Después de la convulsión causada por las grandes invasiones de los pueblos bárbaros, en el siglo V la confusión de los espíritus y la desorganización de las estructuras sociales y políticas eran totales. Un sólo cuerpo social había sabido o podido conservar una cierta cohesión y ofrecer a los nuevos europeos un aspecto de orden y autoridad. Esta institución era la Iglesia de Roma, salvada del desastre gracias a su espíritu supranacional y apolítico.
Los antiguos pobladores romanizados se habían agrupado en torno a sus obispos esperando palabras de esperanza y de orientación ante un mundo que parecía desaparecer. Sólo la Iglesia asumió la iniciativa capaz de conjugar los valores de la civilización grecorromana con las aspiraciones de los nuevos señores bárbaros. Se inició así una campaña intensa y extensa de evangelización, educación y culturización de los recién llegados.
Poco a poco los bárbaros fueron adaptados y adoptados en el seno de la civilización cristiana y occidental. En una Europa dividida en cientos de reinos y pueblos, la Iglesia se convirtió en el factor de unión. El papado, desde el siglo VI, se convirtió en el árbitro político y diplomático, favoreció la creación de reinos estables y de relaciones sociales bien estructuradas. Gregorio VII reformó la Iglesia adaptándola a su misión evangelizadora, y consiguió que todos los nuevos reyes estuvieran agradecidos a su labor diplomática y espiritual en favor de la paz, la educación y el orden social. Nacía así la Edad Media cristiana.
Un papel decisivo, y eso que aun no habia alcanzado la cuspide de su poder, ni mucho menos. Pero comenzaban a sentarse las bases.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous