El adorno en la cabeza ha sido desde la más remota antigüedad uno de los rasgos que confirmó nuestra independencia y despego de las otras especies. Ningún otro mamífero adorna su cabeza con ningún otro tipo de complemento.
Llevar un sombrero nunca ha sido un acto banal, sino lleno de significación pues se creía que confería atributos mágicos y socialmente destacables a quienes lo lucían en su cabeza.
Las diosas de la fertilidad, repartidas por yacimientos de toda Europa, nos dan una buena prueba de ello. La conocida Venus de Willendorf, ya nos mostraba como las mujeres utilizaban una especie de redecilla para el cabello que confeccionaban con fibras vegetales.
Los primeros sombreros fueron confeccionados con pieles de animales para protegerse del frio, sobre todo en las latitudes del norte. En las zonas con climas más benignos y cálidos los sombreros se hacían con juncos o pajas, pues como su propio nombre indica el sombrero fue concebido para dar sombra.
Proteger de las inclemencias del tiempo es una de las funciones más prácticas del sombrero pero no la única. Adornar la cabeza como la parte más sobresaliente del cuerpo permitía a los gurús o chamanes añadir una función estética y emblemática a su "poder".
El sombrero, durante mucho tiempo, ha sido un signo distintivo del poder. De ahí la costumbre de no descubrirse en sitios cerrados, incluso en los templos, ni las señoras, ni los militares, ni los monarcas.
Ni los griegos ni los romanos fueron amantes de los adornos en la cabeza. Sin embargo, los atletas si eran distinguidos con una corona de laurel en su cabeza como señal de inmortalidad.
Amén del adorno en la cabeza, otra de las funciones que ha tenido el sombrero a lo largo de la historia, es proteger las cabezas con sombreros metálicos, para acudir a las batallas y otros conflictos armados. Troyanos y griegos desarrollaron uno de los sombreros más prácticos que se haya inventado nunca: el casco.
Se crearon cascos sencillos, cuya única función era la protección de la zona de la cabeza, y otros, como los de los romanos, que además de tener la función de protección de la cabeza tenían una función de intimidación adornándolos con todo tipo de símbolos que añadían un cierto "poder" a quienes los llevaban. Por ejemplo, luciendo plumas o pelo de animales que fueran conocidos por su valor o por su crueldad.
El casco de guerra ha seguido evolucionando hasta nuestros días convirtiéndose en compañero inseparable del uniforme militar.
El tamaño del sombrero, a lo largo de la historia, siempre ha pretendido engrandecer a su portador. Pero no solo engrandecer sino "proteger", como es el caso del morrión o chacó francés cuyo objetivo, dado su gran tamaño, era "equivocar" la posición de la cabeza para que la bala se perdiera en el enorme gorro.
Durante siglos los soldados han carecido de uniformes durante las batallas. Para poder diferenciar al "amigo" del enemigo en el combate se le añadía un lazo de color al sombrero como distintivo. En el caso de España el lazo era de color rojo.
Siguiendo con la evolución del sombrero, en la Edad Mediael término francés "chapeau" se utilizó para referirse a todo tipo de coronas de flores que se lucían sobre la cabeza. Un adorno que gustaba mucho a las jóvenes de aquella época. Con el paso del tiempo esta costumbre decayó y el término chapeau pasó a utilizarse solo para denominar a los sombreros para el hombre.
La obligación de cubrirse la cabeza, en el caso de las mujeres, parece ser que viene de la imposición por parte de la Iglesia de que las mujeres casadas no podían mostrar el cabello. A partir de ese momento, en la baja Edad Media podemos empezar a hablar de los velos, los mantos... hasta llegar a los grandes y exagerados tocados del final de la Edad Media, como los sombreros puntiagudos -tipo cucurucho- que algunos historiadores relacionan con los pináculos de las catedrales góticas.
Mientras casi toda Europa en la época medieval las señoras lucían complicados sombreros, las damas españolas e italiana lucían sombreros mucho más sencillos y naturales.
La variedad de sombreros y tocados es muy amplia a lo largo del Medievo, pero el pueblo se decantaba por aquellos sombreros que les protegían de las inclemencias del tiempo, es decir, del sol, del frío y de la lluvia.
Durante el siglo XVII España marca las pautas en la moda de los sombreros. Se llevan con plumas y son de ala ancha, y muy flexibles. De este tipo de sombreros surgió el bicornio, un sombrero utilizado por la nobleza para diferenciarse de las clases bajas. En el sombrero bicornio, cuando casi se juntaban las dos alas, en la frontal se solía colocar algún tipo de adorno como un galón o un adorno de plumas. Uno de los sombreros bicornios más conocidos en el mundo ha sido el de Napoleón. El tricornio, sigue la misma técnica que el bicornio, es un sombrero de ala ancha al que se le levantan tres solapas en sentido vertical.
En el siglo XIX la diferencia de clases quedó muy clara en la utilización de gorras por parte de la clase obrera y sombreros de copa por parte de las clases más acomodadas. El sombrero de copa, no solo acompañaba al chaqué y al frac , sino que fue utilizado como signo de distinción y elegancia durante más de un siglo. En el entorno del mundo del campo, más que las gorras se utilizan las boinas, asociadas al mundo rural.
Llegado el siglo XX el sombrero se convierte en un accesorio de moda. Aunque pocos hombres o mujeres se atrevían a salir a la calle sin su sombrero. Costumbre que se fue perdiendo poco a poco.
Fuente:
* https://www.protocolo.org/social/vestuario/historia-y-origen-del-uso-del-sombrero.html
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