La Piedra del Destino, también conocida como Piedra de Scone o Piedra de la Coronación, es un bloque de piedra arenisca, históricamente conservada en la Abadía de Scone (hoy derruida y sustituida por el Palacio de Scone), que se empleaba en las ceremonias de coronación de los reyes escoceses durante la Edad Media. En el siglo XIII la Piedra fue capturada por el rey Eduardo I de Inglaterra y llevada a la Abadía de Westminster en Londres, para emplearla en la coronación de los reyes ingleses. En 1996, el Gobierno Británico decidió devolver la Piedra a Escocia, con la condición de que volviera a Londres para su uso en futuras coronaciones, por lo que ahora puede ser vista en el Castillo de Edimburgo, junto con las joyas de la corona escocesa.
Es una piedra caliza color amarillo pálido, pesa unos 152 kilogramos y mide 66 centímetros de largo, por 28 de ancho y 41,60 de alto. En su obra Monument Celtiques publicada en 1805, Jaques Cambray asegura que la piedra exhibía la siguiente inscripción: "Ni fallat fatum, Scoti quocumque locatum Invenient lapidiem,regnasse tenetur ibídem" (Si el destino es verdadero, luego los escoceses serán conocidos por haber sido reyes donde sus hombres encuentren esta piedra).
Mito o realidad lo cierto es que hoy en día la única inscripción visible sobre la piedra considerada legítima, es una cruz latina. Tiene además insertadas dos anillas metálicas, agregadas posiblemente para facilitar su transporte.
La leyenda oficial de los reinos de Escocia e Inglaterra afirma que la Piedra del Destino es la utilizada por Jacob para apoyar la cabeza en el pasaje del Génesis en el que sueña con la llamada Escalera de Jacob (Génesis 28:10-18). Luego la leyenda sostiene que esta roca fue robada al heredero de la Piedra de Jacob, Moisés, después de que este la dejara a orillas del mar rojo en la guerra contra Egipto y fue llevada a Escocia por la hija de un faraón, llamada Scota o Scot. Scota era la hija de un faraón contemporáneo de Moisés, que se casó con Geytholos y se convirtió en la fundadora epónima de los escoceses y los galos después de ser exiliados de Egipto. Las primeras fuentes de Escocia afirman que Geytholos era “un rey de los países de Grecia, Neolus o Heolaus, por su nombre”, que fue exiliado a Egipto y entró al servicio del faraón, casándose con la hija. Hay varias versiones de cómo llegaron Gaythelos y su esposa a ser expulsados de Egipto, pero todas coinciden en que Scota fue la fundadora de los escoceses y que también dio su nombre a Escocia.
Los orígenes históricos de la piedra como elemento de los rituales de coronación tampoco están muy claros. Lo más probable es que se trate del antiguo sitial de coronación de los Dalriadas, originalmente instalado en Dunadd, y finalmente en Scone, en el norte de Perth, su ubicación definitiva durante al menos cuatro siglos. Todos los reyes escoceses fueron coronados sobre esta piedra, al menos desde Kenneth I de Escocia (847) hasta John Balliol (1296).
Durante la Edad Media, la Piedra del Destino apenas sufrió traslados ni modificaciones. Una leyenda tradicional afirma que Roberto I de Escocia (Robert the Bruce) regaló un pedazo a los irlandeses en agradecimiento por su colaboración en la batalla de Bannockburn. El fragmento de piedra, otorgado a Cormac McCarthy, rey de Munster, fue instalado en su fortaleza del Castillo de Blarney, por lo que pasó a ser denominada Piedra de Blarney.
En 1296, en un intento por despojar a Escocia de sus símbolos básicos de identidad, el rey Eduardo I de Inglaterra saqueó la Abadía de Scone y se apropió de la Piedra del Destino como botín de guerra, instalándola en la Abadía de Westminster para su uso en las ceremonias de coronación. Para ello, hizo construir una silla especialmente diseñada sobre la que desde entonces han sido coronados todos los reyes británicos excepto María II de Inglaterra. Hay leyendas sin embargo que afirman que Eduardo I no logró llevarse la auténtica piedra, ya que los monjes de la Abadía de Scone la ocultaron y entregaron al rey inglés una copia o falsificación.
En 1328, durante las conversaciones de paz entre los reinos de Escocia e Inglaterra, parece ser que el rey Eduardo III de Inglaterra se comprometió a devolver la piedra a Escocia. Sin embargo, dicha condición no formó parte del definitivo Tratado de Northampton, por lo que la piedra se conservó en la Abadía de Westminster sin interrupción durante más de seis siglos. Con la unificación de las coronas de Escocia e Inglaterra bajo la dinastía de los Estuardo, los reyes de Escocia volvieron a ser coronados sobre la Piedra del Destino, aunque sin que ésta se desplazase de su ubicación en ningún momento.
Durante el siglo XX la Piedra del Destino realizó dos viajes muy distintos a Escocia: uno temporal y otro oficial y definitivo en 1996.
Fuentes:
* http://www.nuestromar.org/noticias/categorias/26-09-15/piedra-scone
* http://www.esascosas.com/piedra-de-scone
Interesante historia la de la piedra de Scone, enhorabuena por dicho trabajo, si desea puede entrar por mi joven blog, un saludo.
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ResponderEliminarInteresante entrada sobre la piedra Scone. Enhorabuena.
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