A lo largo de la Historia se han producido distintos argumentos y contraargumentos que validan o invalidan la existencia real de Trótula de Ruggero. Y es que cuesta mucho admitir que una mujer pudiera realizar en aquellos tiempos actos tan varoniles como ejercer la medicina de forma oficial. Sin embargo, la Historia nos ofrece casos mucho más increíbles que han sido aceptados universalmente.
En la Edad Media, la obstetricia y puericultura se practicaban sin estudios académicos, generalmente por mujeres que transmitían los conocimientos de madres a hijas, llegando a convertirse en una actividad oficial, como ya sucedía entre los antiguos griegos.
La Escuela de Salerno menciona en sus documentos a matronas, maestras y a las llamadas "mujeres salernitanas" que atendían médicamente a mujeres y a niños. Entre tales menciones aparece el nombre de Trótula, Trocta o Trotta, un nombre muy habitual en esa época y en aquella ciudad.
Hay un primer tratado, llamado Trotula major, datado del siglo XII, formado por textos ginecológicos que citan como fuentes a Hipócrates, Galeno, Dioscórides y Oribasio. Un segundo tratado contiene asimismo textos ginecológicos y cita solamente referencias de autores de la Escuela de Salerno. Hay un tercer tratado con escritos dedicados exclusivamente a cosmética, belleza, depilación, etc., que cita como fuente a las "mujeres de Salerno". Finalmente hay un cuarto tratado titulado Trotula minor que parece escrito bajo la influencia de uno o varios médicos salernitanos, está fechado hacia 1200 y lleva el nombre genérico de Trotta.
Cuentan que la autora, Trotta o Trótula, nació hacia 1050 en el seno de una familia noble de la ciudad de Salerno, la familia Ruggero. Se casó con un médico de la Escuela de Salerno llamado Giovanni Plateario y tuvo con él dos hijos, Giovanni el Joven y Mateo, ambos también médicos. Trótula ejerció la medicina atendiendo a las mujeres y a los niños de Salerno, que la llamaron "maestra" y su fama hizo que la escuela médica de la ciudad le reconociera dignidad académica.
En el siglo XII un monje normando llamado Ordericus Vitalis escribió una Historia eclesiástica, en la que cuenta la historia de un médico famoso que llegó a Salerno y conoció allí a una comadrona, de la que se hizo lenguas después señalando que no había conocido nunca médico más experto que ella en ginecología y obstetricia.
Sin embargo entre los siglos XIII y XIV empezaron a circular textos que atribuían a la famosa comadrona prácticas supersticiosas y charlatanería. Dicen que se debió a que el médico catalán Arnau de Vilanova escribió que aquella matrona administraba a las mujeres en el momento del parto una poción que contenía tres granos de pimienta, al tiempo que recitaba el Padrenuestro acompañado de una fórmula mágica.
Arnau de Vilanova
No es fácil dilucidar la verdad en tales asuntos. Lo que sí sabemos con certeza es que el tratado de Trótula, fuese quien fuese su autor, autora o autores, fue reconocido como autoridad indiscutible durante la Edad Media, que se tradujo a numerosas lenguas y que las mujeres siguieron sus consejos y aceptaron sus recomendaciones para el cuidado de sus hijos antes y después del parto. Fue, además, el manual imprescindible para los médicos de la época, habida cuenta su desconocimiento de la anatomía y de la sexualidad femeninas.
Fuente:
Historia medieval del sexo y del erotismo - Ana Martos
Lo que me extraña es que en aquella sociedad hermética y supersticiosa de la Edad Media no levantara sospechas (por no decir envidias) de práctica de brujería y la emprendieran con ella.
ResponderEliminarUna mujer valiente en todo caso.
Un saludo.
Lo de las mujeres y la medicina es uno de los temas que me encantó del último libro de Ken Follet. Me pareció una descripción muy mordaz de la situación de las mujeres en esa época. Que cantidad de grandísimas mentes se habrán perdido a lo largo de la historia por culpa de la idiotez de otros.
ResponderEliminarPor otra parte ... que nombre más bonito ... :)
Interesante personaje, aún más atrayente en cuanto no se puede demostrar su existencia, como en el caso de María la Judía.
ResponderEliminarEn nuestra bitácora tenemos una sección en la que cada mes hablamos de un personaje femenino singular, y como tu artículo es excelente ¿podríamos reproducirlo, citándote y enlazándote como fuente, por supuesto?
Saludos.
Claro que sí, será un placer verlo en vuestro Garito.
ResponderEliminarGracias, compañera. Lo hemos programado para el nueve de febrero.
ResponderEliminarClaro que sí, será un placer verlo en vuestro Garito.
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