su condición de mujer. Era la hija de un rey y la esposa de otro rey, pero eso no le bastaba. El padre de Hatshepsut, Tutmosis I fue sepultado en una tumba excavada en la montaña, donde fueron descubiertos los tesoros de Tutankamón, donde enterraron a Ramsés. En esa época todas las pirámides ya habían sido saqueadas. Egipto había pasado por periodos de desorden y anarquía, y entonces estaba recuperando la estabilidad. Tutmosis I fue el primer faraón que fue enterrado en el Valle de los Reyes. Tutmosis y la reina tuvieron 5 hijos, pero Hatshepsut fue la única que sobrevivió a sus padres. Sólo por las venas de Hatshepsut corría sangre real pura, pero ¿podía una mujer convertirse en reina de Egipto? Elegir a un faraón era complicado y a menudo implicaba intrigas y luchas por el poder. Era el tipo de asunto que se decidía en los cerrados confines de un palacio construido con ladrillos de adobe. Cuando Hatshepsut tenía 12 años su padre murió dejando a la muchacha como única heredera real pura. Pero en Egipto hacía falta un rey, por ello Hatshepsut se casó con su hermanastro Tutmosis. El muchacho sólo pertenecía a la realeza a medias, puesto que era hijo de una esposa menor, por lo que necesitaba a Hatshepsut para poder reinar. Tutmosis II contaba unos 20 años de edad cuando se casó con Hatshepsut, y gracias a esta unión aquella muchacha de 12 años se convirtió en reina de Egipto. De Tutmosis II pueden decirse pocas cosas positivas. Su momia sugiere que no era el tipo de hombre por el que suspiran las mujeres. Era un hombre enfermizo, frágil y poco musculoso. Murió cuando sólo contaba unos 40 años. Se había quedado calvo y su cuerpo estaba cubierto de llagas. No construyó grandes monumentos ni levantó obeliscos dirigidos al cielo. Tampoco conquistó tierras extranjeras. Parece que se quedaba en palacio cuando el ejército salía de campaña. Lo mejor que se puede decir de su reinado es que fue tranquilo. Esto debió ser un gran cambio para Hatshepsut, criada en un palacio donde la norma eran los grandes hechos y las innovaciones audaces. Ella y Tutmosis tuvieron sólo un descendiente, una niña llamada Neferure. Cuando Tutmosis murió Hatshepsut llevaba 20 años casada con él. Debieron de ser 20 años muy largos, pero por fin era libre. Tenía 32 años y era madre de una muchacha. Además era reina de Egipto y estaba en la flor de la vida. Ahora mostraría al país lo que podía hacer la hija de un gran rey. Emprendió el programa de construcción más ambicioso que ninguna reina había llevado a cabo hasta entonces. Deir el Bahari iba a ser el templo funerario de Hatshepsut, donde podría ser adorada después de su muerte. Ninguna reina se había hecho construir jamás nada igual. Egipto debió quedar sorprendido. Probablemente es el templo más hermoso construido en el Antiguo Egipto.
Templo de Hatshepsut
Durante 20 años, Hatshepsut había sido consciente de sus deberes y se había comportado como la silenciosa esposa de Tutmosis II, pero había llegado el momento de liberar la energía heredada de su padre. Una vez más, los talleres reales volvieron a producir esculturas oficiales del dirigente de Egipto. Sin embargo, las imágenes de Hatshepsut eran diferentes de las de sus predecesores masculinos. La mostraban delgada, con la nariz aguileña y las mejillas carnosas; una mujer joven, fresca y viva. Durante los siguientes 1.000 años sus estatuas serían un modelo a seguir, y los obeliscos que levantó figuran entre los grandes logros de la ingeniería del mundo antiguo. Para hacer grandes cosas hace falta gente grande, y Hatshepsut confiaba especialmente en un hombre: Senmut. Senmut era el tutor de su hija y fue elevado al cargo de supervisor de las obras reales. Hatshepsut lo conocía muy bien, por ello le había confiado a su única descendiente. El buen servicio que Senmut prestó a Hatshepsut fue generosamente recompensado. Había nacido plebeyo pero alcanzó los más altos cargos del país.
Continuará...

5 comentarios :

  1. Muy buena e interesante la entrada de hoy. Las historias de Egipto me encantan.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Madame, le esta quedando genial. Esta contado muy ameno, y ademas menudo personaje extraordinario.
    Aun dara de si!

    Buenas noches

    Bisous

    ResponderEliminar
  3. señorita

    que fluida su entrada, me ha gustado mucho. interesante y de verdad que me llamo la atencion la historia. no la conocia,

    bisous Kasiopea

    ResponderEliminar
  4. no se por que mis comentarios no aparecen

    :(

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario.

Creative Commons License
Paseando Por la Historia está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España.