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17 de octubre de 2010

1687: terremotos de Lima y Callao

D. Melchor de Navarra y Rocafull
Virrey del Perú
El año 1687 fue devastador para Perú. El Virreinato tembló desde el 30 de enero hasta el 2 de diciembre de ese fatídico año. Sin embargo, el sismo más trágico y de mayor intensidad tuvo lugar el 20 de octubre. En esta fecha la población limeña, aún sumida en sueños, fue sorprendida por un temblor de 8º y de larga duración alrededor de las 4 de la madrugada. El sismo, cuyo epicentro estaba en el mar, causó graves daños desde Lima hasta el Callao arrasando la costa peruana.

Gobernaba entonces en el Perú el Virrey Don Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata. La crónica histórica afirma que algunos novicios jesuitas rezaron juntos a grito pausado, durante todo el tiempo que duró el sismo. El pánico se apoderó de todos. El terrible sacudón desarticuló los edificios y torres de la ciudad. Las campanas de las iglesias tocaban por si solas y el estruendo era muy grande. Se abrieron grietas en el suelo. La gente se volcó a calles, plazas y plazuelas. Se oían gemidos y oraciones en voz alta, pidiendo perdón a Dios e invocando su misericordia. Pasado el prolongadísimo sacudón, la población comenzó a reaccionar. Los más serenos se dedicaron a rescatar a los heridos de entre los escombros. Amigos y parientes se buscaban unos a otros. El enérgico Virrey Duque de la Palata impartió de inmediato las órdenes adecuadas y la gente ya se estaba tranquilizando, cuando poco después, a las 5 y 30 de la mañana, la tierra volvió a ser sacudida por otro fortísimo y largo sismo.
Esta vez el pánico fue incontrolable. Cayeron iglesias, edificios y mansiones, y las grietas se extendieron aterradoramente.

El puerto del Callao, aparte de los estragos del sismo, sufrió las gravísimas consecuencias de un tsunami con olas de entre 5 y 10 metros de altura. Los estragos del maremoto se extendieron a lo largo de la costa comprendida entre Chancay y Arequipa. Hay constancia que este tsunami tuvo también efecto en zonas tan alejadas como las costas del Japón.

Los temblores continuaron sintiéndose a lo largo de los días siguientes. Como si todo esto fuera poco, un nuevo sismo sumamente violento se registró el 10 de noviembre de ese mismo año, prolongándose las réplicas hasta el día 2 de diciembre, día en que se agravó la situación, por haberse difundido la noticia falsa de una salida del mar. El pánico fue tal que todos abandonaron las habitaciones improvisadas que en plazas, huertos y otros parajes se habían levantado o las maltrechas viviendas que aún podían servir de refugio, y se apresuraron a ganar las alturas, creyendo que el mar cubriría Lima. Si no fuera porque el Virrey conservó la serenidad, el desastre hubiera sido mayor, pues se hallaban al acecho muchos maleantes, quienes esperaban ver la ciudad abandonaba para entregarse al saqueo. Aquel mismo día (2 de diciembre) un copioso aguacero (fenómeno muy raro en Lima) acabó por tirar a tierra los restos de las construcciones que aún se mantenían en pie. Curiosamente, después del chaparrón, los temblores cesaron de producirse de manera continua.

En el verano siguiente el Virrey hubo de dictar severísimas medidas de sanidad para contrarrestar los efectos de una gran peste que asoló la capital y zonas aledañas, epidemia que triplicó la mortandad ocasionada por los sismos.


Fuentes:
- Timerime
- Wikipedia


6 comentarios:

  1. Tremendo el suceso que azotó al Perú. Y en aquellos tiempos, el desastre multiplicaría el número de víctimas al no haber medios materiales para hacer frente a tamaña desgracia y propagarse con rapidez las epidemias.
    Saludos.

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  2. Lo peor es que esas catastrofes nunca terminan con el terremoto en sí. Luego vienen las pestes y demas consecuencias nefastas, con lo que la tragedia se multiplica.

    Feliz tarde

    Bisous

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  3. Una gran desgracia enmarcada en los años centrales del reinado de Carlos II...don Melchor tuvo una gran actuación.

    Un saludo.

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  4. Carolvs, es cierto, no había caído en que esto ocurrió en la época de Carlos II.

    Por cierto, ya estoy pensando en algo para el día señalado antes de que se nos eche el tiempo encima.

    Saludos.

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  5. Que espectáculo más dantesco: las campanas tañendo solas, la tierra abriéndose y los frailes rezando.
    Saludos.

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  6. Hola Kassiopea. Sabía que mi ciudad sufrió un terremoto aquel año, pero no que había sido tan catastrófico. Y muy curioso lo de la lluvia que dio por terminado el movimiento telúrico.

    Muy interesante tu blog.

    Saludos desde Lima.

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