1 de octubre de 2009
La alimentación en el Antiguo Egipto
A lo largo de toda la época faraónica, siete regiones geográficas con perfiles bien diferenciados (el valle del Nilo, del delta del Nilo, el Faiyum, el desierto occidental, el desierto oriental, Nubia y los territorios de Palestina y Siria) suministraron en mayor o menor medida los productos alimentarios básicos para toda la población egipcia.
Con un clima árido y una pluviometría anual insignificante, la producción agrícola dependía necesariamente del río Nilo, el cual proporcionaba también abundante pesca. Desde el Imperio Antiguo, la agricultura fue, asimismo, importante en el oasis de Faiyum, que durante la época ptolemaica proporcionaba dos cosechas anuales. Los oasis de Bahariya, Farafra, Dakhla y el-Kharga en el desierto occidental, producían alimentos valiosos como uvas y los mejores dátiles. El desierto oriental, con abundantes recursos mineros, fue una región utilizada para el pastoreo a lo largo de toda la época faraónica.
El río Nilo, con sus crecidas regulares y predecibles, hizo de Egipto un país esencialmente agrícola que dependía absolutamente de sus aguas, tal como constató Heródoto cuando escribió que "Egipto es un don del Nilo y la tierra bañada por el Nilo en todo sus curso".
Las lluvias de la cabecera del río aseguraban que cada verano, en el mes de julio, las aguas desbordaran su cauce e inundaran el valle siguiendo el recorrido de los canales. Al retirarse dejaban los campos cubiertos de 'kemet', un limo arcilloso negro de gran fertilidad, gracias a su contenido en nitrógeno combinado con anhídrido fosforoso y carbonato potásico. El factor que combinaba una buena cosecha estaba constituido, sobre todo, por el nivel que alcanzaba el agua en la inundación.
La alimentación de los egipcios se conoce con bastante exactitud, gracias a la existencia de numerosas fuentes de información que pueden agruparse en tres grupos básicos: arqueológicas, artísticas y literarias.
Los cereales fueron la base de la agricultura egipcia, ya que proporcionaban desde los inicios de la civilización faraónica dos productos fundamentales para alimentar a toda la población: el pan y la cerveza. Fundamentalmente se cultivaba trigo, mijo y cebada. El ciclo de la producción de cereales se conoce con precisión gracias a las pinturas y relieves funerarios.
Todos los cereales se utilizaban para la obtención de harina y para la panificación. Había una gran variedad de panes en función de los ingredientes adicionales utilizados (leche, huevos, miel, dátiles...) Además de utilizarlos para la preparación de panes y dulces, los cereales se empleaban también para la preparación de gachas.
Está documentado el consumo de gran variedad de frutas y verduras, pero la mayoría de la población sólo tenía acceso a las más comunes y a menudo complementaban su dieta con hierbas y plantas salvajes.
En los inicios del Imperio Antiguo sólo se cultivaba la palmera datilera, la higuera y la vid; sus frutos se consumían frescos o secos a lo largo de todo el año, se utilizaban en preparaciones culinarias, como edulcorantes en panes y pasteles y en algunas prescripciones médicas.
Posteriormente se añadieron otros cultivos, como el melón y la sandía, la azufaifa, el sicómoro y la persea.
Durante el Imperio Medio llegaron la granada, la manzana y el algarrobo; también se extendió el cultivo de la chufa.
Durante el Imperio Nuevo aparece representada por primera vez la mandrágora, que probablemente utilizaban como una droga por sus efectos alucinógenos. Además, se generalizó la importación de productos exóticos, algunas frutas tropicales, cocos, almendras y piñones.
Los cítricos fueron introducidos en el valle del Nilo en época romana.
En cuanto a las verduras, las más comunes fueron la cebolla, el ajo, el puerro, el pepino, el rábano, el apio y la lechuga. A ellas se añadía el papiro, del que se consumía el tubérculo del junco, y sobre todo el loto
Las lechugas ocupaban un importante lugar en la dieta egipcia por estar relacionadas con la fertilidad y la fecundidad.
Los vestigios arqueológicos permiten afirmar que los egipcios comían legumbres y que éstas debían representar un aporte importante de proteínas en su alimentación cotidiana.
Cabe destacar las lentejas, que probablemente cocían en una especie de sopa a la que darían sabor con comino.
Las habas formaban parte del salario de los obreros encargados durante el Imperio Medio de excavar las tumbas reales.
También se consumían altramuces, garbanzos, judías y alguna variedad de guisantes.
En numerosos relieves de tumbas aparecen escenas de ordeño, lo que atestigua la utilización de leche de vaca, cabra y oveja. Se consumía fresca y parece ser que no se utilizaba en la cocina. De la leche obtenían mantequilla y queso.
Durante el período predinástico se domesticaron animales y se constituyó la cabaña ganadera egipcia. La caza continuó siendo una actividad importante. Los rebaños de bóvidos pertenecían a la realeza y a los templos; la mayoría de la población sólo tenía acceso a la carne de cabra y oveja.
El ganado porcino quedaba circunscrito a zonas marginales y a las clases más desfavorecidas.
Se comían diferentes clases de aves (pelícanos, perdices, codornices, pichones, palomas, patos y sobre todo ocas). No se conocía el pollo.
El pescado era la fuente básica de proteínas para la mayoría de la población. El Nilo proporcionaba una gran cantidad y variedad de pescado.
(Fuente consultada: La alimentación y nutrición a través de la historia - Jordi Salas-Salvadó, Pilar García-Lorda, José Mª Sánchez)
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Por lo que veo tenían una alimentación muy ámplia.
ResponderEliminarSaludos
Buen articulo. Me gustaría llamar la atención sobre la cerveza fabricada por los egipcios que era uno de los alimentos fundamentales y se preparaba a partir de una especie de pan realizados por esto. En realidad este brebaje era mucho más espeso y mucho más nutritivo que la cerveza que consumimos nosotros.
ResponderEliminar1 saludo!!
No me imaginaba que tuviesen una alimentación tan completa y variada, increíble. Me ha hecho gracia lo de la chufa, me los he imaginado bebiendo horchata con caña, jeje!
ResponderEliminarMuy interesante. Felicidades, me ha gustado: corto, didáctico, y de mi tema favorito.
ResponderEliminarSaludos.