Un problema semejante fue planteado por Italia, pero su capacidad para conseguir tales objetivos, y, por tanto, de alterar el equilibrio internacional, era netamente inferior a la de Alemania. Austria-Hungría tenía suficiente con el dominio de su propio imperio, y Rusia había dirigido en los últimos años sus esfuerzos de expansión hacia Extremo Oriente hasta que Japón le cortó el paso.
El Imperio Británico en 1914 |
Fuera del escenario europeo dos potencias periféricas presentaban semejantes orientaciones imperialistas: Estados Unidos y Japón. Pero Estados Unidos, voluntariamente aislado de la política internacional, tenía claramente delimitado su territo de influencias económica y política en América Latina, de donde había alejado a las potencias europeas siguiendo la doctrina Monroe de "América para los americanos". Por consiguiente, su imperialismo no planteaba tensiones en el ámbito de los imperialismos europeos. Japón, por su parte, volcaba su excedente demográfico y económico hacia su área natural de expansión, Extremo Oriente. Su principal rival en la zona era Rusia, a la cual ya había vencido en 1905, por lo que, de momento, había resuelto sus problemas de expansión (aunque se mantenía a la espera de poder aumentar su área de influencia en China a expensas de las de los países europeos).
Guillermo II en Tánger, en 1905 |
En su búsqueda de un espacio colonial Alemania colocó en su punto de mira a Marruecos, que mantenía su propio sultán aunque estuviera dividida entre el dominio francés (mayoritario) y español. Sus aspiraciones sobre esta zona chocaron con los intereses franceses y provocaron dos crisis internacionales: en 1905 (desembarco de Guillermo II en Tánger para declarar su apoyo a la soberanía del sultán) y en 1911 (envío de un navío de guerra alemán al puerto de Agadir). Pero, en ambos casos, el peligro de guerra por motivos coloniales fue atajado por la vía diplomática.
Nota: Esta es la 2ª entrada de una serie de 4. Para ver la anterior click aquí.
Fuente:
La Primera Guerra Mundial - María Soledad de Mateo Menéndez
Interesante esta visión que nos da sobre las causas de la IGM. Sin duda, las tensiones coloniales generadas por el Imperio Alemán para expandirse por África y Asia debieron generar gran agitación entre las grandes potenciales coloniales del momento. Al final Alemania consiguió hacerse con un considerable imperio (África Oriental Alemana, la actual Tanzania; África del Sudoeste Alemana, actual Namibia; África Occidental Alemana, actual Camerún; más una parte de NUeva Guinea y Samoa, las islas compradas a España en 1899 y alguna base en China).
ResponderEliminarUn saludo.
La autora olvida una de las tensiones fundamentales que llevó a la guerra: la tendencia/necesidad de Rusia de salir a mar abierto, o sea, la cuestión de los estrechos, que contribuyó a originar las 2 guerras balcánicas previas a la PGM. y que, al final, produjo el choque entre Rusia y Austria-Hungría
ResponderEliminarPerdón, que estoy en el curro y me ha sonado el teléfono. Luego volveré :)
ResponderEliminarEn efecto, el imperialismo como causa y sobre todo Alemania, que llegó tarde al reparto de la tarta colonial, pero no se resignaba a tener un papel secundario entre las naciones colonizadoras, de ahí la crisis de Agadir y otros percances.
ResponderEliminarUn saludo.
Pcbcarp, si te fijas en el título esta es la parte II. Quedan aún 2 entradas sobre el tema, que es muy largo para ponerlo todo en un post. Ya llegaremos a los Balcanes y todo lo demás.
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