4 de febrero de 2011

Los suevos en Hispania

La usurpación de Constantino contra el emperador Honorio, contribuirá a abrir las puertas de Hispania a unos bárbaros que, habiendo agotado ya los campos galos y viéndose expuestos a la presión húnica, esperan cruzar los Pirineos para sentirse a salvo. Pero, para cruzarlos, antes debían eliminar un duro obstáculo, las fuerzas que Dídimo y Veridiano, notables hispanos leales al emperador Honorio, tenían dispuestas en los pasos pirenaicos.

Será precisamente Geroncio, general al servicio del usurpador Constantino III, el que logre expulsarles de sus posiciones, cubriendo los pasos con los llamados 'honoriacos', tropas bárbaras reclutadas por el tirano en las Galias y que, a la llegada de los vándalos, alanos y suevos en el 409, lejos de oponer resistencia, se unen a ellos en las exacciones.

A partir de su llegada a Hispania, la supervivencia de los suevos como entidad étnica y política dependerá no tanto de ellos mismos, como de los siempre inestables y cambiantes equilibrios de poder, por ejemplo, entre el titular de la dignidad imperial en Occidente, los distintos usurpadores, los visigodos, los vándalos, los francos o el Imperio Romano de Oriente.

Precisamente, restablecido el control por parte de Honorio, a éste le interesa llegar a un acuerdo con los bárbaros que han penetrado en Hispania, no sólo para evitar el inevitable caos y destrucción que una lucha con estos podría provocar, sino para contrarrestar a unos visigodos cuyo poder y audacia - en 410 habían llegado a saquear Roma - se revelaba excesivo: Instalando a los alanos, vándalos y suevos en Hispania, se creaba un contrapeso al poder de los visigodos que se paseaban, presionados, pero casi a placer, por Italia y las Galias.

Así, los bárbaros se distribuirán de la siguiente manera:
  • Alanos: Lusitania y Cartaginense.
  • Vándalos silingos: Bética.
  • Vándalos asdingos y suevos: Gallaecia.
  • La Tarraconense, por su parte, quedaba bajo dominio romano.
Es importante tener en cuenta que en el S. V Gallaecia, incluía la actual Galicia, el norte de Portugal y la Meseta Norte, llegando a Somosierra en su límite sur y a la provincia de Soria hacia el Este; pues bien, los suevos se establecerían 'in extremitate oceani maris occidua', zona que se ha venido identificando con Galicia y el norte de Portugal, siendo el conventus bracarense - en torno a Braga, que se convertirá en la capital del reino suevo, Oporto, Orense y Tuy - la zona de concentración de este grupo germánico liderado, en este momento, por Hermerico.

Era este un equilibrio inestable y sumamente peligroso para todos los protagonistas, especialmente para los romanos que perdían la Bética y ponían a los bárbaros al borde de la rica África del Norte, y para los visigodos, bloqueados y sin víveres y con un grave conflicto político y sucesorio abierto tras el asesinato de Ataulfo.

Para Roma y, muy especialmente, para los visigodos, urgía aliviar su situación material y reconducir una situación política que, en cualquier momento, podía irse de las manos: El nuevo rey de los visigodos, Valia, a pesar de sostener inicialmente una actitud anti-romana, decidió ponerse entonces al servicio de Roma, de un Imperio que necesitaba liberar la Bética y dejar a los bárbaros arrinconados en la esquina noroeste de Hispania, lejos del Mediterráneo.

De ese modo, en 416 los visigodos arremeterán y aniquilarán a los vándalos silingos y a los alanos, es decir, a los bárbaros instalados en la rica Bética y en la estratégica Lusitania, dejando así bloqueados a vándalos asdingos y suevos en la Gallaecia; Honorio no permitiría a los visigodos acabar la tarea de limpiar Hispania de bárbaros, dado que necesitaba que los supervivientes mantuvieran la amenaza sobre unos supuestos aliados que, tras el foedus de 418, eran asentados en la Aquitania Secunda, pero que daban muestras de querer expandirse más allá del territorio asignado. Otros pueblos germánicos, como los burgundios asentados en la Sapudia - la Saboya actual - completaban el cordón sanitario dispuesto en torno a los poderosos visigodos.

Paradójicamente, la destrucción de alanos y silingos, no contribuiría precisamente a serenar el ánimo de los bárbaros instalados en la Gallaecia: Y es que, si los vándalos silingos consiguen huir al África, los alanos de la Lusitania corren a refugiarse de las embestidas godas entre los vándalos asdingos asentados en la Meseta Norte, lo que contribuiría a incrementar la población bárbara de esta zona y, por ello, la presión demográfica y la agitación: a partir del 419, los vándalos asdingos comienzan a presionar sobre los suevos chocando en los llamados montes Nerbasios, que se han venido localizando en torno a la zona del Bierzo.

Los suevos, no sólo lograrán conjurar la amenaza, sino que a partir del año 430 asistimos a una creciente e intensa actividad predatoria en todas direcciones, primero hacia el Oeste de Gallaecia - en 438 llegarán a Burgos - y después hacia el Sur, llegando ese mismo año de 438 a la Bética y tomando Sevilla en 441.

Desencadenadas las fuerzas suevas y fijándose, quizás, en el ejemplo visigodo respecto a las Galias, Hermerico parece pretender la conquista de Hispania, o al menos de parte de la misma, concretamente de la que habían sido arrojados vándalos silingos y alanos: La toma de Mérida en 439, se ha interpretado como una manifestación de dicho proyecto, dado que, además de su riqueza y posición estratégica, era sede del vicarius Hispaniae, de manera que su captura podría hacer del rey suevo vicario del Imperio de facto - es significativo que los monarcas visigodos intentaran también ocupar Arlés, sede del prefecto del pretorio de las Galias, cosa que conseguirían en las postrimerías del Imperio de Occidente y de mano de Odoacro -.

Otro argumento que puede inclinarnos a considerar la plausibilidad de estos proyectos, es la conversión al catolicismo del hijo de Hermerico, Reckiario, conversión desde el paganismo que contribuiría a neutralizar los recelos y la repugnancia que los provinciales romanos pudieran tener a ser gobernados por un bárbaro. La conversión de Reckiario, no sólo implicaba poseer un requisito básico para legitimar el ejercicio del poder sobre los romanos, sino que habría de atraerle el apoyo de las jerarquías eclesiásticas, que en ese momento, no sólo ejercían una profunda influencia intelectual y moral, sino que desarrollaban un vital papel político y administrativo. Es significativo, por su parte, que fueran monarcas suevos, los primeros reyes germánicos en acuñar moneda con su nombre, lo que constituía una manifestación del ejercicio de la soberanía.


Sea como fuere, este virulento proceso de expansión territorial, sería momentáneamente paralizado por Atila, que habría logrado nuclear en torno a sí un renacido e inquietante poder húnico. La derrota de Atila en los Campos Catalaúnicos (451) y la neutralización de su amenaza, estimularía a Reckiario a arremeter, nada menos, que contra la Tarraconense, territorio al que el Imperio no estaba dispuesto a renunciar. Con la invasión de la Tarraconense, Reckiario rompe de manera abrupta con Roma, pero en un momento en el que los visigodos, lejos de querer colaborar con otros monarcas germanos en su debilitamiento, están preocupados por afirmar precisamente el poder del Imperio, dado que, desde el año 455, al frente del mismo está Avito, personaje de origen galo que, además de compartir intereses locales con los visigodos, ha sido suscitado al trono imperial por éstos, con el objeto de consolidar su propia situación en las Galias y convertirse en factotum del Imperio.

Quizás Rechiario no fue consciente de que los intereses de romanos y visigodos convergían ahora, y ninguno de los dos iba a permitir que una zona tan sensible e importante como la Tarraconense quedara en manos de los suevos, por lo que Teodorico II, en nombre del Emperador, emprenderá una acción cuyo objetivo inicial era aplacar los ánimos de los suevos y rechazarles hacia la Gallaecia. Las fuerzas de Teodorico II marcharán entonces a Hispania, en busca del rey suevo, al que encuentran en Astorga: En esta comarca, concretamente sobre el río Órbigo (octubre 456), los suevos sufrirán una de las más severas derrotas jamás padecida. Pocos días después, Teodorico entra en Braga, la capital del reino de los suevos, y a finales de año toma Oporto, donde consigue capturar y ejecutar a Rechkiario. Avito, siguiendo la tradicional política romana de equilibrio de poder entre bárbaros, procuró evitar la destrucción total de los suevos, pero la batalla del río Órbigo y sus consecuencias en forma de saqueos y ocupación de estratégicos enclaves por parte de los visigodos, contribuirá a fortalecer a estos enormemente y a poner las bases para la consolidación de su dominio sobre Hispania.

Por su parte, la catástrofe del Órbigo y la ejecución del rey, parecía anunciar la desaparición definitiva del reino de los suevos, como lapidariamente nos dijera Idacio, obispo de Chaves y principal cronista de este primer período del reino suevo.


Fuente:
Arteguias

6 comentarios :

  1. Excelente y didáctica entrada sobre tan desconocidos pueblos. Fueron estos años convulsos y de gran inestabilidad en el Imperium ante la progresiva debilitación del poder de Roma que no hizo sino sembrar la anarquía por todos lados aunque al mismo tiempos se iban definiendo las actuales fronteras europeas según los establecimientos de los distintos pueblos bárbaros.

    Un saludo.

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  2. Interesantísima entrada la de hoy. Densa y llena de datos interesante. La he disfrutado.
    Un abrazo!

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  3. Un momento, Galicia y Asturias (las tierras de mis padres) estaban dominadas por los Ártabros, luego por Celtas, Romanos...y llegaron loa Vándalos asdingos y suevos...Mi pregunta es la siguiente, los vándalos (curioso mote actual de los gamberros) eran rubios de ojos azules/verdes/grises y así se podría explicar por qué en ésas tierras abundan personas con ésas caracteristicas????

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  4. Buen repaso sobre los pueblos que tanta huella dejaron sobre nuestra piel de toro y sobre nosotros mismos. Un saludo.

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  5. Años bárbaros, nunca mejor dicho, donde la descomposición del orden romano trajo estos episodios de continua movilidad de las fronteras.
    Buen repaso al tema de los asentamiento germanos en nuestra península.
    Un saludo.

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  6. Angie, los vándalos venían de Europa central, los celtas también, y los suevos. Todos eran pueblos germánicos. Supongo que esto tendrá algo que ver en el aspecto actual de los gallegos y asturianos. Algún gen se quedaría por aquí. Igual que en Andalucía hay personas muy morenas de piel, pelo y ojos; los árabes supongo que tendrán algo que ver.

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