El Castillo de Canossa -situado en Canossa, provincia de Reggio Emilia, Italia- es una estructura medieval caracterizada por haber sido testigo de diversas riñas intrafamiliares y entre líderes; además de haber sido refugio para varias personalidades de la época. Fue construido hacia el año 940 por Adalberto Atto, hijo de Sigifredo de Lucca, un príncipe lombardo, coronando una colina rocosa de unos 530 metros. Además de la residencia de Adalberto, el castillo incluía un convento con doce monjes benedictinos y una iglesia dedicada a San Apolonio. Estaba protegido por un triple círculo de murallas; entre los dos círculos más bajos se situaban las caballerizas y la residencia de los sirvientes. Entre las historias más conocidas encontramos la denominada Humillación de Canossa en la Querella de las Investiduras -un conflicto suscitado entre papas y reyes cristianos-; además, un problema de herencia que se desarrolló luego de la muerte de Matilde de Toscana -propietaria del castillo-, quien había decidido entregar los terrenos de la edificación a la Iglesia. Durante los siguientes años, el castillo pasó por varias manos, entre las que encontramos a la familia Canossa -de donde proviene el nombre de la edificación-.
Desde luego si los castillos españoles tuvieron una historia movidita, los de Italia no se quedan atras, con tanta guerra entre los pequeños Estados, a lo que se sumaban riñas entre familiares, como en este caso.
ResponderEliminarFeliz tarde, madame, o lo que queda de ella.
Bisous
Famoso el castillo en el contexto de la lucha por el "dominium mundi" entre el Papado y el Imperio. Allí en efecto es donde Enrique IV se tuvo que humillar ante el Papa Gregorio VII para que le perdonase y le levantara la excomunión por la fea costumbre que tenía de investir obispos sin contar con el pontífice.
ResponderEliminarUn saludo.