13 de octubre de 2010

Agripina la menor

Agripina
Superstición, inmoralidad, arrogancia, debilidades o impredecibles estrategias para hacerse con el poder. Las múltiples facetas de su personalidad la podían presentar como princesa destinada a gobernar, mujer abnegada, ramera lasciva, asesina inflexible o mujer envidiosa y resentida.
Agripina consideraba la regencia imperial como un don heredado de los dioses, y más seductor que el efímero placer sexual que pudiese proporcionarle cualquier mortal. Fue una emperatriz que corroboró el popular adagio que dice: “el afrodisíaco más excitante es el poder”.

Insensible ante la desgracia de los suyos, amante desmesurada del dinero, fue considerada por muchos como un monstruo lascivo y cruel. Su fuerza fue impulsada por un resentimiento profundo y una sed de reconocimiento que alimentó su soberbia. La férrea voluntad de esta mujer buscó recuperar la dignidad que su familia había perdido tras la muerte de su padre y la hostilidad del emperador Tiberio, su tío abuelo.

Taimada como era, esta hábil mujer procuraba aparentar que no deseaba el poder por sus placeres y ventajas y trató de mantener en secreto la profunda satisfacción que le producía el sentirse superior a todos.
Siempre consideró que las leyes no estaban hechas para ella. Le parecía justo, como heredera del divino Augusto y superviviente de la antigua gens Julia, conservar el rango que le había asignado la divinidad, argumentando para sí misma y para los demás que eso era importante para el bienestar de Roma.

Se la conocía como Agripina la menor debido a que llevaba el mismo nombre que su madre. Era bisnieta de Octavio Augusto, padre de Julia. Julia contrajo matrimonio con Agripa y de ese matrimonio nació Agripina la mayor, quien se casó con el admirado Germánico. De ese matrimonio nacieron Druso, Nerón (no el emperador), Cayo Calígula y Agripina.

Durante su infancia fue reconocida en toda Roma por ser hija del magnífico Germánico, quien según muchos estaba destinado por los dioses a regir los destinos del Imperio. Pero los hilos que teje la diosa Fortuna son inescrutables, y no llevaron al glorioso Germánico a ser emperador. Sería su hijo Cayo, popularmente conocido como Calígula, quien dirigiría de manera sangrienta el destino de Roma como sucesor del taciturno Tiberio.

Calígula
A pesar del aparente dechado de virtudes que eran sus padres, una atmósfera malsana reinaba en la casa de Agripina desde su infancia. Calígula, un niño tres años mayor que su hermana, disfrutaba atormentando a la niña con historias cargadas de intriga y lujuria sobre su familia. Se regodeaba en las escenas de sexo y depravación protagonizadas por sus propios bisabuelos, Octavio y Livia. El pequeño contaba irreverentes anécdotas, sin aclarar su procedencia, según las cuales su bisabuela Livia disfrutaba haciendo entrar a ciertas exóticas sirvientas a la alcoba del abuelo Augusto. Calígula disfrutaba contándole los pormenores de los encuentros del emperador con esas jóvenes. Además, Calígula le decía a su hermanita que la madre de ambos era producto del incesto entre el emperador y su hija.
Cuando Calígula lograba ver en los ojos de agripina su morbosa estupefacción, le sonreía diciendo que el incesto era común entre los dioses, y que el mismísimo Júpiter había desposado a su hermana Juno.

La muerte de Germánico, su padre, estuvo envuelta en un halo de misterio y rumores de maleficio. Agripina se acostumbró a consultar tanto el porvenir como el pasado; todo, creía, estaba escrito en el cielo. No obstante, era una mujer culta. Su madre le procuró una buena educación a pesar de las múltiples dificultades que tuvo tras la muerte de Germánico.

Nerón
A la edad de 12 años, en el año 28, Agripina se casó con Cneo Domicio Enobarbo, quien tenía 15 años más que ella y una reputación execrable. Además, ya era viudo de una débil mujer, llamada Manlia, que había preferido la muerte antes que seguir al lado de semejante hombre. Este noble, de rancia familia aristocrática, fue el padre del único hijo que tuvo Agripina, a los 21 años: Lucio Domicio Enobarbo, el futuro emperador Nerón. El propio esposo de Agripina reconoció que de dos temperamentos como los suyos solo podía salir un monstruo.

El ascenso de Agripina en la corte comenzó con la llegada de su hermano Calígula al trono imperial. Ella sentía una intensa fascinación por su hermano, que se materializó en las relaciones íntimas que mantuvieron durante un tiempo. Incluso cuando Agripina estaba casada tomó parte en el libertinaje de la corte de su hermano, quien disfrutaba de unas particulares orgías. Durante una época se dijo que Calígula había hecho del palacio imperial un burdel.

Después de varios conflictos y distanciamientos, Cneo Domicio murió en el año 40, legándole a su viuda una considerable fortuna, que Agripina consideró exigua para financiar los planes que tenía. Las actitudes del emperador, por su enfermedad mental, se tornaron cada vez más hostiles y poco a poco Agripina fue perdiendo el favor de su hermano. Al observar que la enfermedad de Calígula evolucionaba tan rápidamente que sus desvaríos podían interponerse en su proyecto de llevar al pequeño Nerón al poder, Agripina participó en una conspiración contra éste, en la que involucró a su hermana menor y a uno de sus cuñados. Calígula, al descubrir la maniobra, ejecutó al cuñado y ordenó el exilio de sus hermanas.

Claudio
Cuando Calígula fue asesinado por la guardia pretoriana, su sucesor, Claudio, hizo regresar a Roma a Agripina y a su hermana. Agripina contrajo matrimonio con el honorable cónsul Crispo, atraída por las riquezas que poseía éste. Posteriormente, cuando la esposa de Claudio, Mesalina, fue condenada a muerte, Agripina sintió que había llegado su momento. Envenenó a su esposo, y al fin a los 34 años, tenía el camino libre para seducir al emperador y abrirle el camino a su hijo de 11 años, el futuro emperador Nerón.


Fuente:
Mujeres perversas de la historia - Susana Castellanos de Zubiria

Información relacionada:
- Cneo Domicio. http://es.wikipedia.org/wiki/Cneo_Domicio_Ahenobarbo_(c%C3%B3nsul_32)
- Claudio, el emperador tonto. http://www.medicosescritoresyartistas.com/publicaciones/claudio.htm


4 comentarios :

  1. Qué interesante...

    Muy llamativo el título del libro que nombras. Me lo apunto.

    Abrazos.

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  2. Menudo elemento. De casta le viene al galgo. Y hermana de Calígula, casi nada. En esa familia, además de ambición desmedida, había un gen extraño de chaladura familiar. Y el Imperio en manos de la dinastía Julio Claudia. Y esos chalados y psicópatas mandando en la primera potencia de entonces. Como para echarse a temblar.
    Un saludo.

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  3. Madame, estos personajes son los mas sabrosos. Una autentica mujer perversa. Son las mas amenas!

    Feliz tarde

    Bisous

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  4. Hay que ver. Es que no se salvó casi ninguno de los césares de la familia Claudia; ni los emperadores ni sus esposas, tan malas y perversas como ellos. Así las cosas, casi todos morían asesinados. Menuda prenda esta Agripina, y qué decir de su hermano Calígula, loco perdido. Un jugoso párrafo sobre sus locuras escribí en el artículo Locos de Atar.
    Gracias por darte un paseo por Alba de Tormes y comentarlo.
    Un saludo.

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