Curiosamente y en contra de todas las costumbres de palacio y de aquella época Luis XIII era virgen.
Se desconoce si fue por esta razón, o por timidez, o por desinterés, por lo que el joven rey no terminaba de hacer uso de sus deberes conyugales. Al poco, Ana de Austria se quejó de este hecho a su hermano Felipe IV, quien transmitió el problema al papa, el cual se lo comunicó a su nuncio en París, que a su vez informó al embajador de Venecia, amigo de Luis XIII.
Cuenta Robert de Montesquieu que entre el nuncio y el embajador idearon un ardid para mostrar al rey en qué consistía exactamente el proceso amatorio. Así fue que condujeron al joven a una sala secreta en la que le esperaba su hermana, la duquesa de Vendôme, y su marido, quienes le hicieron una demostración práctica. Y, constatado por su médico allí presente el efecto físico que el espectáculo tuvo en el rey, se le instó a acudir en ese mismo momento a su lecho, donde Ana de Austria le esperaba convenientemente preparada.
El truco tuvo éxito, lo que es aún más extraño dado que, mientras miraba, al lado del rey se encontraba no sólo su médico, sino también su confesor.
Fuente:
www.erroreshistoricos.com
No me extraña que con tanta gente alrededor el hombre tardara en animarse. Lo que es raro es que su sistema hormonal no le pidiera a su tiempo un poco de guerra. A lo mejor en vez de tener poco interés por el sexo, lo que ocurría es que tenía poco interés por "ese" sexo.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya se sabe aquello de que en la corte francesa eran muy liberales, pobre chaval, con 15 años normal que se pusiese contento ante tal espectáculo jajajja
ResponderEliminarUn saludo.
Me extraña mucho que en la corte francesa ( algo disoluta ) , un muchacho de 15 años no supiera nada de sexo .
ResponderEliminarTodo ese recorrido de personajes para que se enterara de algo tan natural , me parece sospechoso .Tanto, que tuvo más favoritos que amantes femeninas .
Besos desde Málaga.
Sí probablemente el sexo le interesaba, pero no precisamente el opuesto.
ResponderEliminarMe parece increible que este señor necesitara de ejemplos prácticos, más teniendo en cuenta lo que debía cocerse en la corte francesa de la época. Quizás su tartamudez, y su caracter tímido tuvieron algo que ver en esto, o quizás que era algo misógino o incluso se ha hablado de una posible homosexualidad, quién sabe.
ResponderEliminarGracias por la entrada, como siempre muy interesante.
Eso de tener a tu confesor como expectador hay que reconocer que es un incoveniente para ciertas cosas y ¡hay!, que mal lo debió pasar el confesor viendo tal espectáculo.
ResponderEliminarUn saludo.