El castillo-convento de Alcañiz comenzó a construirse en el siglo XII, conociendo diversas reformas y añadidos en el siglo XIV, fecha en la que se completaron sus dependencias conventuales. Hasta el siglo XVIII, se sucedieron en el castillo diversas reformas, lo cual le ha convertido en un conjunto heterogéneo que volvió a ser restaurado en el siglo XX, para convertirse en Parador Nacional.
El castillo de Alcañiz es uno de los más complejos de Aragón, por su organización mixta de convento-palacio, sus grades dimensiones y la mezcla de estilos arquitectónicos que presenta. Situado sobre un alto, desde el que domina a la población, el recinto de la fortaleza posee una planta trapezoidal que recoge el heterogéneo conjunto. Este se halla claramente diferenciado en dos zonas: la Norte, en la que se agolpan las construcciones medievales, y la Sur, con el palacio barroco de los Comendadores de marcada estructura civil.
El conjunto monumental se compone de dos partes: la torre del homenaje, el claustro ojival, y la iglesia, en estilo gótico, a la que habría que añadir una portada románica. El resto corresponde al siglo XVIII y es el llamado Palacio de los Comendadores.
La capilla del siglo XIII es la pieza principal de la etapa románica y fue la primera parroquia de Alcañiz. Esta dedicada a Maria Magdalena. La capilla de una sola nave y bóveda de cañon apuntado, tiene una de las escasas portadas románicas del bajo Aragón con un interesante ajedrezado jaqués. En el lado del evangelio se encuentran los restos de una obra de gran interés dentro de la escultura funeraria del renacimiento aragonés: el sepulcro de don Juan de Lanuza.
El claustro, adosado al muro sur de la capilla tiene dos arcos apuntados por crujía. En el claustro también encontramos unos restos de pinturas murales, de temática funeraria. Tiene un solo piso, su techado es de viguería y se accede a él por una pequeña puerta románica.
El Palacio de los Comendadores ocupa la zona sur del castillo y es el siglo XVIII. Destaca su fachada principal, que continúa la tradición del palacio aragonés tardo-renacentista. Flanqueada por dos torres y dividida en tres plantas: la inferior, de piedra sillar y las dos superiores de ladrillo. Un hermoso patio agrupa y armoniza tan diversas edificaciones. En la parte superior, la característica galería aragonesa y un gran alero. Desde 1968 es Parador Nacional.
Fuente:
www.jdiezarnal.com
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