21 de junio de 2011

La expulsión de los moriscos

La expulsión de los moriscos, es decir, de la minoría musulmana que vivía en España como legado de la España árabe, constituye uno de los temas capitales de nuestra historia. La tolerancia religiosa que había caracterizado la Edad Media, expresada por el mozarabismo y el mudejarismo fue sustituida, con el advenimiento de los tiempos modernos, por la tendencia asimiladora de los Reyes Católicos y de los primeros Austria. Al fracasar la asimilación ganó cuerpo la idea de la expulsión, decretada por Felipe III en 1609.

Con la excepción de los señores afectados en sus propiedades, la durísima medida de Felipe III fue recibida con un aplauso general. El 4 de Abril de 1609, Felipe III recluido en el Alcázar de Segovia, firmó el terrible decreto que había de borrar de sobre la faz de España, millares de pobladores dedicados, en su mayor parte, al cultivo de las tierras. El decreto de expulsión, en realidad, estaba calcado del de los Reyes Católicos contra los judíos en 1492 y, como aquel, se atendía exclusivamente a la religión y no a la raza.

Al rey no le alarmaba el temor de una rebelión de los moriscos, hecho con el que amenazaba el Arzobispo Ribera, porque la proporción de los cristianos con los moriscos era bastante tranquilizante. En el censo de 1599, había en el Reino de Valencia 28.071 familias moriscas por 73.721 cristianas. La laboriosidad, la sobriedad, la frugalidad en su trato, el ningún lujo que tenían en sus casa y en los vestidos, y el afán en al que a pesar de los impuestos que pagaban iban allegándose dinero y proporcionándose una situación más ventajosa que la de muchos cristianos viejos, la rapidez con la que se multiplicaban por no admitir entre ellos el celibato y casarse muy jóvenes, el no contribuir al servicio de las armas, del que estaban eximidos, sin perder gente en las costosas guerras que entonces mantenía España, el no emigrar en busca de riquezas al nuevo mundo, todo esto hacía que los moriscos se multiplicaran con extraordinaria rapidez.

El día 23 de Septiembre de 1609 en las calles y plazas de Valencia, se pregonó la pragmática de expulsión, en la que el rey apellidando herejes, apóstatas y traidores a los moriscos, decía que, usando de clemencia, no les condenaba a muerte, ni confiscaba sus bienes, con tal de que se apresurasen a ser embarcados en el término de tres días y dejasen para siempre las tierras de España.

En ese plazo tan corto de tres días, los moriscos y sus mujeres, bajo pena de muerte, debían dirigirse a los puertos que cada comisario les señalase. No se les permitía sacar de sus casas más que los bienes que pudieran llevar sobre sus cuerpos. Se autorizaba a cualquiera que encontrase a un morisco desbandado fuera de su lugar pasados los tres días del edicto, para poder apoderarse de lo que llevara, prenderle y darle muerte si se resistía.

Después de la expulsión del Reino de Valencia siguió la del resto de España. Entre 1610 y 1614 se sucedieron los decretos que afectaban a los moriscos de toda la península.

Los destinos principales de estos moriscos fueron Marruecos, Argelia y Túnez, pero también fueron desterrados a países cristianos como Italia o Francia. Sin embargo, en estos países fueron muy pocos los que se quedaron.


Fuentes:
- Club.telepolis.com
- La expulsión de los moriscos - Gerardo Muñoz Lorente

7 comentarios :

  1. Dejando a parte el tema humano, lo cierto es que fue un decreto que según la historiografía afectó muy negativamente a la economía y a la huerta valenciana de las que lso moriscos constituían una imortante mano de obra. También es cierto que esta expulsión evitó las fricciones y una posible ruptura social...aún estaba muy vivo el recuerdo de la revuelta de las Alpujarras.

    Un saludo.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Mano de obra especializada que se nos fue. Una gran metedura de pata.España como siempre perdiendo gente productiva.
    Un saludo.

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  4. Mano de obra especializada que se nos fue. Una gran metedura de pata.España como siempre perdiendo gente productiva.
    Un saludo.

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  5. Como prueba de ello decir que buena parte del legado "andalusí" de la ciudad de Valencia se encuentra en la "memoria" y tradiciones de los descendientes de los moriscos expulsados de la ciudad y que aún guardan recuerdos de cómo era la ciudad allende los tiempos. algunos estudios están reconstruyendo esa mirada particular a través de documentos y tradiciones que guardan esos marroquíes, tunecinos, argelinos...
    saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
    RAUL

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  6. Independientemente de las razones religiosas y políticas, que las hubo y motivaron su expulsión, lo cierto es que supuso la marcha de más de trescientas mil personas que produjeron un quebranto económico importante. Un saludo.

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