23 de octubre de 2016

Evolución de la óptica: del cristal pulido al telescopio

Se cree que hace más de 3.000 años, los habitantes del norte de Mesopotamia empezaron a colocar artículos de cerámica en los primeros hornos de alta temperatura, que ocasionalmente se decoraban con algún tipo de material vidriado. Estos esmaltes probablemente son los primeros productos similares al vidrio que se conocen. Así fue el comienzo de un largo ciclo de desarrollo del vidrio. A medida que la tecnología evolucionó, la calidad y la claridad de los productos de vidrio mejoró significativamente.

El cristal de roca (cuarzo), también fue descubierto hace varios miles de años. En siglos recientes se han hallado bastantes objetos interesantes, que revelan que se molía e incluso se pulía este mineral hace mucho tiempo. Era un proceso costoso y difícil que requería mucho tiempo, sin embargo algunos trozos de cuarzo relativamente transparentes fueron convertidos en objetos útiles.

Las primeras lentes pudieron haberse creado en Egipto sobre 2600 a.C., como parte de la estructura del ojo en las estatuas funerarias. En los ojos de algunas estatuas se observa una superficie frontal convexa (como nuestra córnea) así como una superficie trasera cubierta con pigmento, similar al iris humano. Existen ejemplos en el Museo Egipcio de El Cairo y en el Louvre de París.

Las lentes convexas fueron mencionadas por el griego Aristófanes en su obra “Las nubes” (423 a.C.). Sócrates y un amigo tienen algún tipo de diálogo con respecto a la “quema de vidrio”, sistema utilizado en aquellos tiempos para provocar incendios. Se ha escrito que el uso militar de espejos metálicos fue reconocido por Arquímedes (287-212 a.C.).

Séneca (4 a.C-65 d.C) fue el primero en hablar del efecto de aumento producido por los espejos cóncavos y por los frascos llenos de agua. En su libro “Cuestiones naturales” escribió: “Me gustaría añadir que todo parece mucho más grande cuando se ve a través del agua. Cualquier letra pequeña y borrosa puede verse más grande y más clara cuando se observa a través de un recipiente de vidrio lleno de agua”.

La lente de Nimrud (900-700 a.C), hallada en 1853 durante las excavaciones de la ciudad asiria de Nínive, es posiblemente uno de los artefactos más antiguos que se conocen. El Lothair Crystal (855-869), fabricado en Metz, Francia, para el rey carolingio Lothar II, es también un tesoro óptico importante. Las lentes vikingas de Visby han sido reconocidas por su historia, y por la posibilidad de que fuesen originarias de Persia. Estas lentes tienen una notable calidad de imagen con muy poca aberración esférica.

Lente de Nimrud (900-700 a.C)
Lothair Crystal (855-869)

El astrónomo musulmán Alhacén estudió la óptica ampliamente. Alrededor del año 995 escribió: “Un segmento de esfera de cristal hace que los objetos parezcan más grandes”. En su obra Opticae Thesaurus, escribió acerca de la visión, la reflexión y la refracción. Comentó que el vidrio alteraba cualquier luz que viajara a través de él. En el siglo XIII las obras de Alhacén fueron traducidas del árabe al latín, para que pudieran ser estudiadas por los eruditos de entonces.
Alhacén había hablado sobre el efecto lupa producido por las lentes esféricas plano-convexas. Dichas lentes son las conocidas piedras de lectura del siglo XII.

El vidrio artesanal también tuvo su origen en la antigüedad y el arte de su producción fue mejorando lentamente a lo largo de los siglos. A parte de los artesanos, los monjes también trabajaron con vidrio óptico. Surgieron lupas rudimentarias con asas simples, pero algún desconocido artesano empezó a experimentar con dos lupas individuales, las cuales unió mediante un remache metálico; habían sido creadas las primeras gafas. La idea llegó a Venecia y a la isla de Murano, donde fue incorporada inmediatamente a la industria de la fabricación de vidrio. A día de hoy se desconoce la identidad del verdadero inventor de las gafas.


Existía un gran secretismo alrededor de la producción de vidrio por parte de los gremios venecianos. Los artesanos independientes tampoco compartían sus secretos de esmerilado y pulido. Si a esto sumamos que los archivos de Venecia fueron destruidos en su mayoría en el siglo XIX, a día de hoy tenemos muy poca información al respecto. En Florencia, sin embargo, si que han sobrevivido miles de documentos hasta nuestros días, lo que ha permitido documentar la preeminencia de los artesanos florentinos en la producción de lentes para presbicia y para miopes.

Los monjes que trabajaban el vidrio óptico fueron reemplazados por un grupo de artesanos que se convirtieron en los antecesores de los ópticos modernos. Las lentes cóncavas no estuvieron ampliamente disponibles hasta mediados del siglo XV. La invención de la imprenta en esa época aumentó exponencialmente la demanda de ayudas para la visión, lo que llevó al nacimiento de una nueva industria.


Y así llegó el telescopio

En la antigüedad ya se utilizaban largos tubos vacíos para evitar la luz perturbadora cuando se quería observar algo, era el equivalente a un telescopio sin lente. Evidentemente, esto no aumentó la eficiencia visual cuando se trataba de observar las estrellas porque no había ningún aumento.

La fabricación de lentes y de vidrio había mejorado bastante a finales del siglo XVI. Probablemente a alguien se le ocurrió tratar de combinar más de una lente de forma similar a un telescopio con el fin de obtener una imagen ampliada y nítida. La invención del telescopio se convirtió en un desafío para los fabricantes de vidrio y de anteojos. Se descubrió amplificación cuando una lente divergente se alineaba con una lente convergente. Es de suponer que se estudiaron diferentes combinaciones y distintas distancias entre lentes. Debió ser un trabajo tedioso, pero finalmente se instalaron dos lentes a cierta distancia una de la otra, en un tubo cilíndrico vacío. Poco después del año 1600, este nuevo instrumento permitió acercar objetos distantes. Pero estas primeras lentes no fueron satisfactorias para el telescopio. El objetivo de un telescopio requiere una mayor exactitud a través de toda su abertura que una lente de gafas normal. Para poder introducir lentes de gran tamaño, el tubo del telescopio debía tener forma de trompeta. Esta forma permitiría la colocación del diafragma que corta la zona exterior de la lente.

Con la cámara oscura, inventada a finales del siglo XVI, se descubrió que la introducción de un diafragma mejoraba la imagen mediante el bloqueo de la distorsión periférica. Las lentes utilizadas en la cámara oscura eran lentes para gafas, por lo que cabe suponer que de ahí surgió la idea del diafragma para el telescopio. Mediante el método de ensayo y error, los fabricantes de lentes fueron al fin capaces de reducir la abertura con un diafragma de papel hasta conseguir una imagen óptica muy mejorada. Casi trescientos años después de la aparición de las primeras gafas, se consiguió alcanzar la claridad requerida para las lentes del telescopio.

Cámara oscura

En algún momento durante la década de 1590 fue creado el primer telescopio en la localidad holandesa de Middleburg. El fabricante de anteojos Johannes Lippershey desarrolló un telescopio consistente en una lente convexa combinada con una cóncava, a alrededor de un pie de distancia. Lippershey presentó su catalejo al duque de Nassau el 25 de septiembre de 1608 y se solicitó la patente de los Estados Generales de La Haya. Después fue invitado a La Haya para mostrar su invento y los observadores quedaron encantados de ver las lejanas ventanas de la iglesia de San Pedro en Leiden y el reloj de la iglesia de Delft. El duque de Nassau lo vio como una importante herramienta para espiar a las tropas enemigas.
Doce días más tarde, el artista ambulante Zacharias Janssen se presentó ante el Comité con otro telescopio de su invención. A los tres días, Jacob Metius de Alkmaar también solicitó una patente. Empezaron a aparecer telescopios por todos los Países Bajos, por lo que los Estados Generales decidieron rechazar todas las solicitudes de patentes, ya que se trataba de un artilugio demasiado fácil de copiar y entendían que podría haber sido inventado anteriormente.


Leonard Digges y su hijo Thomas se atribuyeron la invención de un telescopio reflector (una lente convexa y un espejo) 30 años antes de que Lippershey presentara el suyo. De hecho fueron muchos lo que reivindicaron la invención del telescopio, por lo que no podemos estar seguros de a quién puede atribuirse realmente el invento. Los historiadores coinciden en que Lippershey fue el primero que mostró un modelo de trabajo y el primero en solicitar una patente. Por este motivo Johannes Lippershey tiene el honor de ser reconocido como el inventor del telescopio.


Fuente:
* http://www.antiquespectacles.com/telescopes/telescopes.htm


17 de octubre de 2016

Agrupación Mujeres Libres: la lucha de la mujer por la libertad

Desde los primeros compases de la II República, se fueron gestando algunos movimientos anarcofeministas, principalmente en Cataluña y muy en especial en su capital Barcelona, núcleo duro del anarquismo español, en donde nuevas generaciones de jóvenes siguieron la brillante estela dejada por Teresa Claramunt (1862-1931) y Soledad Gustavo (1865-1939), dos de las figuras más representativas del anarquismo español.

En abril de 1936 nace la organización feminista más representativa del anarcosindicalismo español, Mujeres Libres, creada por tres grandes intelectuales de la época, Lucía Sánchez Saornil, Amparo Poch y Gascón y Mercedes Comaposada Guillén. A lo largo de su existencia participarán muy activamente multitud de activistas comprometidas con la lucha feminista: Lola Iturbe, Pilar Grangel, Libertad Ródenas, Áurea Cuadrado, Suceso Portales, Sara Berenguer, Concha Pérez Collado y muchas otras más.

Ya en 1934 se había creado en Barcelona el Grupo Cultural Femenino que junto con el grupo redactor de la revista Mujeres Libres de Madrid será el embrión de la futura organización. La idea de la revista surgió de la mano de la militante anarquista Lucía Sánchez Saornil, a la que luego se unieron Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón. Lucía y Mercedes habían enseñado en cursos de instrucción elemental para obreros y obreras, promovidos por la CNT de Madrid en los años 30. Vieron la necesidad de realizarlos específicamente para las mujeres, dada la misoginia y los prejuicios existentes.

En el Grupo Cultural Femenino, formado en su mayoría por militantes de la CNT y de otros organismos libertarios como los ateneos y las Juventudes Libertarias, conocían la revista que se hacía en Madrid. Mercedes Comaposada se presentó en la capital catalana con los estatutos de una Federación Nacional. Les informó de que en Madrid y en Guadalajara ya se había constituido una agrupación con los mismos objetivos. Habían llamado a esta organización Federación Nacional de Mujeres Libres y propuso que Cataluña formara parte de la misma. Las catalanas aceptaron entusiasmadas.

Mujeres Libres desarrolló una combativa e infatigable actividad en pro de un mundo más justo durante tres intensos años, que abarcan desde poco después del triunfo del Frente Popular, hasta la caída de Barcelona en manos del ejército sublevado de Franco (Febrero 1939). Y entre 1937 y 1938 llegó a contar en sus filas con más de 20.000 mujeres.

Hicieron frente al alzamiento militar fascista, lucharon como milicianas en los frentes de batalla y en las retaguardias, mostraron al mundo su valentía y espíritu libertario y finalmente la dura derrota final les condujo a un irremediable y extenuante exilio.

Durante las décadas posteriores al fin de la guerra civil, mujeres exiliadas en Francia y Gran Bretaña  se agruparon y organizaron cierta actividad continuando la línea de Mujeres Libres, aunque no tuvieron la continuidad y el seguimiento de la época dorada de la organización. 

Tras la muerte del dictador, Mujeres Libres volvió a reaparecer en Barcelona (1976) donde nuevas generaciones se mezclaron con las incombustibles figuras de Sara Berenguer y Suceso Portales, lo cual provocó tensiones debido a las diferentes formas de entender el mundo anarquista y feminista y de afrontar las nuevas realidades de finales de los 70.


Fuentes:
* http://mujereslibres.cgtvalencia.org/2011/11/historia-de-la-agrupacion-mujeres.html
* http://www.portaloaca.com/historia/ii-republica-y-guerra-civil/5052-mujeres-libres.html
* http://civwiki.wikifoundry.com/page/Mujeres+Libres%3A+Un+Grupo+Feminista+de+Mujeres+Espa%C3%B1olas


12 de octubre de 2016

Castillo de Grajal


El castillo de Grajal de Campos, en León, es un cuadrado casi perfecto de unos 55 metros de lado y 12 de altura, con esquinas protegidas por cuatro torreones circulares de unos 10 metros de diámetro e igual altura, abarcando un total de 3500 metros cuadrados.

Levantado en recia roca silícea traída desde Velilla del Río Carrión (Palencia), su mayor particularidad la constituyen los llamados alambores, muros oblícuos en talud de hojas superpuestas diseñados así para resistir los impactos de artillería, arma que ya era masiva en el siglo XVI.

Con tres plantas originariamente, no presenta escudos por pertenecer a la Corona de Castilla.

Como fortaleza artillera dispone de toda clase de protecciones como troneras antiastillamiento, de buzón con arco superior de consolidación, en X para protección personal, laterales dominando los fosos, etc. En el ataque destacan los emplazamientos frontales para cañones de gran calibre, uno de los cuales todavía se encuentra en su lugar.

Presenta aún canales de evacuación de aguas en los taludes, más tarde extendidos por toda la península. Destacan las largas líneas de modillones de dos niveles (tres en la proximidad de los torreones), sobre la parte oblícua del talud, y los torreones salientes de gran calidad, con ménsulas, petos y coronamientos.


En general, a pesar de su deterioro, pueden admirarse los cuidados labrados de piedra en numerosos elementos de las cuatro fachadas, como merlones (almenas), gárgolas y otros remates, lo que puede dar una idea del extraordinario acabado del edificio en su construcción.

Los torreones disponen interiormente de bóvedas en magníficas estructuras de ladrillo.

La entrada se realiza por una minúscula cancilla junto al torreón noroeste. Se habla en el lugar de una gran puerta enterrada con su puente levadizo, pero las catas no lo han demostrado.

Como en casi todas las fortalezas, la leyenda menciona también túneles de comunicación con con el castillo de Altafría (Valderas), el de los Pimentel (Benavente, Zamora), con el Santuario de la Peregrina (Sahagún) y con el castillo de Cea.


Se sabe de una fortaleza romana en este lugar y de un castillo documentado en 967. El actual, del siglo XVI, se edifica a instancias de los Reyes Católicos por Hernando de Vega y Gonzalo de Ayora, ambos en el más cercano núcleo de confianza de los monarcas.

Vega, Comendador Mayor de Castilla, comandante de la Milicia de la Orden de Santiago de Guardia reforzada en las campañas de Fernando el Católico en Córdoba, fue también padre de Juan de Vega, primer Conde de Grajal.

Ayora, Coronel en Salses (Rosellón, Francia) era el mayor experto de la época en la edificación de fortificaciones artilleras, además de Cronista Real.

Entre ambos, en 1519, rehabilitan o reconstruyen el anterior castillo medieval del siglo X, inspirándose en el de Salses.

Un siglo más tarde, en 1620, comienza a ser utilizado como prisión.


Fuente:
* http://www.soyleon.es/Paginas/Comarcas/Campos/Castillo_Grajal.html


2 de octubre de 2016

La invención de reliquias en los primeros siglos del cristianismo

Mano de San Juan Crisóstomo
El culto a las reliquias no existía en los primeros años de la era cristiana, sino que apareció en el siglo IV. Después de la cristianización del Imperio Romano se convirtió en un elemento constitutivo de la nueva religión. Sin embargo, sólo está documentada la existencia de un número muy pequeño de tumbas “santas”, lo que explica los descubrimientos “milagrosos” ocurridos en primer lugar en las provincias orientales del Imperio, para satisfacer las necesidades del culto. No obstante no aparecieron reliquias en cualquier momento o lugar, por lo que para comprender mejor este fenómeno hay que examinar los diferentes casos en su contexto histórico.

Según se lee en los Hechos de los Apóstoles (8:2) “los hombres piadosos llevaron a Esteban a su entierro e hicieron gran llanto sobre él”. Esta frase resume adecuadamente el destino reservado a los primeros mártires. Los fieles consideran que es un deber recoger los cadáveres y enterrarlos con dignidad.

Sin embargo, las cosas cambiaron con el tiempo y se organizó algún tipo de culto comunitario entre los cristianos. A mediados del siglo III, iglesias como la de Cartago y Roma comenzaron a desarrollar listas completas de los aniversarios de los martirios con el fin de conmemorarlos. A principios del siglo IV, en su libro sobre los mártires de Palestina, Eusebio de Cesarea escribió por primera vez que “Pamphilius y sus compañeros recibieron un funeral conveniente y, como era costumbre, fueron enterrados”. Sin embargo, en una segunda edición del texto podemos leer que “fueron colocados en las casas santas de oración, para un recuerdo imperecedero, para ser honrados por el pueblo de Dios”.

Cabeza de Santa Catalina de Siena
De hecho, a partir del año 313 empezaron a surgir por todas partes lugares de devoción. No sólo en torno a las tumbas de los mártires, sino también a las tumbas de los patriarcas y profetas del Antiguo Testamento, así como a los lugares santificados por la presencia de Cristo. Pero de muy pocos de estos lugares se conocía su ubicación, por lo que se hizo necesario explorar catacumbas y cementerios para localizar a los mártires y erigir templos. La mayoría de las veces estos descubrimientos se producían de manera “milagrosa” o después de una revelación divina.

Los primeros descubrimientos de este tipo se produjeron en el siglo IV, principalmente en Jerusalén y los Santos Lugares. Por ejemplo, la primera mención que se conoce es precisamente el informe de Eusebio de Cesarea sobre la tumba de Cristo, la cual reclama como monumento sagrado para la veneración de los fieles y que se encontraba oculta bajo un templo pagano.

En el año 379, el entonces obispo de Constantinopla, Nacianceno, cuenta cómo una mujer cristiana había ocultado en su casa el cuerpo del mártir Cipriano durante las persecuciones, y cómo fue encontrado gracias a una revelación divina.

En el año 384 tenemos el testimonio de la peregrina Egeria, que se refiere al descubrimiento de la tumba de Job en Arabia. Alguien le explicó que un anacoreta había visto el lugar en una revelación. Informado el obispo realizaron excavaciones encontrando una cueva y, dentro de la cueva, una tumba en la que se leía el nombre de Job. A continuación construyeron una iglesia cuyo altar fue situado justo encima de la tumba. Este es el patrón estándar para la invención de las reliquias.

En el año 386 el obispo Ambrosio construyó una iglesia en un cementerio a las afueras de Milán y los fieles querían que fuese consagrada como depósito de reliquias, tal y como se había hecho anteriormente en Roma. El obispo tuvo de repente una especie de inspiración y ordenó excavar el suelo, encontrando los restos de dos personas, de las que se dijo que eran los mártires Gervasio y Protasio. Las supuestas reliquias fueron enterradas bajo el altar y se procedió a la consagración de la nueva basílica. Al igual que ocurrió con la tumba de Cristo, este descubrimiento fue consecuencia de una explícita necesidad de buscar y encontrar, cuyo objetivo sería atraer la devoción popular hacia las reliquias de santos bajo el control de la Iglesia.

En el año 401, el Concilio de Cartago ordena la destrucción de los altares erigidos en las tumbas de los mártires descubiertas por supuestas revelaciones divinas ya que no se podía constatar su veracidad. Pero las cosas cambiaron e incluso algunas personas al principio reticentes, como San Agustín, se convirtieron en orquestadores del culto a las reliquias.

Cabeza de San Cándido
El ejemplo de Milán muestra también la naturaleza política de estos descubrimientos asombrosos. Aquí, el hallazgo se produjo inmediatamente después de un conflicto entre Ambrosio y el tribunal de Milán, por su negativa a la construcción de una iglesia para los arrianos, exigida por la madre del emperador Valentiniano II. Así, con el descubrimiento de Gervasio y Protasio, Ambrosio podía demostrar que Dios estaba de su parte.

Las invenciones de reliquias servían para apoyar y fortalecer la cristianización del Imperio. Muchas veces se producían en torno a elementos naturales como árboles, manantiales, montañas o cuevas, casi siempre lugares sagrados del paganismo. Así, el centurión Cornelio fue descubierto cerca de un templo de Zeus en ruinas, mientras que la iglesia de San Jorge de Esdras fue erigida después de una aparición del santo sobre un antiguo templo.

Es curioso que la mayoría de las reliquias aparecían en grandes obispados y patriarcados los cuales eran también grandes ciudades, asientos de la autoridad civil o residencias imperiales. Generalmente había algún obispo mezclado en el asunto, al que el evento podría acarrearle un beneficio personal, como el fortalecimiento de su posición. No es casualidad que la cabeza del Bautista apareciese durante el episcopado de Ouranios, un obispo muy impopular que incluso había tenido que huir acusado de herejía.

Para entender por qué la gente inventaba reliquias en los principios del cristianismo, dependemos de fuentes de diversos tipos y diferentes puntos de vista. Si bien por lo general la hagiografía pone de relieve la autoridad de un obispo, la historiografía pone de relieve la figura de un emperador. Un descubrimiento sancionado por el obispado así como por el reino bajo el cual se producía, venía a constatar que Dios recompensaba la piedad de obispo y rey, validando su política y legitimando su autoridad.


Fuente:
http://www.revistamirabilia.com/issues/mirabilia-18-2014-1


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