25 de marzo de 2010

La religión de los antiguos persas

Los principales materiales que tenemos para reconstruir la religión de los antiguos persas se conservan en los escritores griegos, Heródoto primordialmente, y las inscripciones de la época aqueménida. Más noticias nos proporciona el libro sagrado, Avesta, que junto con los materiales antes mencionados forman los instrumentos básicos para esta reconstrucción. El conocimiento del Avesta se obtendría en el siglo XVII por A. Du Person, quien lo tradujo al francés en 1771. Se determinó que el Avesta se componía de diferentes partes según diversas épocas. La más antigua sería la de los Gatha, que abarcaría la parte fundamental Yasna, anterior a la dinastía aqueménida, escrita en lengua persa emparentada con la lengua inda antigua de los Vedas. La última parte está escrita en la lengua que se hablaba en la época sasánida -siglos II-VII de nuestra era- y en ella se narra la historia de Zarathustra y profetiza el fin del mundo. Según la tradición, el Avesta se componía de 21 obras diferentes, el resto de las cuales se ha perdido.
Página del Avesta

Esta serie de estratos plantea la problemática de averiguar la antigüedad de cada uno de los elementos que se presentan en la obra. Otro problema es el de su lugar de procedencia. Se ha querido identificar con la religión de los antiguos medos, con la región de la Bactriana, situada en el Irán nororiental. Por otro lado, también se ha supuesto que las referencias de Heródoto corresponderían a Media, mientras el Avesta correspondería a la Bactriana, fundiéndose ambas tradiciones al formarse el reino aqueménida. La composición del Avesta se atribuye a Zarathustra, personaje que viviría, según la tradición, en el siglo VII a.C., mientras otras versiones lo colocan bastante más atrás. El punto fundamental del Avesta es el dualismo Bien-Mal. Junto a Ahura-Mazda y Angra-Mainyu, espíritus del Bien y del Mal respectivamente, aparecen toda una gama de espíritus menores. Se manifiestan seis espíritus de la luz, personificaciones de las fuerzas de la naturaleza o de cualidades morales, y contrapuestos a ellos otros seis espíritus de las tinieblas o del mal. El origen de este dualismo constituye un punto de discusión. Se ha querido ver como un contraste entre las dispares zonas geográficas que componen Irán. Las tierras fértiles, por un lado, y las estériles por otro. Asimismo se ha interpretado como un reflejo de las contradicciones entre dos sociedades diferentes, una nómada y pastoril, y otra sedentaria y agrícola. Esta última teoría parece encontrar su confirmación en el mismo libro sagrado cuando expone que "las mejores tierras del mundo son terrenos de labor" y al afirmar que la esencia del mazdeísmo consiste en "cultivar bien el trigo". Las formas duales las adquiriría definitivamente al formarse la monarquía aqueménida y al constituirse en el culto estatal. El centralismo religioso se haría más acentuado durante el Imperio sasánida, en el que la religión mazdeísta se convertiría en la bandera de las luchas contra los estados cristianos, primero, y más tarde contra los musulmanes, adquiriendo entonces el Avesta su definitiva plasmación. Mención aparte merece el culto de Mitra, quien en la antigüedad debió ser una de las personificaciones del sol, al mismo tiempo que se relacionaba con ideas morales. El culto a Mitra sería oficial a partir del siglo IV a.C. En los siglos posteriores alcanzaría gran difusión, tanto en Oriente como en Occidente, convirtiéndose las legiones romanas en uno de los principales vehículos de su difusión. Por último el mazdeísmo iba a ejercer una gran influencia en las religiones del Cercano y Medio Oriente. La doctrina dualista de los maniqueos tendría su base en el mazdeísmo, así como los nestorianistas durante los siglos III y V de nuestra era, respectivamente. También las sectas de los paulicianos, bogumilitas, cátaros y albigenses se verían impregnadas fuertemente por el mazdeísmo en el transcurrir de la Edad Media.

3 comentarios :

  1. Es verdad, Mitra fue una de las divinidades con mayor aceptacion dentro y fuera de sus fronteras. No habia nada mejor que caerles bien a los romanos para que la cosa se difundiera.

    Buenas noches, madame

    Bisous

    ResponderEliminar
  2. Las religiones ni se crean ni se destruyen: se transforman.

    ResponderEliminar
  3. Lo de la eterna lucha entre el Bien y el Mal es tan propio de nuestra naturaleza... Y es que el Mal está ahí; personalmente, creo que no tiene solución. Para los judíos, el Bien -Dios-, juega con el Mal, como se dice en los textos sapienciales.

    Aparte de esto, estoy de acuerdo con el texto que pones en la moderación de comentarios. Se ve que algunos no tienen otra cosa que hacer...

    Saludos.

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario.

Creative Commons License
Paseando Por la Historia está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España.