A finales del siglo X y principios del XI se inició la costumbre de inscribir en los sillares de piedra de las construcciones curiosas marcas o signos.
Estas marcas eran firmas personales de los canteros que, con frecuencia, se utilizaban para determinar el trabajo realizado y, de este modo, poder calcular cuál debía ser la cantidad que debían cobrar. Los signos podían también indicar al albañil cuál debía ser la posición de la piedra en la obra. Además, estas marcas eran el signo de identidad y la marca de honor de cada gremio de canteros.
Cada gremio poseía sus conocimientos acerca del arte de la construcción, que guardaba en secreto. Los miembros de estos gremios viajaban de unos lugares a otros, participando en la construcción de diferentes edificaciones en las que dejaban su firma. Cuando un nuevo miembro solicitaba su ingreso en el gremio, una vez aceptado, recibía el signo, su marca de cantero, que debía reproducir en todas las obras en las que participase.
Pero también las marcas en los sillares podían ser símbolos que los templarios dejaban inscritos en sus construcciones. Para algunos autores, como Juan Eslava Galán, se trataba de un código secreto templario. Entre las marcas de la Orden se encontraba el “ábacus”, un bastón de mango espiral usado tanto por el maestro del gremio de canteros como por el Gran Maestre del Temple.
Una determinada marca cruciforme sólo aparece en edificios templarios. Por ejemplo, en el Castillo-Convento del Temple en Tomar (Portugal), la Iglesia del Temple en Londres y la Rotonda del Santo Sepulcro en Pisa.
Una tercera marca templaria simbolizaba la torre en el juego del ajedrez. Esta marca aparece en la capilla del Convento de Tomar, en las Iglesias del Temple de Laon y Metz, en Francia, y en el Santo Sepulcro templario de Pisa.
Uno de los símbolos templarios más curiosos no era una marca sino un relieve que se encuentra en algunas construcciones. Se conoce con el nombre de Baphomet y se trata de una posible deidad que adoraban los caballeros templarios. Cuando los templarios fueron acusados de herejes, durante el proceso, algunos de ellos, sometidos a tortura, confesaron la adoración de este ídolo.
En el antiguo monasterio de Santa María la Real se han encontrado más de 200 marcas de cantero. Sus formas son muy variadas: letras, cruces… pero sin duda la más curiosa es la que tiene forma de jirafa que, si no fuera porque procede de la época medieval, parecería más bien un diplodocus.
En la cabecera del edificio hay signos que se repiten en la cabecera de la Catedral de Santa María de Tudela (estrella de ocho puntas, cruces gamadas, marcas tipo caracol, etc.) y que ponen de manifiesto la participación en las dos edificaciones de las mismas cuadrillas de canteros.
También en la iglesia de Santiago de Agüero existen numerosas marcas de cantero. Predomina entre ellas la que representa una llave. Pero hay otras muchas formas: estrellas, martillos, flechas, cruces, etc.
(Fuente: Ovejas Eléctricas)
Me ha encantado esta entrada kassiopea!!!
ResponderEliminarCada piedra era labrada y trabajada perfectamente y cada una de ellas con dimensiones diferentes recogidas como patrón a seguir en los planos o según indicaciones del maese constructor...
Apasionante tema este de las marcas templarias. Aun dara para mas de un descubrimiento y mas de una novela!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el texto de hoy, madame.
Feliz fin de semana
Bisous
Un escrito muy bien expuesto.
ResponderEliminarSiempre resulta interesante el tema de las marcas de cantero.
Sobre el templo de Santiago de Agüero y la marca de la llave, quizá pueda ser de interés el siguiente artículo: http://saludyromanico.blogspot.com/2011/05/santiago-de-aguero-la-llave-de-bancio-y.html
Un saludo