Gárgola de la catedral de Sevilla |
Una antigua leyenda francesa cuenta la existencia de un ser monstruoso con el aspecto de un dragón que poseía un largo cuello, fuertes mandíbulas y un largo hocico llamado Gargouille. Dicho monstruo destruía todo aquello que encontraba a su paso gracias a su pestilente aliento y a los chorros de agua que despedía. La ciudad de Rouen, para aplacar tan nefasto animal, decidió ofrecerle todos los años una ofrenda humana para calmar sus ánimos agresivos. Se elegía un criminal y se le entregaba, si bien el monstruo prefería doncellas.
Corría el año 600 cuando el clérigo Romanus llegó a la ciudad para pactar con el dragón a cambio de que los lugareños aceptaran ser bautizados y erigieran una hermosa iglesia. Dispuesto a exorcizar a la bestia y equipado con lo necesario fue acompañado junto al dragón. Con la simple señal de la cruz el fiero animal se convirtió en una bestia dócil, y atado con una simple cuerda fue conducido a la plaza de la ciudad. Gargouille fue quemado en la hoguera y las llamas consumieron su cuerpo, excepto cabeza y cuello del que surgía su tórrido aliento. Ante tal situación, dichos restos fueron depositados en el tejado del ayuntamiento como recordatorio de las angustiosas jornadas vividas por la población.
Esta leyenda viene a explicar el origen del término “gárgola” como sinónimo de escupir agua y que, con el paso del tiempo, su imagen pasó a las cornisas de las iglesias y de las catedrales medievales.
Gárgola de la catedral de Barcelona |
Las primeras gárgolas aparecen a principios del siglo XII. Este sistema de drenaje del agua es el más utilizado durante la época del estilo gótico, si bien no todas las gárgolas tenían dicho uso. Los primeros ejemplos góticos de estas gárgolas son las que se encuentran en la catedral de Lyon y las de Nôtre Dame de París. Situadas por hileras en lo más alto del edificio, fueron cambiando su aspecto con el paso de los años. Las primeras, más bien toscas, dejaron paso a otras mucho más elaboradas que fueron proliferando hasta convertirse en auténticas obras de arte. Su peculiaridad más relevante es que siempre eran intencionadamente horribles y grotescas.
Gárgola de Nôtre Dame de París |
En una época en la que las imágenes tenían por misión un mensaje moral, religioso y docente la gárgola sigue siendo un misterio, pues no se ha encontrado en ella un objetivo educativo.
Para algunos, representan los avatares de la vida, pues su aspecto muchas veces no se corresponde con el de animales conocidos. Para otros se trata de la representación de las almas de aquellos a los que todavía no se les permite entrar en la casa del Señor. Pero la hipótesis más acertada es aquella que nos habla de las gárgolas como guardianes del edificio, signos mágicos que lo alejan de todo mal.
'La Bruixa', gárgola de la catedral de Girona |
Fuente:
Ocultismo medieval – Xavier Musquera
Sin duda uno de los elementos más inquietantes y misteriosos de las catedrales.
ResponderEliminarGracias por tan interesantes explicaciones.
Un saludo.
Sí que ha sido interesante. Además no conocía la leyenda de Gargouille. Curiosa la gárgola de Whashington, que más que meter miedo da risa. Un beso.
ResponderEliminarLa de Washington es que es muy friki.
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