Los bucelarios eran unos auxiliares militares que defendían las posesiones y acompañaban en los combates a los magnates visigodos (incluso a los que no tenían ningún cargo).
Estas milicias privadas fueron conocidas desde el principio de la dominación goda en Hispania (los propietarios romanos ya las poseían). Estos cuerpos recibían regalos (además de una paga) para servir a su señor, pero en caso de pasar al servicio de otro (lo que podían hacer libremente), debían devolver tales obsequios, así como la mitad del botín que hubieran obtenido mientras servían a su primer amo. En caso de morir en combate dejando sólo hijas, éstas quedaban bajo protección del patrón, quien debía casarlas convenientemente.
No está claro si eran armados por el patrón o ellos mismos aportaban su armamento. Si el señor había regalado tierras a un bucelario, y éste pasaba al servicio de otro amo, debía devolver las tierras, por lo cual el nuevo patrón estaba obligado a entregarle también tierras.
Había otro cuerpo que era conocido como los saiones o sayones, de los que no se sabe gran cosa. Parecen haber estado más vinculados al patrón, que era quien los armaba (aunque las armas pasaban a ser propiedad del sayón) y a quien pasaba todo el botín obtenido.
Bucelarios y sayones constituían el séquito clientelar de cada magnate. Cuando un noble conseguía tierras por donación real, solía entregar parte de ellas a sus bucelarios y sayones.
Fuente:
Cyclopaedia.net
Gentes a sueldo o que servían por un lote de tierra. De amigo podías pasar a enemigo en cuestión de nada de tiempo, dependiendo de a quién sirvieran.
ResponderEliminarUn saludo.